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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
9
Ciencia ficción. Thriller Desarrollada en una realidad alternativa en el que la humanidad puede acceder a una tecnología que graba todo lo que ve y escucha. Puedes borrar un recuerdo o volver a él, ¿pero es ésto algo bueno...? Tercero y último de la miniserie de tres episodios independientes y autoconclusivos (con diferentes tramas y reparto) "Black Mirror" creada por Charlie Booker, antiguo crítico televisivo de "The Guardian" y artífice de "Dead Set" (2008). ... [+]
6 de agosto de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
58/22(31/03/13) Tercer y último capítulo de la impactante serie creada por Charlie Brooker, y el muy artero se guardaba su mejor bala para el final, como los grandes magos dejan su mejor truco para la conclusión, nos obsequia con un estremecedor relato sobre los celos, el amor, la obsesión, la paranoia, las mentiras, las dudas, y esto conjugado con la patología inherente al ser humano de querer grabarlo todo, a veces es mejor que la memoria idealice los momentos y no que una grabación le quite todo el glamur a nuestra filtradora mente.
En una sociedad futura, pero no demasiado, las personas llevan implantadas tras la oreja un chip (el grano) capaz de almacenar toda la información visual que entra por los ojos, pudiendo reproducir y revivir cual disco duro todo en primera persona, con la ayuda de un pequeño mando a distancia, esto tiene múltiples usos, desde por seguridad en aeropuertos, entrevistas de trabajo, o para espiar a la pareja. El protagonista es un inseguro Liam Foxwell (gran Toby Kebbel), un abogado casado y con una hija, tras una entrevista de trabajo va a una pequeña fiesta en la casa de unos amigos, allí ve a su amada esposa, Ffion (buena Jodie Whittaker), charlar con un desconocido, Jonas (buen Tom Cullen) para él, este durante la cena habla sobre la masturbación asociada a las reproducciones del chip y de cómo revivir experiencias pasadas sexuales, Liam detecta una sonrisa y una mirada hacia él de ella, y comienza a obsesionarse sobre si hay algo entre ellos dos, en el taxi de vuelta se entera de que Jonas fue una antigua pareja de ella, Liam reproduce lo vivido durante la cena para extraer más conclusiones, los celos lo afligen, la paranoia lo devora.
Este es el único episodio que no escribe Brooker, lo hace Jesse Armstrong (‘In The Loop’ o ‘Four lions’), demostrando una habilidad e inteligencia sublime, nos propone un punto de partida que explota de modo magnífico, se circunscribe a un nivel intimo, la desgarradora deconstrucción de una pareja en crisis, construyendo escenas de una fuerza y vigor extraordinario, con unos diálogos sobresalientes, con un increscendo descarnadamente dramático, la radiografía de una obcecación que utiliza como arma este chip prodigioso para revivir una y otra vez sus celos enfermizos, espléndidas estos tramos en que en solitario Liam revisiona sus dudas y retroalimenta su angustia vital. El guión abre también debate sobre los límites de la libertad personal, sobre donde están los límites de entre seguridad y privacidad, es una tenue línea que cualquier da el salto a esta distopía que tanto aroma lleva a los relatos de Philip K. Dick. El guión sabe abrir la reflexión moral de que haríamos nosotros en la situación del protagonista, sobre si nos sentiríamos cómodos en este sobregranhermanizado mundo, seriamos parte o nos rebelaríamos, francamente, no tengo una opinión definida, son complejas cuestiones que punzantemente explota el film. Sabe tocar la temática general de la serie de que los avances tecnológicos no son malos, nos ayudan a mejorar nuestra calidad de vida, lo malo es el mal uso que nuestra Condición Humnana les da.
Extasiado estoy por tanta acumulación de méritos en tan poco espacio de tiempo, lo bien aprovechados que están los poco más de 40 minutos que dura el capítulo, no me extraña que Robert Downey jr. haya comprado los derechos para hacerlo largometraje, y es que tiene la calidad de una película muy buen de cine. Empezando por un notable diseño de producción de Joel Collins (‘Guia Del Autoestopista Galáctico’) y Robyn Paiba (‘La Red Social’ o ‘Son of Rambow’) que sabe despersonalizar de vida las viviendas para emitir la aridez espiritual de los personajes, sumado a una sutil fotografía de Zac Nicholson (‘El Discurso del Rey’ o ‘Los Miserables), y a una adecuada música de Stuart Earl, manejados por el realizador Brian Welsh de manera magistral para construir una atmósfera que notamos como a medida que avanza el metraje se enrarece, resulta malsana, turbadora, incomoda, con un ritmo trepidante se suceden los hechos, un descenso al Averno de la tortura psicológica brutal, de los que te cala intensamente.
Recomendable a todos los que gusten de historias que se te clavaran en el cerebro por siempre. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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