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Voto de TOM REGAN:
3
6,4
11.846
Terror
En Francia, a comienzos de 1970, Lucie, una niña desaparecida un año antes, es vista mientras camina por una carretera. Se encuentra en estado catatónico y es incapaz de contar nada de lo que le ha sucedido. (FILMAFFINITY)
6 de diciembre de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
221/03(05/12/19) Despreciable oda a la pornografía de lo gore más desfasado, un canto abominable a la violencia gratuita, nauseabundo tributo al morbo del espectador por lo morboso, que haya gente que denomine esto como obra de culto habla muy poco en favor de la raza humana, pues que será lo siguiente? Poner un plano nadir de alguien defecando a cámara lenta sobre el objetivo de una cámara? Seguro que habría exégetas que le darían un sentido trascendental a la toma (puaj!!!). Este es un producto escrito (¿?) y dirigido por Pascal Laugier que tiene un inicio sugerente, pero esto es un espejismo para hundirnos en un relato inmundo donde solo se busca impactar con ir un poco más allá en cada tortura a la protagonista, el sadismo más vomitivo se explota en pos de intentar que el espectador sienta asco por lo que ve, el maquillaje más slasher toma la pantalla en hilo argumental nimio, que encima en su tramo final nos quieren hacer tragar con ruedas de molino dotando de espiritualidad filosófica este festival de vejaciones increscentes, una noria de la crueldad. El director parece pretender únicamente que el espectador hable de su hedionda película, no hay publicidad mala, solo publicidad que atrae a las masas. Tiene el anhelo de hablar de temas profundos como el secuestro, la tortura, el sufrimiento, la vida al borde de la muerte, la inquietud humana sobre que hay más allá, pero todo esto sobre el celuloide queda en un trampantojo naif. Añádase que hay unos personajes más planos que una mesa, por los que es nulo sentir empatía por el modo liviano en que se desenvuelven, con actitudes incoherentes, donde de la prota solo tiene sentido ver su rostro de dolor hasta perder entre moratones cualquier expresión, es un y más y más hacia la nada más absoluta. La intensidad queda cercenada en medio un salvajismo desaforado, donde solo hay cabida para querer remover estómagos débiles, donde la trama es más fina que el hilo de pescar, llegados a un punto la película se queda en el vacío y durante minutos y minutos es un aquelarre sin sentido argumental.
De niña, Lucie (Mylène Jampanoï) fue torturada por misteriosos secuestradores, y su única amiga en el manicomio fue la amable Anna (Morjana Alaoui). 15 años después, Lucie descubre a sus atormentadores, los padres de una familia perfectamente suburbana con dos hijos.
Con todo lo malo que he dicho, y me reafirmo, he de decir que engañosamente tiene un inicio intrigante que da cierto halo de esperanza, donde vemos en el prólogo a una niña, Lucie, que huye de sus captores despavorida de un sótano mugriento y ensangrentado, corre aterrada y llena de llagas, entre sombras la joven ve un ser demoniaco que la persigue (paranoia alucinatoria o realidad?). Aparecen los créditos y tras ellos una elipsis, asistimos en una casa acomodada al desayuno de una familia aparentemente común, con los padres e hijos, llaman a la puerta y es la niña del principio que ahora es una joven, porta una escopeta, y comienza a matar a todos los de la casa que no pueden escapar de su ira homicida. Luego, tras matar a todos en la residencia, llama a una amiga, Anna, ello mientras en la casa la joven asesina comienza a ser acosada por el ser demoniaco. Todo esto genera interés por intentar dar respuestas coherentes, pero tras serenarse un poco la espiral histérica hemoglobínica, hay un giro que destroza todo lo visto, desaparece el ser demoniaco, pues solo era un McGuffin estorboso, para entrar en el terreno de las vísceras, convirtiéndose en un metraje agotador y sin más ínfula que desear que el que la ve se sienta envuelto en el peor de los sentidos voyeures. Todo lo medio-construido hasta entonces cae para transformarse en una feria gore donde los personajes pasan a ser perchas sin alma. Todo para desembocar en un final pedante que desea dar sentido a todo lo visto, queriendo justificar que era necesario sintiéramos parte de lo que la protagonista ha sentido para entender, y esto no es más que una patraña ponzoñosa. Este es un producto huero de contenido, en el que aquel que hable de él lo hará por lo gore (spoiler), no por su pseudo místico final (Puaj!!!).
De niña, Lucie (Mylène Jampanoï) fue torturada por misteriosos secuestradores, y su única amiga en el manicomio fue la amable Anna (Morjana Alaoui). 15 años después, Lucie descubre a sus atormentadores, los padres de una familia perfectamente suburbana con dos hijos.
Con todo lo malo que he dicho, y me reafirmo, he de decir que engañosamente tiene un inicio intrigante que da cierto halo de esperanza, donde vemos en el prólogo a una niña, Lucie, que huye de sus captores despavorida de un sótano mugriento y ensangrentado, corre aterrada y llena de llagas, entre sombras la joven ve un ser demoniaco que la persigue (paranoia alucinatoria o realidad?). Aparecen los créditos y tras ellos una elipsis, asistimos en una casa acomodada al desayuno de una familia aparentemente común, con los padres e hijos, llaman a la puerta y es la niña del principio que ahora es una joven, porta una escopeta, y comienza a matar a todos los de la casa que no pueden escapar de su ira homicida. Luego, tras matar a todos en la residencia, llama a una amiga, Anna, ello mientras en la casa la joven asesina comienza a ser acosada por el ser demoniaco. Todo esto genera interés por intentar dar respuestas coherentes, pero tras serenarse un poco la espiral histérica hemoglobínica, hay un giro que destroza todo lo visto, desaparece el ser demoniaco, pues solo era un McGuffin estorboso, para entrar en el terreno de las vísceras, convirtiéndose en un metraje agotador y sin más ínfula que desear que el que la ve se sienta envuelto en el peor de los sentidos voyeures. Todo lo medio-construido hasta entonces cae para transformarse en una feria gore donde los personajes pasan a ser perchas sin alma. Todo para desembocar en un final pedante que desea dar sentido a todo lo visto, queriendo justificar que era necesario sintiéramos parte de lo que la protagonista ha sentido para entender, y esto no es más que una patraña ponzoñosa. Este es un producto huero de contenido, en el que aquel que hable de él lo hará por lo gore (spoiler), no por su pseudo místico final (Puaj!!!).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Puedo entender que Anna ayude a su amiga a limpiar la escena del crimen, pero tras encontrar la mazmorra con la joven con el arco en el cráneo lo lógico hubiera sido llamar a la policía y no quedarse ella a ejercer de sádica cirujana y extraerle los remaches. Pero buscarle sentido a este show del horror atávico es perder el tiempo.
O sea, que al final esta Lo recordará por ver a una chica con un arco de metal en la cabeza grapado con remaches al cráneo y sacándoselo Anna; Y por supuesto por ver a Anna despellejada.
logia que mantiene a chicas jóvenes (porque lo de la misoginia y no hay hombres?) torturándolas has llevarlas al abismo de la muerte es para que estos mártires les cuenten a la gurú de la secta que ven en ese filo, haciéndonos ver que estos sádicos no buscan víctimas, sino Santas, menuda gilipoyez. Tiene tantos agujeros esta idea… como porque no cogen a enfermos de cáncer terminal para preguntarles; o porque el moribundo que ellos han torturado les va a decir la verdad; O porque todos los que estén al filo de la letalidad van a sentir lo mismo; o porque… porque perder más tiempo con esta bazofia hardcore.
Una leyenda nos informa que la palabra "mártir" se deriva del griego como testigo, lo que sugiere que una de estas damiselas eventualmente verá el cielo y alcanzará el nirvana.
Recomendable a los incondicionales de la pornografía gore, aunque a estos antes le aconsejaría ir a un psicólogo. Fuerza y honor!!!
O sea, que al final esta Lo recordará por ver a una chica con un arco de metal en la cabeza grapado con remaches al cráneo y sacándoselo Anna; Y por supuesto por ver a Anna despellejada.
logia que mantiene a chicas jóvenes (porque lo de la misoginia y no hay hombres?) torturándolas has llevarlas al abismo de la muerte es para que estos mártires les cuenten a la gurú de la secta que ven en ese filo, haciéndonos ver que estos sádicos no buscan víctimas, sino Santas, menuda gilipoyez. Tiene tantos agujeros esta idea… como porque no cogen a enfermos de cáncer terminal para preguntarles; o porque el moribundo que ellos han torturado les va a decir la verdad; O porque todos los que estén al filo de la letalidad van a sentir lo mismo; o porque… porque perder más tiempo con esta bazofia hardcore.
Una leyenda nos informa que la palabra "mártir" se deriva del griego como testigo, lo que sugiere que una de estas damiselas eventualmente verá el cielo y alcanzará el nirvana.
Recomendable a los incondicionales de la pornografía gore, aunque a estos antes le aconsejaría ir a un psicólogo. Fuerza y honor!!!