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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
4
Drama Historia de un matrimonio (Ilona y Lauri) cuya relación y dignidad son puestas a prueba por los duros golpes de la vida. La pareja no suele correr riesgos y vive en un modesto apartamento de alquiler. Pero Ilona (Kati Outinen) pierde su empleo como camarera en el restaurante Dubrovnik, en Helsinki. Por si esto fuera poco, acaba enterándose de que Lauri (Kari Väänänen) ya hace un mes que ha sido despedido de su trabajo como conductor de tranvía. (FILMAFFINITY) [+]
5 de septiembre de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
233/21(22/08/23) Con este realizador finés, Aki Kaurismäki, el más aclamado del país nórdico, vuelvo a toparme con la realidad de que me es un tipo de cine que me aburre, toda su filmografía parece estar cortada por el mismo patrón de personajes grises, inexpresivos, seres patéticos, perdedores que no hacen más que sucederles desgracias, todo filmado de modo estático, sin atractivo alguno, metiendo sin ton ni son termas musicales incidentales, mayormente country, en desarrollos plomizos, donde los roles hablan entre muy poco y nada, todos lacónicos, reflejando una nación báltica más que gélida, y siempre con un tufillo a izquierdismo que me resulta impostado, pues Finlandia es de los países donde mejor se vive del mundo, con un estado del bienestar mejor, sin embargo el cineasta siempre expone una sociedad deprimente, pesimista, macilenta, un microcosmos donde la alegría parece un bien escaso. Este que me ocupa ha sido editada, escrita, producida y dirigida por el ínclito Kaurismäki, al parecer primera de la trilogía finlandesa de Kaurismäki, las otras dos películas son “El hombre sin pasado” y “Luces al atardecer”. Para una historia plana, simplista hasta resultar cansina, a pesar de que no dura mucho termina pro hacerse agónica. Un matrimonio que vive al día (han comprado una tele a plazos) se queda cada uno de ellos sin trabajo casi a la misma vez, e intentan cada uno encontrar nuevo empleo en su campo, él en la conducción, y ella en la hostelería, pero cada nuevo intento fracasa, así de sencillo y poco más. Entre medias más y más sin sabores, al final intentan arriesgarlo todo por un proyecto ambicioso. Tenemos unas actuaciones pesarosas, no parecen sentir o padecer, un puñado de situaciones ridículas como la forma en que el marido se queda sin trabajo y para colmo no quiere el subsidio de desempleo, de mear y no echar gota, tenemos a ella trabajando de hostelera-orquesta, tiene que hacer de camarera y cocinera y se supone tenemos que reírnos cuando lo escenifica. Con cosas como esta me pregunto si es que no se baja mucho el listón con este cineasta, es como si jugara con otro baremo, y lo digo por que esta, como la mayoría de pelis de este Aki, son loadas cual grandioso cine, cuando son peñazos sin fuste alguno, sin chispa. Es un cien que transpira todo lo contrario a frescura, es artificioso, no se empatiza con unos seres más lisos que un folio, el ritmo es entre lento y letárgico, las emociones son nulas, siendo rodada en planos generales, cual si estuviéramos en el cine mudo primitivo. Todo para desembocar en un final acomodaticio, sin valentía para dar calado.

Tiene un arranque disonante con una escena en un restaurante donde el cocinero es un borracho que se ha vuelto violento y acaba el jefe de camareros herido, y esto seguro Aki pretende nos haga partirnos la caja de risa (¿?). Ocurriendo parte de la acción de este tramo fuera de pantalla, pero sin chispa alguna, es como si le hubieran extirpado cualquier sensación de sensación al metraje. Tras ello la trama contada de personajes grises en busca de curro, donde se hace leña del capitalismo, primero por cómo se despide a los buenos trabajadores, luego cuando en las entrevistas de empelo ‘humillan’ a la protagonista diciendo que es muy mayor para camarera (tiene 38 años), un jefe termina por no pagar a su empleada, y ni siquiera la ha dado de alta, un banco (no podía faltar la crítica a los ‘facinerosos’ banqueros) niega un crédito a la protagonista para su sueño, y para colmo está el nombre que dan a un restaurante (Empleo), ah, y la llamada telefónica que hace dar sentido al final es nada menos que de un Sindicato, Y es que el mensaje es directo, el capitalismo no mola, el proletariado sí.

‘La película está dedicada a Matti Pellonpää (niño pequeño en una foto) que se suponía que iba a protagonizar la película, pero lamentablemente murió antes de que comenzaran a filmarla.’

Seleccionada como la entrada finlandesa a la Mejor Película en Lengua Extranjera en los Oscar, no fue aceptada como nominada.

Soy duro y seguramente volveré a ver otro film de este director tedioso como pocos, me queda en mi particular ciclo de las mejor valoradas del cineasta “Contraté a un asesino a sueldo”. Mi cinefilia es así de sadomasoquista a veces. Gloria Ucrania!!!
TOM REGAN
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