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Voto de TOM REGAN:
7
5,8
8.628
Aventuras. Drama. Bélico. Romance
Aventura épica ambientada cuatro años después de la batalla de Gallipoli de 1915, en Turquía, un país inmerso en plena Primera Guerra Mundial. Tras perder a su desconsolada esposa, el granjero australiano Connor viaja a Estambul para descubrir qué ha pasado con sus tres hijos, todos declarados años atrás desaparecidos en combate. Durante su búsqueda forja una relación con una hermosa mujer turca, propietaria del hotel en el que se ... [+]
23 de abril de 2015
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
74/10(21/04/15) Prometedor debut en la dirección del neozelandés Russell Crowe, se le denota sensibilidad, ganas de agradar, pretensiones, rueda con buen gusto, aunque desequilibrios, conjuga en un relato épico, el drama, la acción, la aventura, el romance en una historia de eminente carácter antibelicista, con un argumento con claro sabor humanista, en donde Crowe enfrenta a diferentes bandos, enemigos en el pasado, alejados por miles de kilómetros, culturas diferentes, pero unidos por el dolor de la pérdida en el campo de batalla, este elemento es el mejor manejado por el novel realizador, hermanando a dos comunidades en dos personajes, Joshua y Hasan, son en la otras vertientes donde Crowe patina, la subtrama romántica se nota metida con calzador, totalmente prescindible, tampoco la acción es bien manejada, quedando algo torpes estos momentos. Este es un film hecho con la pretensión de homenajear en el Centenario a los Anzac caídos en la batalla de Gallipoli, más de 8000, que se conmemora el 25 de abril de 1915. Sinopsis omitida por falta de espacio.
El guión de Andrew Anastasios y Andrew Knight, se basa en el libro del mismo nombre del propio Anastasio y su esposa Dr. Meaghan Wilson-Anastasios, el escritor Andrew mezcla experiencias de su vida, estuvo haciendo estudios de arqueología en Turquía (allí conoció a su esposa) o que su padre era zahorí, con la raíz de la historia, y es que estaba documentándose sobre un trabajo sobre la historia de Australia cuando encontró una carta del oficial de alto rango Cyril Hughes, encargado de recuperar y enterrar los cavadores del campo de batalla en Gallipoli, en ella leyó <Un viejo amigo logró llegar desde Australia, en busca de la tumba de su hijo>, y esta semilla germinó en el libro y después en el guión. El resultado final es un híbrido entre “Salvar al soldado Ryan”, “Largo domingo de noviazgo” y “Gallipoli”, de esta última se puede considerar una especie de segunda parte.
Crowe en su primera obra expone un buen sentido del ritmo, no cae en la megalomanía de al contar una historia épica tener que hacer un metraje megaextenso, no llega a las dos horas. Es una cinta que toca temas universales, como el dolor por la pérdida, las relaciones paterno-filiales, la dignidad, el machismo cultural, el antibelicismo, los sentimientos de culpa, la amistad por encima de las barreras nacionales, y sobre todo el perdón, todo tratado con sensibilidad. En el film se entrecruzan varias intrahistorias la principal, la de la formación de la nueva nación turca nacida tras la Gran Guerra, y la de Ayshe, mujer abocada por tradición a casarse con su cuñado tras la muerte de su esposo, esta la más débil, además de muy previsible se hace En algunos mementos demasiado edulcorada (azucarada la escenita salpicándose agua en la fuente, y no apta a diabéticos la de las velas). La cinta aborda con equidistancia y sin manierismos el choque de la cultura de un australiano en una Turquía eminentemente musulmana, una visión respetuosa donde no caben los buenos y malos, nos muestran la Guerra como un hecho donde todos tienen muertos y donde el dolor no es patrimonio de un solo bando, en este sentido la parte de más calado emocional de la narración es la espléndida relación entre Hasan y Joshua, muy construida y delineada, con diálogos brillantes, exudando camaradería y comprensión. En su primera mitad está lo más destacable, con un arranque estimulante, con el “asalto” turco a las trincheras aliadas en Gallipoli, resulto de modo sorprendente, para después trasladarnos a Australia, con una secuencia de marcado carácter naturalista, exhibiendo el tono místico del protagonista, un zahorí en su labor de encontrar agua, muy bien presentado, con sus métodos cuasi-chamanes, y con la excavación del pozo, muy bien rodado, luego está el encuentro con su trastornada mujer, con diálogos mordaces, vemos la escena catárquica del suicidio, la agria charla con un sacerdote, donde queda patente una ácida crítica al papanatismo religioso, vemos una escena con reminiscencias fordianas en que el protagonista charla con la tumba de su esposa, saltamos a Turquía y se produce una divertida persecución por las abarrotadas calles de Estambul, resulta de forma inesperada, se produce el paréntesis pasteloso del encuentro entre Ayshe y Joshua, tras algún vaivén, Joshua llega a Gallipoli, produciéndose un bello tramo donde se respira el aire trágico de un lugar muy espiritual, y se da el encuentro clave en el film, Hasan con Joshua, la verdadera salsa del relato, también se produce un álgido tramo en el flash-back de la tormenta de arena en Australia, brillante, a partir de que el protagonista vuelve a Estambul, el nivel de la historia baja, derivando en algunos momentos frágiles de analizar, cayendo en tópicos y clichés, el empalagoso romance y lo de villanos y buenos, donde los malos son los griegos y los bienhechores los demás. Bueno en este caso se nota cierto trazo grueso, en el de estereotipar a los personajes, los australianos valientes y tozudos, los turcos honorables, los ingleses petulantes y pomposos, y los susodichos griegos meras caricaturas malvadas.
En el lado negativo hay algún elemento más, como el uso un tanto artificioso del libro de aventuras “"Las mil y una noches", orgánicamente metido con calzador, también me queda arto forzado lo de tener que suspender la credibilidad con lo de que el zahorí no solo descubre agua, si no que es capaz en un campo de decenas de miles de muertos descubrir sensorialmente donde están los cuerpos de sus hijos, ala, con dos... me chirría, debería este recurso haberse manejado con más tino.... (continua en spoiler sin)
El guión de Andrew Anastasios y Andrew Knight, se basa en el libro del mismo nombre del propio Anastasio y su esposa Dr. Meaghan Wilson-Anastasios, el escritor Andrew mezcla experiencias de su vida, estuvo haciendo estudios de arqueología en Turquía (allí conoció a su esposa) o que su padre era zahorí, con la raíz de la historia, y es que estaba documentándose sobre un trabajo sobre la historia de Australia cuando encontró una carta del oficial de alto rango Cyril Hughes, encargado de recuperar y enterrar los cavadores del campo de batalla en Gallipoli, en ella leyó <Un viejo amigo logró llegar desde Australia, en busca de la tumba de su hijo>, y esta semilla germinó en el libro y después en el guión. El resultado final es un híbrido entre “Salvar al soldado Ryan”, “Largo domingo de noviazgo” y “Gallipoli”, de esta última se puede considerar una especie de segunda parte.
Crowe en su primera obra expone un buen sentido del ritmo, no cae en la megalomanía de al contar una historia épica tener que hacer un metraje megaextenso, no llega a las dos horas. Es una cinta que toca temas universales, como el dolor por la pérdida, las relaciones paterno-filiales, la dignidad, el machismo cultural, el antibelicismo, los sentimientos de culpa, la amistad por encima de las barreras nacionales, y sobre todo el perdón, todo tratado con sensibilidad. En el film se entrecruzan varias intrahistorias la principal, la de la formación de la nueva nación turca nacida tras la Gran Guerra, y la de Ayshe, mujer abocada por tradición a casarse con su cuñado tras la muerte de su esposo, esta la más débil, además de muy previsible se hace En algunos mementos demasiado edulcorada (azucarada la escenita salpicándose agua en la fuente, y no apta a diabéticos la de las velas). La cinta aborda con equidistancia y sin manierismos el choque de la cultura de un australiano en una Turquía eminentemente musulmana, una visión respetuosa donde no caben los buenos y malos, nos muestran la Guerra como un hecho donde todos tienen muertos y donde el dolor no es patrimonio de un solo bando, en este sentido la parte de más calado emocional de la narración es la espléndida relación entre Hasan y Joshua, muy construida y delineada, con diálogos brillantes, exudando camaradería y comprensión. En su primera mitad está lo más destacable, con un arranque estimulante, con el “asalto” turco a las trincheras aliadas en Gallipoli, resulto de modo sorprendente, para después trasladarnos a Australia, con una secuencia de marcado carácter naturalista, exhibiendo el tono místico del protagonista, un zahorí en su labor de encontrar agua, muy bien presentado, con sus métodos cuasi-chamanes, y con la excavación del pozo, muy bien rodado, luego está el encuentro con su trastornada mujer, con diálogos mordaces, vemos la escena catárquica del suicidio, la agria charla con un sacerdote, donde queda patente una ácida crítica al papanatismo religioso, vemos una escena con reminiscencias fordianas en que el protagonista charla con la tumba de su esposa, saltamos a Turquía y se produce una divertida persecución por las abarrotadas calles de Estambul, resulta de forma inesperada, se produce el paréntesis pasteloso del encuentro entre Ayshe y Joshua, tras algún vaivén, Joshua llega a Gallipoli, produciéndose un bello tramo donde se respira el aire trágico de un lugar muy espiritual, y se da el encuentro clave en el film, Hasan con Joshua, la verdadera salsa del relato, también se produce un álgido tramo en el flash-back de la tormenta de arena en Australia, brillante, a partir de que el protagonista vuelve a Estambul, el nivel de la historia baja, derivando en algunos momentos frágiles de analizar, cayendo en tópicos y clichés, el empalagoso romance y lo de villanos y buenos, donde los malos son los griegos y los bienhechores los demás. Bueno en este caso se nota cierto trazo grueso, en el de estereotipar a los personajes, los australianos valientes y tozudos, los turcos honorables, los ingleses petulantes y pomposos, y los susodichos griegos meras caricaturas malvadas.
En el lado negativo hay algún elemento más, como el uso un tanto artificioso del libro de aventuras “"Las mil y una noches", orgánicamente metido con calzador, también me queda arto forzado lo de tener que suspender la credibilidad con lo de que el zahorí no solo descubre agua, si no que es capaz en un campo de decenas de miles de muertos descubrir sensorialmente donde están los cuerpos de sus hijos, ala, con dos... me chirría, debería este recurso haberse manejado con más tino.... (continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Tampoco Crowe es muy ducho en la construcción de las escenas de acción, con demasiados efectos de cámara, slows, zooms, regularmente salpicados, la lucha bélica del flash-back en Gallipoli me resulta muy pobre, hermana bastarda de las de “Sin novedad en el frente o “Senderos de gloria”, desangeladas y poco creíbles, o la recreación inverosímil de los hijos de Joshua en la batalla, chirriante, y es que Crowe se muestra torpe en el uso de los flash-backs, quizás como primerizo está inseguro y debe remarcar la historia con machacones retrocesos al pasado que con más pericia se podría haber ahorrado, a estas inseguridades achaco el mal manejo de la música, decide sobreexponerla para enfatizar artificialmente algunos diálogos, tampoco en la secuencia en Anatolia del tren, del enfrentamiento entre Griegos y turcos deja buenas sensaciones, con un final para el tramo un tanto sonrojante, y es que es en la segunda parte donde Crowe parece dejarse ir, con final aturullado, nada convincente. A estas taras añado que no se mencione nada del Genocidio Armenio, los turcos durante la Gran Guerra perpetraron el primer Holocausto del SXX, más de un millón de armenio-cristianos fueros deportados y asesinados por el ejército turco, tomandolos como chivos expiatorios por su desastre en la Guerra contra Rusia, se lo achaco a que los turcos dieron facilidades para el rodaje en su país, seguro no hubieran dejado si se menciona algo de lo que ellos no reconocen haber hecho.
La puesta en escena resulta notabilísima, con un gran uso de escenarios, con un sugestivo diseño de producción de Chris Kennedy (“La carretera””, “La proposición” o “Lawless”), rodando en Australia y Turquía, estos lares maximizados por la bella fotografía de Andrew Lesnie (toda la saga “El Señor de los anillos” y “El Hobbit”), en los tramos australianos juega con la luz, con tonos ocres, con contraluces, captando la grandeza y hermosura de la tundra australiana, con tomas muy lindas, espectacular en la secuencia de la tormenta de polvo, también experimenta con las sugerentes puestas de sol, los cielos infinitos, con tomas cenitales estupendas, un gran pilar este elemento, resaltando la aridez de un lugar muerto como Gallipoli.
Russell Crowe en su vertiente actor deja una actuación muy sentida, con carisma, enjundia, peso, sin sobreactuar, derrocha personalidad y empatía, un tipo con un aura espiritual, pero que a la vez dejó de creer en Dios tras la muerte de sus hijos, es un hombre atormentado por el peso de la culpa de no haber sabido cuidar de sus hijos, que empr4ende un viaje buscando la redención personal, muy bueno. El actor y director turco Yilmaz Erdogan, es la grata sorpresa del film, maravilloso desde el inicio salvaguardando al niño en la batalla, dota de matices y humanidad a su rol, consiguiendo opacar por momentos a Crowe con una formidable interpretación. Olga Kurylenko expone una tremenda belleza, encanto, simpatía, tiene química con Crowe, pero es un personaje meramente comercial, para aportar un romance, se nota incrustada alevosamente. Steve Bastoni como el cuñado de Ayshe deja un buen poso con rol que no cae en el histrionismo guiñolesco, en sus pocos momentos lo dota de alma y tridimensionalidad. El chico Dylan Georgiades, en su debut en cine deja un gran magnetismo con la cámara, en algún momento se pasa de rosca de cariñoso.
Sumado lo bueno y no tanto me queda una buena propuesta, entretenida, humanista y esperanzadora de director primerizo, no es Welles o Laughton en sus operas primas pero deja buenas sensaciones. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/04/el-maestro-del-agua.html
La puesta en escena resulta notabilísima, con un gran uso de escenarios, con un sugestivo diseño de producción de Chris Kennedy (“La carretera””, “La proposición” o “Lawless”), rodando en Australia y Turquía, estos lares maximizados por la bella fotografía de Andrew Lesnie (toda la saga “El Señor de los anillos” y “El Hobbit”), en los tramos australianos juega con la luz, con tonos ocres, con contraluces, captando la grandeza y hermosura de la tundra australiana, con tomas muy lindas, espectacular en la secuencia de la tormenta de polvo, también experimenta con las sugerentes puestas de sol, los cielos infinitos, con tomas cenitales estupendas, un gran pilar este elemento, resaltando la aridez de un lugar muerto como Gallipoli.
Russell Crowe en su vertiente actor deja una actuación muy sentida, con carisma, enjundia, peso, sin sobreactuar, derrocha personalidad y empatía, un tipo con un aura espiritual, pero que a la vez dejó de creer en Dios tras la muerte de sus hijos, es un hombre atormentado por el peso de la culpa de no haber sabido cuidar de sus hijos, que empr4ende un viaje buscando la redención personal, muy bueno. El actor y director turco Yilmaz Erdogan, es la grata sorpresa del film, maravilloso desde el inicio salvaguardando al niño en la batalla, dota de matices y humanidad a su rol, consiguiendo opacar por momentos a Crowe con una formidable interpretación. Olga Kurylenko expone una tremenda belleza, encanto, simpatía, tiene química con Crowe, pero es un personaje meramente comercial, para aportar un romance, se nota incrustada alevosamente. Steve Bastoni como el cuñado de Ayshe deja un buen poso con rol que no cae en el histrionismo guiñolesco, en sus pocos momentos lo dota de alma y tridimensionalidad. El chico Dylan Georgiades, en su debut en cine deja un gran magnetismo con la cámara, en algún momento se pasa de rosca de cariñoso.
Sumado lo bueno y no tanto me queda una buena propuesta, entretenida, humanista y esperanzadora de director primerizo, no es Welles o Laughton en sus operas primas pero deja buenas sensaciones. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/04/el-maestro-del-agua.html