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Voto de TOM REGAN:
8
7,1
1.928
Drama
En septiembre de 1793, el Comité de Salud Pública, instigado por Robespierre, instaura el "Terror". El hambre reaparece y con ella la revuelta: las cabezas ruedan. Danton regresa a París para oponerse a Robespierre: es el choque entre dos políticos irreconciliables, entre dos fuertes personalidades. La película narra los últimos días de Georges-Jacques Danton: su proceso y su ejecución en la guillotina, junto a sus amigos, por orden del ... [+]
27 de julio de 2017
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
149/14(15/07/17) Notable film franco-polaco realizado por el combativo Andrzej Wajda, encargada por el gobierno galo de François Mitterrand para celebrar la Revolución, un guantazo a la mano que da de comer, el director lejos de crear una oda a los hechos compone incisiva crítica a la Revolución Francesa, no a sus motivaciones, pero si a su sanguinaria evolución. Epítome de la perversión de la revolución es el pérfido Robespierre, frente a la tabla rasa que pretendía su antagonista Danton, edificando el metraje un duelo de ideas entre los dos iconos. El guión de Jean-Claude Carrière (“Cyrano de Bergerac”), con aportaciones del propio director, y de los polacos Agnieszka Holland (“Europa, Europa”), Boleslaw Michalek (“Un amor en Alemania”), y Jacek Gasiorowski (“Tak tak”), adaptan una obra de teatro “L'Affaire Danton” (escrita entre 1925 y 1929) del dramaturgo también polaco Stanisława Przybyszewska, que Wajda transforma en obra alegórica (él lo negó sin éxito), entre lo que sucedía en la Francia de la primavera del Terror que retrata y su Polonia natal del momento 1982, traza evidentes paralelismos entre las dos situaciones, mostrando un París opresivo, inquisitivo, tiránico, de juicios sumarísimos, intolerantes a las ideas contestarías, esto evocando la Polonia del momento en que el sindicato Solidaridad tenía presos a sus líderes, tejiendo analogías históricas entre Lech Walesa (líder de Solidarnosc [Solidaridad]) cual Danton, desencantado con los derroteros de la revolución, pero firme en sus convicciones de rebelarse contra estos, frente a él Wojciech Witold Jaruzelski (General polaco que gobernó Polonia con mano de hierro de 1981 a 1989), responsable de la introducción de la Ley Marcial en 1981, donde este para mantener su poder y control total sobre la nación impone un régimen del Terror, durante cuyo dictadura comunista la muerte de más de 250 personas y alrededor de 10.000 detenidos y presos políticos, más un número indeterminado de desaparecidos y miles de exiliados, convirtiendo a Danton el director en la voz del pueblo polaco, el que desafía al poder tiránico (La película no se estrenó en Polonia hasta 1989). Septiembre de 1793, el Comité de Salud Pública, instigado por Robespierre, instaura el "Terror", ante la parálisis y el sin rumbo de la Revolución se imponen purgas sumarísimas para sembrar el miedo a las opiniones contestarías, a través de esto Wajda hace un relato in medias res, en plena vorágine nos muestra (como bien dice Danton) la revolución se convirtió en una Saturno devorando a sus hijos. La cinta resulta una potente radiografía sobre la libertad, en una deconstrucción de la revolución, de cómo el poder corrompe (El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente [Lord Acton, 1887]), de cómo los límites entre el adanismo y la justicia social se difuminan en mentes obsesivas, y mediante esto se nos traslada que la Condición Humana está condenada a repetir errores.
Cinta con ritmo constante, diálogos afilados, escenas electrizantes, actuaciones excelentes, se desarrolla de modo pétreo, estupendo lienzo histórico de un periodo clave en la Historia de la Humanidad, hecho crucial como la revolución de Francia empezó con nobles ideales de Libertad, Igualdad, y Fraternidad, como el paso del tiempo se fue degradando hacia una dictadura cruenta e intolerante contra las ideas disidentes. Para intentar detener este régimen guillotinesco liderado por Maximilien Robespierre vuelve a París Danton, aun cuando era aconsejado por sus amigos huyera del país ante el latente peligro que se cernía sobre su cuello, ejemplificando la máxima de la Revolución devorada por la Revolución. En esto tiene su núcleo el relato, el choque de los dos Titanes jacobinos que la promovieron, dos amigos que gradualmente se fueron distanciando en sus visiones futuras del trayecto revolucionario, Robespierre y Danton: El primero hombre fuerte del órgano (Comité de Salud Pública), gobernaba la nación, enjuto, temeroso, dubitativo, taciturno, reflexivo, frío, representante de la burguesía, maquiavélico valedor de los principios democráticos (libertad, igualdad, fraternidad), retorcido adalid de la pureza revolucionaria, que en su cruzada sagrada por la justicia social lleva a Francia a la autarquía, dándose la paradoja que huyendo de la tiranía monárquica la meta esta en la dictadura republicana, del absolutismo regio a otro civil, embarcándose en una espiral asesina, valiéndose de manipulaciones, chantajes, sobornos, mentiras, traiciones, prevaricación, todo por el pueblo sin el pueblo; En el otro lado del cuadrilátero es Georges Jacques Danton, todo lo contrario a su oponente, grandullón, enérgico, visceral, valiente, seguro de sí mismo, la voz del pueblo raso, de verborrea fácil, demagogo (instauró lo Tribunales Revolucionarios, artífices del inicio del Terror), chabacano, tiene y se sabe con el apoyo popular, y lo aprovecha, pero capaz de ver que la dirección de la revolución es un caballo desbocado que hay que intentar reconducir por la serenidad y la moderación, no por la vía revanchista sanguinolenta que han tomado los robespierristas, orador enfervorecido y colérico irradia carisma y arrojo, como en sus tsunámicas alocuciones durante el juicio.
Se puede ver el relato como una alegoría cristiana, Danton puede ser Jesús en sus últimos días y París la Jerusalén del año 33: Danton sabe su vuelta a París puede ser su muerte, y lo acepta por el bien de intentar dar su visión de lo que debe ser la revolución (cual Jesús sabiendo será crucificado y lo acepta por el bien de la humanidad); Danton entra en la capital en loor de multitudes (cual Jesús en el domingo de Pascua); Robespierre viene a ser el Poncio Pilatos, el que a su pesar es capaz de condenar a muerte al “Mesías” Danton, sabedor de que puede ser un gran error; Danton renace alegóricamente tras su muerte, su espíritu y sus ideas implosionaran para acabar con el régimen del Terror (cual Jesús en su resurrección).
Cinta con ritmo constante, diálogos afilados, escenas electrizantes, actuaciones excelentes, se desarrolla de modo pétreo, estupendo lienzo histórico de un periodo clave en la Historia de la Humanidad, hecho crucial como la revolución de Francia empezó con nobles ideales de Libertad, Igualdad, y Fraternidad, como el paso del tiempo se fue degradando hacia una dictadura cruenta e intolerante contra las ideas disidentes. Para intentar detener este régimen guillotinesco liderado por Maximilien Robespierre vuelve a París Danton, aun cuando era aconsejado por sus amigos huyera del país ante el latente peligro que se cernía sobre su cuello, ejemplificando la máxima de la Revolución devorada por la Revolución. En esto tiene su núcleo el relato, el choque de los dos Titanes jacobinos que la promovieron, dos amigos que gradualmente se fueron distanciando en sus visiones futuras del trayecto revolucionario, Robespierre y Danton: El primero hombre fuerte del órgano (Comité de Salud Pública), gobernaba la nación, enjuto, temeroso, dubitativo, taciturno, reflexivo, frío, representante de la burguesía, maquiavélico valedor de los principios democráticos (libertad, igualdad, fraternidad), retorcido adalid de la pureza revolucionaria, que en su cruzada sagrada por la justicia social lleva a Francia a la autarquía, dándose la paradoja que huyendo de la tiranía monárquica la meta esta en la dictadura republicana, del absolutismo regio a otro civil, embarcándose en una espiral asesina, valiéndose de manipulaciones, chantajes, sobornos, mentiras, traiciones, prevaricación, todo por el pueblo sin el pueblo; En el otro lado del cuadrilátero es Georges Jacques Danton, todo lo contrario a su oponente, grandullón, enérgico, visceral, valiente, seguro de sí mismo, la voz del pueblo raso, de verborrea fácil, demagogo (instauró lo Tribunales Revolucionarios, artífices del inicio del Terror), chabacano, tiene y se sabe con el apoyo popular, y lo aprovecha, pero capaz de ver que la dirección de la revolución es un caballo desbocado que hay que intentar reconducir por la serenidad y la moderación, no por la vía revanchista sanguinolenta que han tomado los robespierristas, orador enfervorecido y colérico irradia carisma y arrojo, como en sus tsunámicas alocuciones durante el juicio.
Se puede ver el relato como una alegoría cristiana, Danton puede ser Jesús en sus últimos días y París la Jerusalén del año 33: Danton sabe su vuelta a París puede ser su muerte, y lo acepta por el bien de intentar dar su visión de lo que debe ser la revolución (cual Jesús sabiendo será crucificado y lo acepta por el bien de la humanidad); Danton entra en la capital en loor de multitudes (cual Jesús en el domingo de Pascua); Robespierre viene a ser el Poncio Pilatos, el que a su pesar es capaz de condenar a muerte al “Mesías” Danton, sabedor de que puede ser un gran error; Danton renace alegóricamente tras su muerte, su espíritu y sus ideas implosionaran para acabar con el régimen del Terror (cual Jesús en su resurrección).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Llama la atención el modo en que Wajda ha dividido a los dos grupos némesis, los dantonistas con Depardieu a la cabeza, todos intérpretes franceses, y en el bando de los robespierristas, con Wojciech Pszoniak, todos polacos, remarcando aún más las similitudes con el contexto político de los 80 en Polonia.
Encuentro la tara de que el realizador parece que el espectador deba venir ya de casa con la lección de Historia aprendida, in media res, no hay información alguna sobre el antes, ni siquiera el clásico rotulo sobreimpresionado, como se ha llegado a esa situación, simplemente estamos ahí, en medio del Terror, con lo que al espectador medio le puede costar entender los diferentes frentes en disputa, sus motivaciones, y acciones.
En el guión hay cabida a la crítica a Danton, no se atiene a deidificarlo en una hagiografía, se le retrata con aristas, debilidades, defectos, se hace mención a su gusto por el hedonismo, su lujuria con las mujeres, su moral distraída con los sobornos, incluso entona el mea culpa por haber sido co-participe de la génesis del Terror, aunque se pule algo su carácter al no mencionar que en 1793 propulsó a turbas de linchamiento (cuando aún no existía este termino) para irrumpir en las prisiones parisinas y asesinar todos a los que se creyeran contra-revolucionarios, que murieran inocentes de esto es solo daño colateral (ataque de ironía).
Gerard Depardieu está sensacional, coloso, físicamente como con su arrollador carácter jovial y extrovertido, de una intensidad e histrionismo muy acorde con el personaje, su facilidad para apabullar durante el juicio con su labia es toda una lección de contundencia actoral, después de verlo no te puedes imaginar a otro en su rol, perfecta antítesis del reptiliano Robespierre; Wojciech Pszoniak (actor fetiche de Wajda) realiza una imperial encarnación del sibilino Robespierre, con ese físico demacrado, pálido, lástima del hándicap de estar doblado, aun así denota energía, vigor, y todo con una tremenda mesura, emitiendo la inseguridad del personaje que parece en caída libre y lo sabe, retratado con alma y alejado de la caricatura, aunque claramente el villano de la función, lo muestra con inteligencia, maestro de marionetas, pero amigo de sus amigos, ejemplo cuando lo vemos intentar salvar a Camille Desmoulins, o en la reunión con Danton, donde los dos hacen saltar chispas con sus dos diferentes estilos de actuación; Patrice Chéreau da bien con el fiel amigo de Danton, Camille; Boguslaw Linda como Saint Just queda un poco plano en su maldad intrínseca.
Puesta en escena altamente notable en su recreación histórica, fenomenal diseño de producción de Allan Starski (“La lista de Schindler”), rodándose en Francia (en mi blog aparecen los lugares), esto bajo la fotografía de Igor Luther (“El tambor de hojalata”), recreándose al inicio en una lluvia copiosa y que tiñe de dramatismo el inicio, bajo un patinado macilento terroso, con cromatismos fríos, con muchas simbólicas imágenes de rejas, sacando lo mejor de las potentes actuaciones, jugando con los planos generales con multitudes que emiten caos, con picados y contrapicados sugestivos, ejemplo el final en la guillotina. Brillante es la música compuesta por el galo Jean Prodromidès (“Historias extraordinarias”), subrayando desde el comienzo disonancias turbadoras y enardecedoras que inquietan y remueven, como bien he leído en la honda de la kubrickiana “El resplandor de Wendy Carlos y Rachel Elkind, composiciones atonales de percusión metálica y de viento, original y singular modo de atravesar los fotogramas, creando un aire de temor y fatalismo doliente, maravillosa.
En conjunto me queda una valiosa obra crítica con los poderes absolutos, arremetiendo contra los que se creen Adanes dogmáticos. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2017/07/danton-1983-notable-film-franco.html
Encuentro la tara de que el realizador parece que el espectador deba venir ya de casa con la lección de Historia aprendida, in media res, no hay información alguna sobre el antes, ni siquiera el clásico rotulo sobreimpresionado, como se ha llegado a esa situación, simplemente estamos ahí, en medio del Terror, con lo que al espectador medio le puede costar entender los diferentes frentes en disputa, sus motivaciones, y acciones.
En el guión hay cabida a la crítica a Danton, no se atiene a deidificarlo en una hagiografía, se le retrata con aristas, debilidades, defectos, se hace mención a su gusto por el hedonismo, su lujuria con las mujeres, su moral distraída con los sobornos, incluso entona el mea culpa por haber sido co-participe de la génesis del Terror, aunque se pule algo su carácter al no mencionar que en 1793 propulsó a turbas de linchamiento (cuando aún no existía este termino) para irrumpir en las prisiones parisinas y asesinar todos a los que se creyeran contra-revolucionarios, que murieran inocentes de esto es solo daño colateral (ataque de ironía).
Gerard Depardieu está sensacional, coloso, físicamente como con su arrollador carácter jovial y extrovertido, de una intensidad e histrionismo muy acorde con el personaje, su facilidad para apabullar durante el juicio con su labia es toda una lección de contundencia actoral, después de verlo no te puedes imaginar a otro en su rol, perfecta antítesis del reptiliano Robespierre; Wojciech Pszoniak (actor fetiche de Wajda) realiza una imperial encarnación del sibilino Robespierre, con ese físico demacrado, pálido, lástima del hándicap de estar doblado, aun así denota energía, vigor, y todo con una tremenda mesura, emitiendo la inseguridad del personaje que parece en caída libre y lo sabe, retratado con alma y alejado de la caricatura, aunque claramente el villano de la función, lo muestra con inteligencia, maestro de marionetas, pero amigo de sus amigos, ejemplo cuando lo vemos intentar salvar a Camille Desmoulins, o en la reunión con Danton, donde los dos hacen saltar chispas con sus dos diferentes estilos de actuación; Patrice Chéreau da bien con el fiel amigo de Danton, Camille; Boguslaw Linda como Saint Just queda un poco plano en su maldad intrínseca.
Puesta en escena altamente notable en su recreación histórica, fenomenal diseño de producción de Allan Starski (“La lista de Schindler”), rodándose en Francia (en mi blog aparecen los lugares), esto bajo la fotografía de Igor Luther (“El tambor de hojalata”), recreándose al inicio en una lluvia copiosa y que tiñe de dramatismo el inicio, bajo un patinado macilento terroso, con cromatismos fríos, con muchas simbólicas imágenes de rejas, sacando lo mejor de las potentes actuaciones, jugando con los planos generales con multitudes que emiten caos, con picados y contrapicados sugestivos, ejemplo el final en la guillotina. Brillante es la música compuesta por el galo Jean Prodromidès (“Historias extraordinarias”), subrayando desde el comienzo disonancias turbadoras y enardecedoras que inquietan y remueven, como bien he leído en la honda de la kubrickiana “El resplandor de Wendy Carlos y Rachel Elkind, composiciones atonales de percusión metálica y de viento, original y singular modo de atravesar los fotogramas, creando un aire de temor y fatalismo doliente, maravillosa.
En conjunto me queda una valiosa obra crítica con los poderes absolutos, arremetiendo contra los que se creen Adanes dogmáticos. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2017/07/danton-1983-notable-film-franco.html