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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
9
Musical. Romance. Comedia Versión cinematográfica del mito de Pigmalión, inspirada en la obra teatral homónima del escritor irlandés G.B. Shaw (1856-1950). En una lluviosa noche de 1912, el excéntrico y snob lingüista Henry Higgins conoce a Eliza Doolittle, una harapienta y ordinaria vendedora de violetas. El vulgar lenguaje de la florista despierta tanto su interés que hace una arriesgada apuesta con su amigo el coronel Pickering: se compromete a enseñarle a ... [+]
19 de diciembre de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
393/02(02/12/20) Clásico atemporal y universal del género musical, dirigido elegantemente por George Cukor, donde el guión de Alan Jay Lerner, es la adaptación del musical de Broadway de 1956 propio junto a Frederick Loewe (“Gigi” o “Camelot”), basado en la obra teatral de George Bernard Shaw de 1913 “Pigmalión”, supervisados los temas por Andre Previn (“Gigi” o “El fuego y la palabra”), temas varios de ellos hitos que son parte de la cultura pop. Es la historia de una pobre vendedora de flores de Covent Garden en Londres, Eliza Doolittle (Audrey Hepburn), que es aleccionada por un arrogante profesor de fonética, Henry Higgins (Rex Harrison, repitiendo su rol en teatro, que hizo en más de 1000 ocasiones), ello por una apuesta con su amigo Pickering (buen Wilfrid Hyde-White) de que él puede hacer a la malhablada joven una refinada y sofisticada dama a la que hacer pasar por aristócrata.

La mencionada apuesta me recuerda mucho en su flema británica-victoriana arrogante a la del relato de 1893 de Mark Twain “El billete de un millón de dólares”, así como a la de otra famosa apuesta, la de Phileas Fogg en otro relato victoriano en “La vuelta al mundo en 80 días” (1872). También la relación entre Henry y Pickering tiene claros efluvios a la de Sherlock Holmes con el Dr. Watson, donde Henry posee una gran pericia de la deducción cuasi- detectivesca al reconocer la procedencia de la gente únicamente por su acento, asimismo los dos hombres de mediana edad viven juntos, elemento este que me da para un sub texto de una pareja de homosexuales reprimidos, claramente expresado esto cuando Henry canta que si Eliza no podría ser como un hombre, no se puede ser más claro. Esto encima puede poder verse como un antecesor a la película “La escalera” (1969, basada en una obra de 1966 de Charles Dyer) con precisamente Rex Harrison de protagonista, en este caso con Richard Burton, donde interpretan a una pareja explícitamente gay en el Londres contemporáneo. Una comedia romántica poco convencional, sin declaraciones amor, sin nada físico, por no haber, no hay ni besos, donde prima el humor de todo tipo, desde el de diálogos ingeniosos y mordaces, afilados, los dobles sentidos, o el slapstick.

Relato que tras su exaltación del sueño de escapar a tu mala fortuna esconde un claro substrato contra el clasismo social, contra el elitismo, contra el esnobismo de las clases altas, donde incluso se puede ver como una llamada a la Revolución contra la decadente de la engreída supremacista burguesía. También es una clásica lucha de sexos, donde el hombre es un petulante paternalista y la mujer una inculta ansiosa de ascender, ello provoca unos ingeniosos ententes donde brotan las chispas entre es el estilo barriobajero cockney y la soberbia altanera de él, haciendo proyectar gran sarcasmo y cinismo. Sumando hay un excelente elenco de secundarios con roles maravillosamente caracterizados. Pero sobre todo con una exuberante galería de temas musicales, muchos de ellos pegadizos, además de emitir una alegría de vivir potente. Además, es reseñable la sobresaliente ambientación, todo un canto a la artificiosidad de las clases ‘nobles’ con este reflejo de su hiperrealista teatralidad. Sirva de la calidad del film que dura casi tres horas, y no se me ha hecho pesado mínimamente, donde el encanto y el humor se dan la mano con recursos tan teatrales como cuando se congelan los personajes en una transición (genial). Y coronado por un final original, que hubo gente en su momento que lo criticó, y me encanta por lo abierto a interpretaciones que es y por su ambigüedad.

Tiene un comienzo espectacular con ese acercamiento del profesor Higgins por las calles londinenes hasta llegar a Covent Garden, con la guinda del fabuloso número musical, “Why can’t the english”, lleno de energía con decenas de participantes en la bulliciosa calle. Al que sigue la ‘epifanía’ en modus número “Wouldn't It Be Loverly”, en que la ‘paleta’ Eliza sueña con salir del arroyo de ese mugriento barrio mientras baila entre la gente, ello con un tema pegadizo adornado por el coro de silbidos

La primera prueba se da en la archi-famosa carrera de caballos de Ascott,. Tramo este muy jocoso con esos desfiles de sombreros grandilocuentes que rozan (y sobrepasan) la capacidad de ridículo, en lo que es una feria de las vanidades que no es más que una sutil crítica a la hedonista y frívola clase alta. Una ambientación que destaca por su híper-teatralización, para atomizar la falsedad de esta superficial ‘nobleza’, donde incluso sus movimientos resultan mecanizados hasta desembocar en un (ingenioso) congelado, claramente contrastado con la escena del Covent Garden del inicio donde la gente llana se mueve con libertad, sin atender a normas. Cukor utiliza la cinematografía del bi-oscarizado (por esta y por “El retrato de Dorian Grey”) Harry Stradling, para contrastar un mundo rígido en los colores, donde reinan colores secos de blanco y negro en Ascot, frente al colorido híper-cromático de la calle de Covent Garden.

La cinta posee un genuino humor, cimentado en los contrastes de personalidades, el clasismo, la flema clásica británica cuasi-asexuada. Siendo para mí en este sentido el personaje del padre de Eliza, Alfred P. Doolittle, merece por sí solo un spin-off por su poderío y carisma luminoso en cada extasiante aparición de este optimista filósofo vago y borrachín. Con números musicales excelsos, o cuando va a ‘chantajear’ al profesor Henry. Stanley Holloway lo encarna con una electricidad vitalista homérica, siendo su apoteósico mantra cuando canta el divertido e imaginativo (por su coreografía en medio de zanjas en la calle, sorteando obstáculos) "With a Little Bit of Luck”, una celebración de vivir libre de ataduras tanto de mujeres como de trabajos, ensalzando vivir solo con lo necesario para disfrutar de la vida... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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