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Voto de TOM REGAN:
7
2014
Harry Williams (Creador), Jack Williams (Creador) ...
7,4
2.641
Serie de TV. Thriller. Intriga. Drama
Serie de TV (2014). 2 temporadas. 16 episodios. Tony (James Nesbitt) pasa años en busca de su hijo de cinco años (Oliver Hunt), que desapareció durante unas vacaciones en Francia. El terrible suceso le ha supuesto una pesadilla interminable, que hizo además que mantenga una relación tensa con su esposa (Frances O'Connor). (FILMAFFINITY)
10 de agosto de 2015
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
114/05(10/07/15) Absorbente serie británica, un cautivador drama de ocho episodios de la BBC que examina con lupa introspectiva las consecuencias destructivas que tiene en una pareja la desaparición de su hijo de cinco años en extrañas circunstancias, de cómo la incertidumbre de no saber lo que fue de él mina sus personalidades, las consume, a cada personaje de un modo distinto. Escrita por Harry y Jack Williams y dirigida por Tom Shankland, no es una obra trepidante, es una serie que va entrando poco a poco, examinando en dos tiempos de modo inteligente el modo en que se investiga la desaparición, de cómo afecta a cada uno este hecho, colocando pistas falsas por el camino, abriendo vías muertas en las que se encuentran tipos de toda clase, ello en una evolución atractiva, dejando que los personajes delinearse de forma formidable, con unos actores con una gran labor, con una excelente puesta en escena, fruto de esto es que fue nominada como mejor miniserie a los Globos de Oro, asimismo tendrá una segunda temporada, aunque será un caso distinto a este y con actores diferentes.
Tiene como escenario principal un pueblo en el norte de Francia, Chalons De Bois, en el verano de 2006 una familia inglesa, Tony Hughes (Peter Nesbitt), su esposa Emily (Frances O'Connor), y su hijo Oliver (Oliver Hunt) de 5 años viajaban por el país cuando se les estropeó el auto, teniendo que hacer para en esta villa hasta se lo apañaran, Tony sale por la tarde a la piscina con su hijo, a la vuelta hay gran alboroto el pueblo por la final del Mundial de Futbol que jugaba el país galo, y en un bar Tony pierde por un momento a su retoño, lo busca y no lo haya, comenzando una odisea de búsqueda incansable que destrozará la vida de la pareja. La historia bascula entre dos tiempos el referido 2006 y 8 años más tarde en 2014, cuando Tony encuentra una nueva pista que investigar, en sus pesquisas le ayudará el detective Baptiste (Tchéky Karyo), en 2006 agente policial a cargo del caso y en 2014 ya retirado. En la historia también tienen importancia personajes como Malik (Arsher Ali), periodista trepa amoral, Ian Garret (Ken Stott), un adinerado inmobiliario que ayuda a la familia, Mark Walsh (Jason Flemyng), policía británico enviado a investigar la desaparición, Khalid Ziane (Saïd Taghmaoui), poli adscrito a la investigación y Vincent Bourg (Titus De Voogdt), sospechoso pederasta.
Una serie narrada con pulso firme, sin artificios vacuos, manejando los saltos en el tiempo de ocho años de modo ingenioso, remarcando los contrastes entre las épocas, construyendo esa situación cercana al espectador que puede ser el peor de nuestros terrores, el de unos padres que ven evaporarse de la nada a su hijo pequeño, dejándonos por el metraje momentos de genuino suspense, de misterio, de intriga, e incluso con toques de terror, haciendo un relato sólido, examinando sin maniqueísmos con bisturí aséptico diferentes enfoques de la maldad, la ira del padre, la pederastia, la manipulación, el periodismo sin escrúpulos, ello en una visión poliédrica del caso, el cómo lo afrontan los padres, ella con resignación y él con obsesión por no abandonar, los agentes policiales, los sospechosos marcados aún siendo inocentes, o la prensa personalizada en el periodista intrigante que manipula a su antojo a un poli. Enmarcado todo en un universo de personajes grises, atormentados, angustiados, hastiados, complejos, corruptos, microuniverso decadentes poblado de zonas oscuras que examina la ambigua alma humana.
Los capítulos se desarrollan dejando sospechosos, pistas, cliffhangers impresionantes, atrapándote en sus redes, con situaciones que parecen nos acercan a la solución y nos hacen un zasca. Una serie que nos habla del dolor, de la autodestrucción, de la obsesión, de la angustia, del amor, de las patologías humanas, de los remordimientos, de las frustraciones, de la esperanza, Se radiografían notablemente la psique puesta al lémite de los padres, de sus efectos dañinos. Me ha gustado que siendo una serie británica no hayan puesto a todos los franceses a hablar en inglés como han hecho en otras ocasiones, aquí los franceses hablan francés y unos pocos en la lengua de Shakespeare.
La historia puede recordar a muchos el hecho real de la desaparición en el Algarve luso de la pequeña Madeleine McCann en 2007, hija de un matrimonio inglés de vacaciones en el lugar, guardando muchas similitudes con la serie, en este caso a día de hoy aún no se sabe que ocurrió.
Peter Nesbitt crea a un padre que se le ve evolucionar del desconcierto inicial a la obsesión enfermiza, tipo colérico, visceral, quizás el reflejo del instinto primario que todos sentiríamos puestos en su piel, de pose agria, taciturna, de mirada desgastada, exhibe desgarro emocional, espléndido. Frances O'Connor es la madre que tras el shock y no encontrar respuestas decide rehacer su vida, me resulta algo ambigua sin saber muy bien si va o viene, demasiado volátil. Tchéky Karyo es el mejor de la función, una actor racial, carismático, de carácter, de los que empatizas con el por su humanidad, por su naturalidad, es la imagen de la razón, de la sensatez, el tipo que todos querríamos en estos casos (toco madera). Ken Stott también raya a gran altura como el enigmático altruista, aportando una gran personalidad. Arsher Ali bueno en su rol de periodista inmoral, dejando sensación de autosuficiencia. Saïd Taghmaoui bien en su papel de poli agobiado por su pasado, por el que es manejado. Jason Flemyng me resulta blandito en su personaje. Titus De Voogdt es el pedófilo que intenta dejar de serlo, vive atrapado en su patología, en su soledad, en los prejuicios sociales, espléndidamente encarnado, emitiendo opresión, asfixia social, el peso de su pasado.
Quizás lo más flojo de la serie sea su episodio final, analizándolo un poco parece cogido con pinzas (spoiler). No termina de estar todo engarzado, dejando nubes azarísticos chirriantes.
Tiene como escenario principal un pueblo en el norte de Francia, Chalons De Bois, en el verano de 2006 una familia inglesa, Tony Hughes (Peter Nesbitt), su esposa Emily (Frances O'Connor), y su hijo Oliver (Oliver Hunt) de 5 años viajaban por el país cuando se les estropeó el auto, teniendo que hacer para en esta villa hasta se lo apañaran, Tony sale por la tarde a la piscina con su hijo, a la vuelta hay gran alboroto el pueblo por la final del Mundial de Futbol que jugaba el país galo, y en un bar Tony pierde por un momento a su retoño, lo busca y no lo haya, comenzando una odisea de búsqueda incansable que destrozará la vida de la pareja. La historia bascula entre dos tiempos el referido 2006 y 8 años más tarde en 2014, cuando Tony encuentra una nueva pista que investigar, en sus pesquisas le ayudará el detective Baptiste (Tchéky Karyo), en 2006 agente policial a cargo del caso y en 2014 ya retirado. En la historia también tienen importancia personajes como Malik (Arsher Ali), periodista trepa amoral, Ian Garret (Ken Stott), un adinerado inmobiliario que ayuda a la familia, Mark Walsh (Jason Flemyng), policía británico enviado a investigar la desaparición, Khalid Ziane (Saïd Taghmaoui), poli adscrito a la investigación y Vincent Bourg (Titus De Voogdt), sospechoso pederasta.
Una serie narrada con pulso firme, sin artificios vacuos, manejando los saltos en el tiempo de ocho años de modo ingenioso, remarcando los contrastes entre las épocas, construyendo esa situación cercana al espectador que puede ser el peor de nuestros terrores, el de unos padres que ven evaporarse de la nada a su hijo pequeño, dejándonos por el metraje momentos de genuino suspense, de misterio, de intriga, e incluso con toques de terror, haciendo un relato sólido, examinando sin maniqueísmos con bisturí aséptico diferentes enfoques de la maldad, la ira del padre, la pederastia, la manipulación, el periodismo sin escrúpulos, ello en una visión poliédrica del caso, el cómo lo afrontan los padres, ella con resignación y él con obsesión por no abandonar, los agentes policiales, los sospechosos marcados aún siendo inocentes, o la prensa personalizada en el periodista intrigante que manipula a su antojo a un poli. Enmarcado todo en un universo de personajes grises, atormentados, angustiados, hastiados, complejos, corruptos, microuniverso decadentes poblado de zonas oscuras que examina la ambigua alma humana.
Los capítulos se desarrollan dejando sospechosos, pistas, cliffhangers impresionantes, atrapándote en sus redes, con situaciones que parecen nos acercan a la solución y nos hacen un zasca. Una serie que nos habla del dolor, de la autodestrucción, de la obsesión, de la angustia, del amor, de las patologías humanas, de los remordimientos, de las frustraciones, de la esperanza, Se radiografían notablemente la psique puesta al lémite de los padres, de sus efectos dañinos. Me ha gustado que siendo una serie británica no hayan puesto a todos los franceses a hablar en inglés como han hecho en otras ocasiones, aquí los franceses hablan francés y unos pocos en la lengua de Shakespeare.
La historia puede recordar a muchos el hecho real de la desaparición en el Algarve luso de la pequeña Madeleine McCann en 2007, hija de un matrimonio inglés de vacaciones en el lugar, guardando muchas similitudes con la serie, en este caso a día de hoy aún no se sabe que ocurrió.
Peter Nesbitt crea a un padre que se le ve evolucionar del desconcierto inicial a la obsesión enfermiza, tipo colérico, visceral, quizás el reflejo del instinto primario que todos sentiríamos puestos en su piel, de pose agria, taciturna, de mirada desgastada, exhibe desgarro emocional, espléndido. Frances O'Connor es la madre que tras el shock y no encontrar respuestas decide rehacer su vida, me resulta algo ambigua sin saber muy bien si va o viene, demasiado volátil. Tchéky Karyo es el mejor de la función, una actor racial, carismático, de carácter, de los que empatizas con el por su humanidad, por su naturalidad, es la imagen de la razón, de la sensatez, el tipo que todos querríamos en estos casos (toco madera). Ken Stott también raya a gran altura como el enigmático altruista, aportando una gran personalidad. Arsher Ali bueno en su rol de periodista inmoral, dejando sensación de autosuficiencia. Saïd Taghmaoui bien en su papel de poli agobiado por su pasado, por el que es manejado. Jason Flemyng me resulta blandito en su personaje. Titus De Voogdt es el pedófilo que intenta dejar de serlo, vive atrapado en su patología, en su soledad, en los prejuicios sociales, espléndidamente encarnado, emitiendo opresión, asfixia social, el peso de su pasado.
Quizás lo más flojo de la serie sea su episodio final, analizándolo un poco parece cogido con pinzas (spoiler). No termina de estar todo engarzado, dejando nubes azarísticos chirriantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Buena ambientación, con un esmerado diseño de producción de Paul Cripps, rodándose principalmente en Huy, Halle , Charleroi y Bruselas (Bélgica), aunque se dice es Francia, se rodó en este país por las ayudas estatales, aunque algunas escenas se rodaron en París y Londres, potenciado por la adecuada fotografía de Ole Bratt Birkeland, de un patinado de colores fríos, tenues en algunos casos, acentuando los niveles dramáticos.
Spoiler:
Momentos para el recuerdo: El momento de la foto en que vemos la bufanda de Oliver; El mejor para mí, es la grabación doméstica en la que de fondo en otra casa aparece Oliver asomando por una ventana y alguien lo amordaza por la espalda, impactante; En la casa de Ian, está con Tony y el primero le dice una frase que le hace pensar a Tony que Ian tiene relación con el sospechoso Vince, la frase <La culpa es como un cáncer Puede tratar los síntomas, pero nunca borrar la fuente>; El brutal encuentro de Tony con Ian en el barco de este último; El inquietante relato del culpable sobre lo sucedido a Oliver.
Demasiado dejado a la casualidad en la resolución: Primero la moneda del culpable podría haber caído en el desagüe en cualquier otro momento, no tendría porque tener relación con el caso; Luego, que el tipo que atropella al niño resulta es el dueño del hotel donde reside; Este no es capaz de detectar el niño está vivo; Resulta conoce al juez que llevará al caso de la desaparición; Tampoco el maleante que lleva al niño a la casa detecta está aún vivo; Resulta que por donde desaparece el niño hay un pedófilo trabajando; Muchas casualidades. Cuando en realidad, aunque duela, la única realidad es que un niño se escapa del cuidado de su padre y se mete en medio de una carretera, que lo atropellen es solo un accidente, cruento, pero accidente.
Por cierto de dónde sacan ese final con Tony en Rusia, colándonos la imagen del dibujo en la ventana, desconcertante.
Recomendable a los que gusten de buenos dramas, de los que se detienen en los personajes y los ponen en situaciones radicales, consiguiendo que nos metamos en su piel. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Momentos para el recuerdo: El momento de la foto en que vemos la bufanda de Oliver; El mejor para mí, es la grabación doméstica en la que de fondo en otra casa aparece Oliver asomando por una ventana y alguien lo amordaza por la espalda, impactante; En la casa de Ian, está con Tony y el primero le dice una frase que le hace pensar a Tony que Ian tiene relación con el sospechoso Vince, la frase <La culpa es como un cáncer Puede tratar los síntomas, pero nunca borrar la fuente>; El brutal encuentro de Tony con Ian en el barco de este último; El inquietante relato del culpable sobre lo sucedido a Oliver.
Demasiado dejado a la casualidad en la resolución: Primero la moneda del culpable podría haber caído en el desagüe en cualquier otro momento, no tendría porque tener relación con el caso; Luego, que el tipo que atropella al niño resulta es el dueño del hotel donde reside; Este no es capaz de detectar el niño está vivo; Resulta conoce al juez que llevará al caso de la desaparición; Tampoco el maleante que lleva al niño a la casa detecta está aún vivo; Resulta que por donde desaparece el niño hay un pedófilo trabajando; Muchas casualidades. Cuando en realidad, aunque duela, la única realidad es que un niño se escapa del cuidado de su padre y se mete en medio de una carretera, que lo atropellen es solo un accidente, cruento, pero accidente.
Por cierto de dónde sacan ese final con Tony en Rusia, colándonos la imagen del dibujo en la ventana, desconcertante.
Recomendable a los que gusten de buenos dramas, de los que se detienen en los personajes y los ponen en situaciones radicales, consiguiendo que nos metamos en su piel. Fuerza y honor!!!