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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Thriller. Cine negro El ex-sindicalista Pedro Bengoa, previa "limpieza" de su pasado, consigue trabajo en las minas de la empresa Tulsaco, donde se reencuentra con un antiguo compañero quien, pasado algún tiempo, le propone un plan: simular un accidente y hacerse pasar por mudo para cobrar una indemnización. Pero algo inesperado sucede... (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2017
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
267/11813/11/17) Critica dedicada al recientemente fallecido actor argentino Federico Luppi (23/02/1936- 20/10/2017), un intérprete impresionante (mejor no entrar en su polémica vida íntima). En esta cinta trabaja a las órdenes de uno de su realizador fetiche, Adolfo Aristarain (también guioniza aquí), con el actuó en seis ocasiones, drama sugerente, con inteligente carga de crítica y denuncia social, estrenada durante la última dictadura cívico-militar, creando paralelismos entre la poderosa empresa Tulsaco (misma ficticia compañía que aparece en “Un lugar en el mundo”, 1992), y la dictadura argentina, en el modo que explota a su gente, en el miedo en hablar sobre las tropelías contra los trabajadores, en como la exprime y veja aprovechándose de sus necesidades, siendo además significativos los recursos simbólicos de las muertes y sobre todo la mudez sobreimpuesta del protagonista, a modo de “si en la dictadura impera la ley del silencio, utilicémoslo como arma arrojadiza irritante”. Aristarain vuelve con uno de sus mantras, como es la lucha de un hombre contra el poder establecido, su rebelión contra el poder, David contra Goliat, siempre militantes de izquierdas que anhelan cambios. Esto el realizador lo desenvuelve con un ritmo fluido, con trazas de cine negro, en modo thriller, con intriga, suspense, tensión, diálogos jugosos, alabando la integridad y la valentía romántica, atacando los abusos del poder, las duras condiciones laborales en trabajos con riesgo,. Sobresaliendo además de su guión, unas actuaciones superlativas, como la del ya mencionado Luppi, la de un carismático abogado en la piel de un arrollador Julio De Grazia, y la de Jorge Hacker, que en una sola escena sienta cátedra. La película forma parte de una trilogía considerada como la del “Thriller”, junto a “La Parte del León” (1978) y “Los últimos días de la víctima” (1982) forman un tríptico que atacaba el régimen del dictador Videla.

Pedro Bengoa (Federico Luppi), exsindicalista que comienza a trabajar como dinamitero en una mina propiedad de una empresa multinacional, Tulsaco, decide junto a Bruno Di Toro (Ulises Dumont), su compañero de trabajo y viejo compañero de la lucha obrera, lo quiere embarcar en una estafa. Tendrá importancia en la historia la mujer de Pedro, Amanda (Haydée Padilla); Larsen (Julio De Grazia), abogado enredador; y Don Guido Ventura (Jorge Hacker), jefe de Tulsaco.

Con un pulso enérgico, con un crescendo climático excelente, con picos de tensión formidables, componiendo situaciones vibrantes, con ententes fenomenales, con gotas de humor áspero, seco, cortante, y con un rush final muy bien llevado para hacer mella en el espectador. Tiene dos partes diferenciadas, en la primera se aborda la denuncia social, el modo en que obreros son tratados como carne de cañón a la que no importa exponer al peligro con tal de obtener la empresa beneficios, esto mediante la exposición de momentos trágicos mezclados con humor desengrasante ingenioso, mostrando la rutina obrera de modo seco. Siendo nítida la forma en que los jefes se nutren de obreros a los que ponen al borde de la muerte una y otra vez. Esto se puede ver como un epítome que hace Aristarain de su país en plena dictadura, visión desesperanzadora y tétrica, exhibiendo una nación donde los de arriba son unos corruptos buitres que viven de chupar la sangre a la clase trabajadora, para ello nada mejor que reflejar un país que es saqueada su tierra por potencias (empresas) extranjeras, bajo el paraguas de un estado connivente con los ricos.

La segunda parte arranca cuando es el “accidente”, el tono vira hacia el melodrama judicial, donde el protagonista deberá auto-implantarse un código disciplinario para no decir palabra, generando un reguero de situaciones surrealistas, entrando en escena un majestuoso Julio de Grazia, auténtico ejemplo de letrado tiburón, siendo magna primero la secuencia en que es un coloso dominando la situación en el despacho de la Tulsaco y sus abogados, y luego en la brillante escena en que negocian con el jefazo Don Guido Ventura (el que no pierde diez minutos por menos de medio palo), con un trío de actuaciones sublime, glorioso Jorge Hacker dando electricidad y carácter a su rol de magnate (guardián se llama él), un duelo desbordante de chispa e intensidad; Hasta desembocar en un final con tintes cuasi-pesadillescos, en los que la percepción de lo real y lo buñueliano (en el más surrealista de los sentidos)

Federico Luppi encarna con vigor y carácter férreo al protagonista, le infunde valor, nobleza, integridad, en un arco de desarrollo veraz y creíble, espléndido; Julio De Grazia sublime como el ladino abogado que instruye a Bengoa en su intento de estafa, con un donde la palabra adecuada en cada momento, maravillosa su arrogancia y energía electrizante; Jorge Hacker extraordinario en una sola escena, un coloso de carisma y temple soberbio, fabulosa encarnación del poder; Ulises Dumont está algo pasado de vueltas en su rol de amigo de Pedro; Haydée Padilla como la abnegada esposa de Pedro queda algo diluida, sin peso alguno, ni espacio para darle alma.

La puesta en escena rebosa sobriedad y frugalidad, con una cinematografía de Horacio Maira (“La parte del león” o “Últimos días de la víctima”), resulta de tonos apagados macilentos, paseándonos por escenarios poco transitados, semi-desiertos, incluso en las calles, creando sensación de irrealidad en el tramo final.

Como defecto decir que su crítica los empresarios desalmados queda un tanto esquemática, así como la subtrama familiar de Pedro con su padre no aporta algo, más bien parece que en el montaje se perdió metraje que quizás daba algo de sustancia a la misma.

En conjunto me queda una buena muestra de thriller con mensaje combativo-social, a lo que se añaden unas cuantas actuaciones potentes. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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