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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
9
Comedia Charlot trabaja de peón. Cuando llega tarde, le regala al capataz un lirio blanco para que le perdone, pero es tan lento en su trabajo que el capataz lo traslada a la sección de albañilería, donde trabaja tan deprisa que los compañeros no pueden seguirlo. Cuando la hija del capataz aparece, Charlot pierde la cabeza... (FILMAFFINITY)
9 de agosto de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
256/07(07/08/22) Maravilloso último cortometraje del genial Charles Chaplin, cumple ahora un siglo desde su estreno el 18 de marzo del 1922, donde el icónico artista polifacético londinense escribió, dirigió y protagonizó estos delirantes 25 minutos. Donde enfundada vestimenta del vagabundo da un pequeño giro a su rol clásico, aquí no es (valga la redundancia) un vagabundo, es un trabajador albañil de una obra, y lo vemos un día cualquiera en su labor (con claras reminiscencias a su posterior “Tiempos Modernos” de 1936), aunque con el aliciente de que, de ahí el título, es día de paga; (tiene tres actos diferenciados) hay un segundo acto en la noche, donde Chaplin escapa a la ‘guardia’ de sus esposa (si, otra diferencia con su encasillamiento, está casad… infelizmente por lo que vemos), está de borrachera con los amigotes (la Ley Seca llevaba dos años instaurada en USA, y no hay referencia a esto), y tiene problemas para volver a casa; y el tercer acto es en su casa y sus choques con su ‘amada’.

Chaplin despliega toda su inventiva e imaginación para encadenar gags sobre gags de forma trepidante, donde las carcajadas son apagadas por la siguiente. Ello dejando coleando una crítica contra el capitalismo (algo muy chapliniano, en su hipocresía, pues él mismo era un gran empresario capitalista), contra la explotación laboral, pero también se agradece como ataca la indolencia obrera, su ociosidad, aunque siempre con una vitriólica vis cómica.

Chaplin compone algunos de sus mejores escenas cómicas aquí, de las que recuerdas por siempre por su forma de desplegar acrobacias, por como es pionero en manejar la filmación para sorprender con efectos visuales sorprendentes, ejemplo de ello es la apoteósica coreografía en que Chaplin desde un andamio en alto recoge decenas y decenas de ladrillos que amontona cuidadosamente, ello rodado claramente a la inversa y luego expuesto en el corto en rewind, pero con una maestría Homérica, como recoge ladrillos de la forma más inverosímil, apilándolos sobre su cuerpo (su espalda, parte posterior de rodillas, sus pies, y más), cual si la gravedad fuera algo inexistente. Esto solo es una muestra del ingenio de este hombre con bigotito, pero aderezado por un sentido lúdico extraordinario, haciendo que empatices con este patético protagonista que vive al día; En este tramo aparece Edna Purviance, actriz fetiche en muchas obras chaplinescas (más de 30), aquí como la hija del capataz, ello en un papel extrañamente pequeño.

Chaplin comienza de modo un tanto extraño, con una obra a la que llega el protagonista ya empezada la jornada, pero lo hace con mucho amor, pues aparece con una flor que regala al orondo capataz (Mack Swain tomando el relevo del villano fetiche hasta entonces de Chaplin, Eric Campbell, con el que trabajó en 11 cortos), hoy día esto es muy gay, aunque supongo entonces no era así; Vemos a Chaplin en una secuencia de cavar un hoyo de forma muy aplicada y meticulosa, tanto que la pala apenas tiene unos gramos de tierra cuando la saca; Tenemos el divertido uso que Chaplin hace de un montacargas, con una coreografía milimétrica sensacional, primero para no caer al vacío, y posteriormente para jugar con la comida arriba y abajo a la hora de almorzar; En este tramo aparece Edna Purviance, actriz fetiche en muchas obras chaplinescas (más de 30), aquí como la hija del capataz, ello en un papel extrañamente pequeño, cuando aparece parece será objetivo del cortejo de Chaplin, pero sorprende y pasa su presencia sin pena, ni gloria.

Luego tenemos el tramo en que Chaplin se escabulle del control de su esposa tras la paga, queriendo esconder la plata en su bombín, pero no sabe esta está tras él, y como por lo menos puede huir a una noche de farra con los amigotes. Tenemos esa salida del local de bebida donde cantan "Sweet Adeline", supongo este tema coral será el equivalente hispano al “Asturias patria querida”; Tras lo que tenemos un impresionante gag al ponerse equivocadamente unos abrigos Chaplin y su contraparte (nunca mejor dicho), todo un alarde de maestría que acaba con Chaplin arrastrado por la calle y saludando flemáticamente a un policía; Tras ello tenemos un gag con el bastón típico chaplinesco y un paraguas durante la lluvia; Pero el gran momento nocturno es el intento de Chaplin de tomar el tranvía, sublime coordinación de las masas, ello en varios actos en crescendo, hasta desembocar en una sublime secuencia con el tranvía en marcha, atestado de pasajeros, donde un orondo último viajero en las escalerillas hace presión con su panza de modo desternillante es lo que provoca; Para desembocar en que la ebriedad de Chaplin le haga confundir un carrito de salchichas con un tranvía, ‘subiendo’ Chaplin al mismo y agarrándose a una salchicha cual asidero, el que lleva este carrito es Sydney Chaplin, hermano mayor del protagonista, con quien comenzó su carrera en el escenario.

El tercer acto se da en el apartamento de Chaplin, donde llega casi a la hora de tener que volver al curro, teniendo que fingir ante su ‘armas tomar’ tomar esposa (Phyllis Allen, la vemos dormir abrazada a un rodillo de hacer pan, en clara alusión de lo que le espera a su marido cuando llegue) que está levantado, no porque acabe de llegar, sino porque se acaba de levantar para alistarse para ir a trabajar. Pero la mujer se las sabe todas.

Este corto también destaca por el cuidado con que está iluminado y filmado, algo a lo que Chaplin no había dedicado mucho en sus anteriores cortos. Aquí el habitual de toda su filmografía, el DP Roland Totheroh compone tomas muy bien iluminadas, en su retroiluminación, sobre todo en el tramo de la noche, siendo la mejor en el tramo del tranvía, con la cámara en alto siguiendo la melé que se forma a la entrada del transporte público, y como un foco sigue el ajetreo en el tranvía en movimiento

Chaplin una vez describió Pay Day como el favorito de sus cortometrajes, esto muy a tener en cuenta por las decenas que hizo. Gloria Ucrania!!!
TOM REGAN
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