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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Aventuras. Acción. Romance Año 1757, hace tres años que franceses e ingleses luchan en tierras norteamericanas. Mientras que los franceses cuentan con el apoyo de los nativos, los ingleses reclutan a los colonos blancos. Hawkeye -Ojo de halcón- (Daniel Day-Lewis) es un hombre blanco que fue adoptado por los indios mohicanos. Tras salvar de una emboscada de los hurones a Cora Munro (Madeleine Stowe) y a su hermana pequeña Alice (Jodhi May), hijas de un oficial ... [+]
12 de septiembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
186/22(27/08/17) Notable film del maestro de la acción Michael Mann, 25 años después de su estreno continua fresca, puesta al día del clásico homónimo de aventuras creado por la pluma del estadounidense James Fenimore Cooper en 1826, aunque su fuente es más la adaptación fílmica que George B. Seitz realizó para la United Artists en 1936. Espectacular drama épico romántico (sin manierismos cursis) guionizado por el director de Chicago junto a Christopher Crowe (“Saigon”), enmarcado en 1757 durante la guerra llamada de los Siete Años, cuando franceses e indios nativos norteamericanos lucharon contra los británicos por el control de las colonias. Punto de inflexión en la carrera de Michael Mann, apegado en sus films (“Ladrón” o “Hunter”) y series (“Miami Vice” o “La ley de Los Ángeles”), decidió regalarnos un estupendo vehículo de aventuras la Norteamérica colonial, dando un salto de calidad que ha hecho que cada uno de sus siguientes obras sean un acontecimiento a seguir (“Heat”, “El dilema” o “Collateral”), destacando su epicúreo gusto por la estética entrelazada a lo humano, donde sobresalen las miradas, silencios, reflexiones interiores. Aquí Mann hace una portentosa miscelánea entre lo humanista, lo épico, el romanticismo y la aventura, ello en una inmersión fascinante en el contexto, con una ambientación formidable, mezclando de modo memorable la cinematografía y música en un experiencia sensorial, con ritmo sostenido solo roto por picos de acción extraordinarios, sobresaliendo sus apoteósicos últimos 20 minutos del film, clímax sin palabras donde todo lo cocido hasta entonces bulle en un desenlace donde lo homérico se funde con lo lírico-visual, para dejar un sabor deboca perdurable. Reseñable es el revisionismo positivo se da a los indígenas nativos norteamericanos tan maltratados en el cine, otorgándoles alma y motivaciones, así como dignidad y nobleza, incluso en el villano, creado de modo tridimensional. Hay una frase del gran jefe mohicano en la novela, padre adoptivo del protagonista, Chingachgook, que da título al libro “Cuando Uncas (su hijo) siga mis pasos (hacia la muerte), no quedará ya nadie de la sangre de los sagamores, pues mi hijo es el último de los mohicanos” (afirmación errónea pues los mohicanos subsisten). Hay otras versiones cinematográficas del mismo título más antiguas, de 1920 la de Brown y Tourneur; la ya referida de 1936; y otra de 1965, del alemán Reinl, aunque esta es la más famosa. Ganó el Oscar a Mejor Sonido (Chris Jenkins, Doug Hemphill, Mark Smith, Simon Kaye).

La historia tiene lugar en 1757, durante la guerra francesa e india en las montañas Adirondack, en la colonia británica de Nueva York. El comandante británico Duncan Heyward (Steven Waddington) del ejército llega en Albany. Ha sido enviado para servir bajo el Coronel Edmund Munro (Maurice Roëves), el comandante de Fort William Henry. A Heyward se le da la tarea de escoltar a las dos hijas del coronel, Cora (Madeline Stowe) y Alice (Jodhi May), a su padre. Él es un amigo de la familia y enamorado de Cora, a quien él propone antes de que se vayan, pero ella no le da una respuesta. Nathaniel (Daniel Day-Lewis) es el hijo adoptivo semi-caucásico de un indio, Chingachgook (Russell Means), que se considera el último de los mohicanos. Durante una cacería, Nathaniel, Uncas (Eric Schweig) y su padre detectan huellas de indios hostiles y los siguen. No lejos de allí, una columna de soldados ingleses, que transporta a las hijas del coronel Munro, Cora y Alice, su hermana menor, hasta su padre, es atacada por indios hostiles. Tendrá importancia en la historia el indio “hruón” Mawa (Wes Studi),

Michael Mann tiene maestría aunando con vigor narrativo lo macro con lo micro, ello en un relato que nos habla de las raíces, de la dignidad, del amor, de la familia (la que se forja con el cariño), de la valentía, de los sacrificios, de los manipuladores patriotismos, ello en un desarrollo fluid, donde se deja a los personajes que se delineen con sus acciones, donde todos están matizados, con aristas, con sentimientos, sin caer en la simplista caricatura, con secundarios con alma propia, bien contorneados, en un microuniverso donde la guerra deshumaniza, hace sacar los mejor y lo peor de cada uno, donde los instintos básicos reinan, la crueldad, los sacrificios, las muertes están latentes en cada momento, una recreación veraz de la guerra, donde se alterna los actos de barbarie con los de bondad, la caballerosidad con las vilezas, las traiciones con el honor, el amor frente al odio, componiendo un lienzo revestido de autenticidad, forjado en un guión sólido, del que manan diálogos inteligentes, mordaces, punzantes, explotando las sensaciones en escenas de acción maravillosamente rodadas, las batallas, las peleas, los duelos, todo esto cautiva, en pos de un increscendo dramático impetuoso e impresionante que culmina en un clímax enérgico filmado con un nervio y sentido épico apasionante, además resultando original y arriesgado (spoiler).

Daniel Day Lewis encarna a Hawkeye mostrando una energía y vitalidad colosales, entusiasta físicamente con continuas carreras, saltando, cayendo, peleando (en contraste con su anterior papel de minusválido en “Mi pie izquierdo”, 1989), así como intenso en las escenas íntimas y de amor, un héroe veraz con gran carisma; Madeleine Stowe como Cora Munro, en la cumbre de su belleza, encantadora, sensual, sonrisa hipnotizante, sin un gran registro expresivo, pero aprovechando al máximo y potenciando una excelente química con Lewis; Wes Studi sobresaliente como Magua, villano con dimensión humana, pues se le da una motivación creíble, figura carcomida y envilecida por la enfermedad dela sed de venganza; Russell Means como Chingachgook, con un gran aura mística, hablando gran parte con sus miradas, y cuando habla sentencia de modo pétreo, muy bueno. El actor es combativo políticamente, co-fundador del movimiento indio americano;… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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