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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Ciencia ficción. Drama Futuro, año 2000. En la megalópolis de Metrópolis la sociedad se divide en dos clases, los ricos que tienen el poder y los medios de producción, rodeados de lujos, espacios amplios y jardines, y los obreros, condenados a vivir en condiciones dramáticas recluidos en un gueto subterráneo, donde se encuentra el corazón industrial de la ciudad. Un día Freder (Alfred Abel), el hijo del todopoderoso Joh Fredersen (Gustav Frohlich), el hombre ... [+]
27 de mayo de 2015
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
71/07(17/04/15) Uno de los films más influyentes de la Historia del Cine, gran superproducción, la más costosa hasta entonces (7 millones de marcos), clásico de Fritz Lang, un fascinante drama de ciencia-ficción enmarcado en una distopía, con profunda carga de crítica social, bañado de romance y aventura, relato de pesimismo con respecto al progreso de la sociedad. Guión escrito por Lang y su entonces esposa Thea von Harbou, ella autora del libro homónimo de 1926 en que se basa, arranca asimilándose al relato del príncipe Sidharta, su alter ego sería Freder, pudiente que haya sentido a su vida cuando tropieza con la pobreza.

Film poliédrico, con varias capas de lectura, enfoque decadente de nuestro futuro, el progreso conllevará una grieta enorme entre clases sociales, reinará la opresión, la explotación obrera, el desencanto, y la falta de sentimientos, habla de una sociedad en ebullición, donde se hierve a fuego lento una Revolución Obrera, esto en la clase vejada, la alta vive en la opulencia, el hedonismo, la perversión, sin importarle lo que sufran los que están abajo, punzante división de clases en lo geofísico.

Fábula política de marcado cariz contextual, Alemania en plena convulsa República de Weimar, convivían dos ideologías opuestas, el comunismo y el nazismo, esta cinta fagocita la filosofía política nazi de la guionista Thea Von Harbou, habla de que la sociedad está compuesta por el cerebro (representado en Fredersen), o sea los que manejan todo, la clase alta, y las manos, la clase obrera (representada en el jefe de máquinas Grot), la que hace que los de arriba puedan vivir en la opulencia (hasta aquí puede ser una historia comunista), y entre las dos gran desigualdad social, los nazis en su pensamiento contrario a las ansias revolucionarias socialistas, a la lucha obrera, pensaban que ellos (los nazis) eran los destinados a ser el corazón-el mediador del que se habla en el film, encargado este de apaciguar las ansias combativas de los obreros, y hacerles ver su lugar en el mundo, que el opresor de un poco de aire a los oprimidos para todo siga igual (¿?), dejando por el camino un mensaje bastante simplista de que aquel que se anuncie su “Mesías” pregonando la violencia les querrá engañar y destruir, en este sentido queda un tufillo bastante pernicioso a panfleto propagandístico, con su moraleja de acepta te sigan explotando con una sonrisa, acepta seguir viviendo en la oscuridad, acepta no poder progresar, acepta la injusticia social, se un manso, ello con un goteo de referencias bíblicas para reforzar el mensaje, la religión como supuesto apoyo neutral del poder, chirriante.

La cinta deja trasfondo de miscelánea entre lo religioso y lo político, vertientes que se pueden confundir, pueden entenderse como de carácter mesiánico, las dos anuncian que un gran líder vendrá a “salvarnos” de nuestros males, hablan de los falsos-malos profetas-políticos que nos pueden destruir. Muestra tremenda ambigüedad ideológica, se llega a hacer una alegoría clara de que la urbe Metrópolis es una moderna Babilonia (en el primer discurso de María), los enormes rascacielos son la Torre de Babel (reflejo de los peligros del progreso) y los humanos que las construyeron viven en una tensa incomunicación, se habla de una profeta, María que anuncia en altares con cruces el advenimiento de alguien que traerá el entendimiento entre las diferentes clases sociales, “El Mediador”, en la tradición cristiana su puede entender será el Mesías, hay un robot clon de la antagonista María que predica la autodestrucción, el Apocalipsis, claramente refleja al Anticristo, un falso profeta. Se nos representa una sociedad partida, en el cielo-superficie está la prosperidad y la vida agradable, y en el infierno-subsuelo malviven los desheredados. Hay claras referencias a la inquisición en que se quemaban brujas, con una escena en la que hace una pira con alguien, frente a una gran catedral, con bello pórtico con figuras que reflejan los siete pecados capitales. Los obreros asisten en secreto a los sermones de María en especies de catacumbas, como los cristianos en su primera época. También hay imaginería pagana por el film, como la figura del Moloch con que Freder delira (homenaje al que aparece en “Cabiria” de Pastrone de 1914), ser que requiere de tragar personas como sacrificios, la casa de Rotwang (Rot significa rojo [comunismo] en germano) tiene en su puerta una estrella pentalfa invertida, símbolo de la magia negra. Todo esto se mezcla difusamente con su mensaje político perverso, Lang tras ver la fascinación con que acogieron los nazis el film, la repudió, afirmó que todo guiño político al nazismo había sido obra de su ex-esposa (de la que se divorció en 1933), Thea Von Harbou gran seguidora nazi.


Puesta en escena Colosal, fantástico diseño de escenarios gracias al escenógrafo Otto Hunte ( “Los Nibelungos”), resalta los 2 mundos, el exterior con urbe futurista, superpoblada, carreteras ultraconcurridas, ferrocarriles, cuasi-tela de araña a diferentes alturas, aviones, zeppelines, jardines edenísticos, grandes rascacielos, influenciado por la obra del arquitecto italiano futurista Antonio Sant'Elia, y por el movimiento Art Deco, contraste añejo de la casa antigua de Rotwang o la Catedral, en contraposición el subsuelo industrial y cuasi-avernal, están las máquinas, con soberbio manejo de masas (25.000 extras), esto se consigue en conjunción con los fenomenales f/x creados por Eugen Schüfftan (“Los Nibelungos”), jugando con miniaturas, una cámara en un columpio, y con el llamado “proceso de Schüfftan” (espejos para crear ilusión de que los actores ocupan conjuntos en miniaturas, técnica que se utiliza ampliamente en la primera mitad del siglo 20 hasta que fue suplantada por el mate itinerante y la pantalla azul), reseñable es la creación del laboratorio de Rotwang, del que bebió James Whale para su “Frankenstein”, también se ruedan escenas en stop-motion... (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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