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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Comedia. Romance Julian Winston (Walter Matthau) es un soltero cuarentón que va por la vida de seductor. Su última amante es la caprichosa e infantil Tonie Simons (Goldie Hawn), a la que hace creer que está casado y tiene tres hijos, es decir, que no es libre para casarse con ella. Julian es dentista y tiene una recepcionista sueca llamada Stephanie Dickinson (Ingrid Bergman), que lleva diez años desviviéndose por él. (FILMAFFINITY)
27 de octubre de 2016
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
197/14(23/10/16) Irregular y envejecida comedia realizada por Gene Saks, el paso del tiempo la ha maltratado, dejando muchos de sus momentos y situaciones en una caricatura burda pasada de vueltas, donde su juego de mentiras y enredos, falsas parejas, se estira demasiado hasta desbarrar. Producto que tiene su punto fuerte en su trío protagonista, Walter Matthau, Ingrid Bergman y Goldie Hawn, esta en su debut en cine obtuvo el Oscar a actriz secundaria. Es la adaptación de una exitosa obra teatro (de Broadway) de Abe Burrows, a su vez se basó en una película francesa homónima de Pierre Barillet y Jean-Pierre Grédy, el guión es del gran IAL Diamond (mítico colaborador de Billy Wilder, del binomio salieron 11 films, como “Con faldas y a lo loco”, “Un, Dos, Tres” o “El apartamento”), en principio los elementos eran inmejorables, el director que debutó (también obras adaptadas del teatro, y con el escenario de Nueva York) con la notable “Descalzos por el parque” (1967) y siguió con la maravillosa “La extraña pareja” (1968), el guionista de obras maestras (de las comedias ácidas), y unos intérpretes de prestigio, pero el resultado final queda en una ramplona comedia de farsas encadenadas, de mentiras que solo se salvan con más mentiras. Bien es cierto que es una película sin más pretensión que hacerte disfrutar un rato, y esto lo consigue a medias.

Estamos en Nueva York, Toni Simmons es una chica de 21 años, tras un desengaño amoroso intenta suicidarse, pero lo impide su vecino Igor Sullivan (Rick Lenz). Cuando se entera de lo sucedido su amante, el dentista Julian Winston (Walter Matthau), decide recomponer la situación y casarse con ella, el problema es que como escudo al principio le contó a Toni que estaba casado y tenía tres hijos, y para no decir la verdad le cuenta que piensa divorciarse, la situación se complica aún más cuando Toni desea conocer a su esposa. También tendrá importancia en la historia la secretaria de Julian, Stephanie Dickinson (Ingrid Bergman), y dos clientes amigos de Julian, Harvey Greenfield (Jack Weston) y Arturo Sánchez (Vito Scotti).

Una comedia que tiene un potente inicio, jugando con las apariencias, con las mentiras, con truhanes, con la inocencia, con diálogos frescos, con situaciones estupendas, pero a medio metraje (o menos) todo se convierte en un barullo cercano a la astracanada, ello asentado en las penosas escenas de la discoteca, un peso muerto que echa a pique el film. Tampoco ayuda que desde el minuto cinco todo se hace tan previsible como que después del día viene la noche, todo lo reguilar (siendo benévolo) se acentúa cuando conforme avanzan los minutos su desarrollo se vuelve más y más esperpéntico, donde la mínima racionalidad ha sido absorbida por una sensación de artificiosidad plus. Trata temas como la mentira, el adulterio, los sacrificios por amor, pero tratados de un modo naif.

Destacaría sobre la inanidad del producto, la grácil y encantadora actuación de Goldie Hawn, un encanto, extrovertida, simpática, sensual, con esos ojazos saltones, con su candidez, una actuación por la que ganó el Oscar, y asimismo quedó encasillada en este tipo de roles. Está el baile descocado de Ingrid Bergman, el llamado “Baile del dentista”, todo un shock para los que la tenemos en mente por su Colosal papel en “Casablanca”, provocando en mí una mezcla turbadora entre vergüenza ajena y perplejidad, ello para una actriz sueca nada acostumbrada a la comedia, de hecho ello actúa cual si estuviera en un drama, su rostro estoico y flemático apenas deja entrever sonrisa alguna. Mala es la elección de Walter Matthau para un personaje de playboy, no te lo crees, chirría con Goldie Hawn a su lado, por supuesto que la vis cómica la tiene, arrolla con su mordacidad, pero de enamora-jóvenes queda muy forzado (quedándome corto), este error de casting se maximiza cuando además de no tener compenetración alguna con Hawn, tampoco la tiene con Bergman, su química es nula, con lo que además de un guión que derrapa, parte de los protagonistas no suman.

La puesta en escena, a pesar de querer alejarse de su origen teatral se nota mucho de donde proviene el libreto, con diseño de producción de Robert Clatworthy (“Sed de mal”), rodándose en Nueva York, con pocos exteriores, el relato se centra en su tres escenarios, la consulta del dentista, la casa de Toni, y un local de fiestas, con una realización funcional, con una fotografía a cargo de Charles Lang (“Con faldas y a lo loco”), muy luminosa, en la tonalidad de fulgor cromático que su premisa de comedia trivial requiere. Lo más reseñable es su banda sonora obra de Quincy Jones (“El color purpura”), una delicia que nos sumerge en la época, con temas además que se oyen del propio Quicy y Neil Diamond.

El productor M.J. Frankovich se hizo acreedor del odio de Lauren Bacall cuando desestimó su participación en la película en favor de Ingrid Bergman, a la sazón nueve años mayor, para representar el papel de la sufrida enfermera Stephanie que es la fiel colaboradora del Don Juan odontólogo Dr. Julian Winston.

Comedia pasable, que desaprovecha el tremendo caudal de actores que integra en su historia. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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