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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Musical. Drama Mediados del siglo XIX. A la escuela de Brookfield, llega el joven profesor Mister Chips, que pasará allí toda su vida como maestro de varias generaciones, hasta la Primera Guerra Mundial. Nueva adaptación musical de la novela de James Hilton que supuso el debut como director de Herbert Ross. (FILMAFFINITY)
25 de noviembre de 2015
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
189/03(08/11/15) Sobrevalorado musical del entonces debutante en la dirección Herbert Ross (hasta entonces reputado coreógrafo), una superficial y alargadísima propuesta que intenta analizar sin fuerza el contraste entre la rigidez de los clásicos colegios ingleses con la alegría vida extrovertida de una corista. Es un film anodino, sin garra, sin números musicales destacables, sin canciones atractivas, sin una historia que te mueva a emocionarte, me ha resultado una propuesta plana, donde lo salvable es la actuación de Peter O’Toole (nominado al Oscar, perdió ante el John Wayne de “Valor de ley”) y su elegante puesta en escena. Si bien no es mi género preferido el musical, hay films que si me gustan, pues además me ofrecen algo apreciable, bien sea humor, reflexión, hondura sentimental, nada se halla en este metraje que se hace eterno. Es la adaptación de la novela homónima de James Hilton (“Horizontes perdidos”) de 1934, ya llevada al cine en 1939 por Sam Wood, llevándose el Oscar Robert Donat por su encarnación del protagonista. El guionista Terence Rattigan alteró sobre el libro varios elementos, cambiando el marco temporal, el libro arranca a mediados del SXIX hasta el comienzo de la Gran Guerra, Rattingan lo desplaza a que empiece en la década de 1920 y lo lleva hasta la década de 1960, tampoco muestra el film la primera llegada de Mr. Chips al colegio, si lo hace la novela, Katherine Bridges pasa de ser en el libro una dama de la alta sociedad a en el film convertirse en cantante corista, hay algún cambio más importante (spoiler).

El escenario principal es la rígida Escuela Brookfield en Inglaterra, arranca en la década de 1920, y se desarrolla durante algunas décadas, el protagonista es Arthur Chipping (Peter O´Toole), conocido como Mr. Chips (Chips en inglés significa ayudar, servir, contribuir), un vocacional y aburrido profesor, este tras unas vacaciones en Pompeya intima con la corista inglesa Katherine Bridges (Petula Clark), entre los dos surge el amor, pero la devoción de Arthur por su trabajo es un obstáculo a salvar.

Es una cinta de la que esperaba algo de chicha, algo de humor, algo de hondura, algo de alma, alguna canción reseñable y mi decepción ha sido mayúscula, con unos temas musicales incrustados de modo naif, con situaciones un tanto forzadas, adoleciendo de ritmo, donde no hay conexión alguna entre el profesorado y los alumnos, y es que estos últimos carecen de personalidad, son un ente moniliforme sin sobresalir alguno, tampoco existen secundarios delineados de apoyo, meros personajes que pasan por allí, aportan lo que un florero sin flores. La cinta divaga en su extenso metraje por una historia de amor rutinaria, plúmbea, que no te llega, quedando en uno de esos films que no son ni malos ni buenos, pero que se difuminan con rapidez en la memoria.

Peter O’Toole compone con contención y finura a este repipi y frío profesor, ayuda a forjar su carácter pétreo y flemático que no se le dan muchas canciones para estropearlo, expone su porte adusto de profesor cliché inglés. Petula Clark es la que lleva el peso interpretativo en las canciones, en este apartado se viene arriba, pero su papel en cuestión de hondura da poco de sí. Como curiosidad aparece Sian Phillips como Ursula, la amiga de Kathy, esta actriz estaba casada entonces con Peter O’Toole.

Herbert Ross en esta su ópera prima deja poca impronta, solo medio-destacable sus múltiples tomas aéreas, en su debe que tanto abusa de esto que se pasa poniendo la cámara en toma subjetiva de una bomba. La puesta en escena rezuma elegancia con un destacado diseño de producción de Ken Adam (“James Bond contra el Dr. No”, “Teléfono Rojo” o “Barry Lyndon”), siendo el Brokfield College en realidad el Sherbone School en Dorset, rodándose también en el pueblo y la estación, asimismo se filmó en Italia en lugares como Campania, Capaccio, Nápoles, Paestum, Pompeya y Positano. La evocadora fotografía es de Oswald Morris (“Lolita”, “Oliver” o “La huella”), haciendo uso de planos generales, grúas y tomas aéreas. La música es de John Williams, no dejando marca. Las canciones son compuestas por Leslie Bricusse (“Los fabulosos Baker Boys”, “Casino” o “La Guerra de los Mundos”), y como ya he señalado no son de las que te mueven a emocionar. Tampoco las coreografías son nada que nos saquen de la monotonía, como curiosidad dos números de la producción musical de Petula Clark son coreografiadas por la esposa del director, Nora Kaye.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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