198/02(02/07/20) Decepcionante thriller producido, dirigido y protagonizado por Clint Eastwood. Sobre el papel una estimulante propuesta de película de espías en medio de misiones cuasi-suicidas enmarcado en la Guerra Fría, centrado en la misión de que un piloto estadounidense veterano de la Guerra de Vietnam (con síndrome de estrés post traumático por ello), que tiene la misión de ir a la URSS (habla ruso por vía materna, y lo más importante es que le viene bien el traje de piloto soviético) y robar un avión militar (vuela seis veces la velocidad del sonido y cuyo armamento puede ser activado por las ondas cerebrales del piloto, aunque el piloto debe pensar en ruso) que puede desequilibrar la balanza entre las dos superpotencias, pero sobre el celuloide Eastwood desarrolla una película que aparece dirigida con el piloto automático, desprovista de tensión, sin intensidad, sin giros estimulantes, más plana que una mesa, donde la gente se sacrifica con nobleza en pos de un bien mayor y la sensación es de frialdad, derivando en un final en que te importa poco lo que pase. Inspirándose en hechos reales se basa en la novela homónima de Craig Thomas, publicada en 1977, guionizado por Alex Lasker (“Más allá de Rangún”), y Wendell Wellman (“Impacto súbito”), en lo que es un remedo de una película de James Bond, pero desprovisto de todo el jugo que hace agradable esta saga, sin humor, sin chicas Bond, sin escenas de acción ingeniosas, sin villanos carismáticos, y con un final anticlimático. Eastwood se toma tan en serio que quiere darle a su protagonista un fondo dramático con unos artificiosos ataques psicológicos por traumas reflejados en una manipuladora imagen de una niña vietnamita, siendo inverosímil que la CIA diera a alguien con esas taras mentales una misión tan importante, pero es que además esto lo muestran con flash-backs maniqueos. Una película a la que le falta emoción, le sobra seriedad, le falta imaginación, le sobra mucho tedio, le faltan actuaciones con alma (de la actuación de Clint Eastwood no hablaré, pues me cae bien y no quiere ensañarme), le sobran muchos minutos, le faltan secundarios con chicha, le sobra un clímax interesante, le sobra una banda sonora trivial del otrora gran Maurice Jarre.

Uno tiene la impresión que en el argumento nos toman el pelo, pues en vez de hacerse pasar por sueco o suizo, el infiltrado Gant tiene el pasaporte de un estadounidense (increíble!); Resulta que el súper avión de combate ha sido creado por ingenieros judíos, pero estos trabajan de modo encubierto para los estadounidenses, esto no hay por dónde cogerlo; El modo tan facilón con que Gant entra y se sube en el Firefox resulta de chiste malo, con esta seguridad ‘rígida’ soviética les pueden robar Siberia entera y ni se enteran (ridículo). En el último tercio pasamos a un interminable juego del gato y el ratón con el Firefox por los cielos de la URSS, resuelto todo de un modo ramplón, insulso, como si tuvieran prisa por acabar, donde las virguerías que uno espera de este avión resultan banales, ello aderezado con tramos vergonzantes en una persecución entre cañones inverosímiles a la velocidad que van, solo para mostrar los efectos especiales del creador de f/x de “Star Wars”. Al final termina pareciendo una película hecha montado Eastwood en la ola republicana de la presidencia de Ronald Reagan.

Aspectos verídicos (Habis dixit):
-La deserción de Belenko llevando su MiG-25 a Japón, avión usado como base para el MiG-31.
-La sensación en EEUU, tras el fracaso de Vietnam, tras la invasión soviética de Afganistán, tras el avance del comunismo en el sudeste asiático, América Latina y Africa, de que se estaba entrando en una fase de la Guerra Fria donde serían los soviéticos los que llevarían la iniciativa.
-El MiG-31 Foxhound (el radar del MiG-25 sí se llamaba Foxfire); en la fecha del rodaje, el avión acababa de entrar en servicio. Era la época en que la URSS amenazaba adelantar tecnológicamente a Occidente con algunos sistemas de armas (el crucero Kirov, los tanques T-80, los vehiculos de infanteria mecanizada BMP y BMD...) y en altas instancias de la USAF se temía que los ajustes sobre el MiG-25 acabaran dando un vehículo tan sofisticado o más que el F-15 que se estaba empezando a desplegar.
-El antisemitismo en la URSS fue constante hasta el último día
-El diseño antiradar anticipa, sorprendentemente, el aspecto del F-117, avión que por entonces aun era un prototipo.

Me queda un film olvidablemente del montón de abajo en su categoría. Fuerza y honor!!!

PD. El inicio con el helicóptero llegando a los bosques de Alaska a ‘fichar’ para la misión a Gant que está retirado del mundanal ruido, recuerda y mucho al comienzo de “Commando” con Scwarzenegger.