56/25(25/02/11) George Clooney debutó en la dirección con este fallido trabajo, hay bastantes cosas buenas, escenas divertidas, pero el resultado es bastante descompensado, no existe equilibrio y su estrambótica historia termina por ser fría y distante, provocando una nula empatía con los personajes de los que te llega a dar igual lo que les pase. El guión está firmado por el singular guionista, Charlie Kaufman (‘Como ser John Makovich’ o ‘Olvídate de mí’), un tipo creador de atmósferas que navegan entre el surrealismo mágico y lo estrafalario, con lo que si no se consigue armonizar los elementos roza la astracanada. El argumento gira en torno a Chuck Barris (buen Sam Rockwell), aspirante a la fama de la tele que se convierte en el inventor y productor de los concursos basura en los que una muchacha debe escoger mediante preguntas entre tres hombres a los que no ve, a este personaje un agente de la CIA lo recluta como asesino, con lo alterna su imagen pública de frívolo con su faceta de agente secreto, según dice Barris, el escritor y protagonista del libro en el que se basa, todo es real, pero esto lo pone en duda mucha gente, lo único verificable es lo concerniente a su labor en la tele. Posee un arranque atractivo que te mete en la enigmática historia pero poco a poco el relato se torna en una gamberrada en la que parecen disfrutar más los actores que los espectadores, donde a media que pasa el metraje más alejado estoy de lo que veo pues nunca se que juega, no sé si es una crítica a la televisión, no sé si es un thriller, no sé si va de espías, no sé si es un drama, si es una comedia, al final mi sensación es que ni Clooney sabe lo que es, es un pescado que se le ha escurrido de las manos, no ha sabido manejar una narración con bastantes posibilidades satíricas y que deriva en llegar a producir bostezos. De lo mejor es su elegante puesta en escena, con un muy buen trabajo fotográfico de Newton Thomas Sigel (‘Sospechosos habituales’, ‘Valkiria’ o ‘X Men’) que crea un ambiente de misterio, utilizando los tonos pastel para los tramos referentes a la tele y utilizando las sombras para los de cine negro. Sam Rockwell es el pilar más sólido en el que se apoya la película desarrollando un papel bueno para un rol muy complejo y complicado de afrontar, su trabajo hace que su confuso papel sea más digerible. Recomendable a los amantes de sátiras bufonas. Fuerza y honor!!!