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Voto de TOM REGAN:
9
7,6
121.164
Comedia
El Nota (Jeff Bridges), un vago que vive en Los Angeles, un día es confundido por un par de matones con el millonario Jeff Lebowski, con quien sólo comparte apellido. Después de que orinen en su alfombra, el Nota inicia la búsqueda de El Gran Lebowski. De su encuentro surgirá un trato: el Nota recibirá una recompensa si consigue encontrar a la mujer del magnate. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
217/12(17/11/16) Fascinante sugestiva, mordaz, ingeniosa, divertidísima séptima cinta de los hermanos Coen (escriben los dos, Joel y Ethan), y oficialmente el primero dirige y el segundo produce), un punzante retrato de la sociedad de Los Ángeles, donde lo que priman son los personajes y las situaciones, por encima de su hilo argumental, una fauna delirante se seres disfuncionales, inmersos en un relato con efluvios a las novelas policíacas de Raymond Chandler (sobre todo a “The Big Slepp”, 1939), haciendo que el protagonista en sus pesquisas se tenga que mover por la cosmopolita ciudad angelina alternando con todo tipo de seres en diferentes estratos sociales, dándole la vuelta al típico personaje del detective rudo, adusto, inteligente, sagaz, aquí el pseudo-detective es un patán, vago, desaliñado, torpe, hippy, la contra-imagen de Philip Marlowe, en una sucesión de viñetas que se mueven con un humor de muchas gamas, pero siempre jocoso, desde el físico, el de los agudos diálogos, el slapstick, el de equívocos, el screw-ball, y siempre con un ritmo fluido, ágil, absorbente, con unos actores maravillosamente definidos, además de fabulosamente interpretados, Apoteósico Jeff Bridges, con el probablemente el rol con el que pasará a la Historia, y adornado todo con una ambientación sugerente y con un gusto luminoso-optimista grácil. El personaje del “Nota” está inspirado en uno real, Jeff Dowd, un publicista independiente que jugó un papel decisivo en el lanzamiento de " Blood Simple " (1984), la primera película de los Coen. La cinta fue en su momento un fracaso comercial, el tiempo la ha elevado (justamente) a obra de culto, formando parte de esa exclusiva lista de films que mejora a cada visionado, encontrándole en cada revisión algo nuevo de lo que disfrutar.
La cinta se convierte en una odisea urbanita donde chocan distintos modos de comportarse en la heterodoxa Los Ángeles, con millonarios excéntricos, con bohemios jugadores de bolos, con extraños secuestros, con militaristas conversos al judaísmo, con policías reaccionarios, con pederastas expertos en bowling, con nihilistas chuscos, pintores que lo hacen desnudos colgado de arneses, fiestas flower-power en la playa organizadas por potentados del porno, rusos blancos, taxistas negros fans de los Eagles, Saddan Husein de encargado de una bolera, y sobre todo con un protagonista antítesis del lacónico y carismático detective creado por figuras como Bogart o Mitchum, todo ello metido en una coctelera da como resultado una película única, una comedia vivaraz. Aquí lo importante es contraponer a los estrafalarios personajes en el entorno de una iconoclasta ciudad, paseando a los mismos por mansiones solariegas, barrios residenciales, fiestas hippies, viviendas clásicas costeras, o el santuario que es la sala de bolos. Ello en un relato poco original, enmarañado pero que al final todo cobra sentido, no siendo importante el fin, si no el camino seguido, donde lo que brilla es el modo trepidante y chisporreante de desarrollarlo, dando como resultado una jugosísima miscelánea de comedia y trama detectivesca un tanto naif.
La cinta lleva el sello Coen por todas partes, sobre todo en la galería de personajes excesivos que desbordan frescura, composiciones bizarras, riéndose de la cultura pop estadounidense, de los vaqueros, los bolos, la música, y donde la violencia explota secamente, donde prima un delicioso humor negro, plagado de frases y charlas mordaces y penetrantes, un retorcimiento de las situaciones incisivo, donde los personajes en su alambicado comportamiento transpiran matices, taras, aristas, o sea humanidad. Todo incrustado en un contexto donde colisionan con un fondo satírico y cínico la rectitud, el conservadurismo grotesco de algunos personajes (el millonario, el empresario porno, el jefe de policía, el taxista aficionado a los Eagles, Walter Schobak,...) frente a la displicencia hippie despreocupada de otros (“El Nota”, Maude, Tara, “Donny”...), de este enfrentamiento de caracteres brotará lo mejor de la película, dejando momentos de un absurdo rozando el surrealismo más descocado y chistoso. Resultando en su discurrir una comedia alocada, ácida, vibrante, denunciando males de la sociedad USA, desde el humor se ataca el autoritarismo, el abuso del poder, la hipocresía de las clases altas, el afán armamentístico doméstico, adentrándose en lo extravagante, lo pintoresco, el disparate, el sarcasmo, y todo con un gran poder de en conexión con el espectador, haciendo un subyugante uso de lo onírico, con tramos alucinatorio-hipnóticos, con lisérgicos números musicales desbordantes de imaginación.
Jeff Bridges se mimetiza con el personaje, no puedes pensar que actúe, es el “NOTA”, la némesis de un detective del noir, desaliñado, viste con bermudas y chanclas, melena mal aseada, barba mal cuidada, de pose despreocupada, nada parece afectarle, Memorable simbiosis con el protagonista, el actor por siempre será el “NOTA”, da igual lo que haga. Bridges para preparar su interpretación conoció a Dowd, llevando la ropa de este, adoptando mismo aspecto físico que Dowd, incluyendo el encorvarse y su vientre amplio, Icónico antihéroe. John Goodman como el fiel amigo del “Nota”, está sensacional, derrocha carácter, un pendenciero grotesco, pero muy gracioso en su autoseguridad que solo deja entrever una gran fragilidad, personaje inspirado libremente en Lewis Abernathy, veterano de Vietnam que más tarde se convirtió en investigador privado. David Huddleston como el millonario Lebowski desborda carisma y mala leche, un amargado pretencioso y clasista excelentemente encarnado. Julianne Moore está muy bien en su papel de pintora excéntrica. John Turturro desternillante en su rol de Jesús Quintana, “bowler” estrafalario vestido peculiarmente y con una danza descojonante cuando va a lanzar bolos. Ben Gazzara despliega su tremenda personalidad de magnate en pequeño papel. (sigue en spoiler)
La cinta se convierte en una odisea urbanita donde chocan distintos modos de comportarse en la heterodoxa Los Ángeles, con millonarios excéntricos, con bohemios jugadores de bolos, con extraños secuestros, con militaristas conversos al judaísmo, con policías reaccionarios, con pederastas expertos en bowling, con nihilistas chuscos, pintores que lo hacen desnudos colgado de arneses, fiestas flower-power en la playa organizadas por potentados del porno, rusos blancos, taxistas negros fans de los Eagles, Saddan Husein de encargado de una bolera, y sobre todo con un protagonista antítesis del lacónico y carismático detective creado por figuras como Bogart o Mitchum, todo ello metido en una coctelera da como resultado una película única, una comedia vivaraz. Aquí lo importante es contraponer a los estrafalarios personajes en el entorno de una iconoclasta ciudad, paseando a los mismos por mansiones solariegas, barrios residenciales, fiestas hippies, viviendas clásicas costeras, o el santuario que es la sala de bolos. Ello en un relato poco original, enmarañado pero que al final todo cobra sentido, no siendo importante el fin, si no el camino seguido, donde lo que brilla es el modo trepidante y chisporreante de desarrollarlo, dando como resultado una jugosísima miscelánea de comedia y trama detectivesca un tanto naif.
La cinta lleva el sello Coen por todas partes, sobre todo en la galería de personajes excesivos que desbordan frescura, composiciones bizarras, riéndose de la cultura pop estadounidense, de los vaqueros, los bolos, la música, y donde la violencia explota secamente, donde prima un delicioso humor negro, plagado de frases y charlas mordaces y penetrantes, un retorcimiento de las situaciones incisivo, donde los personajes en su alambicado comportamiento transpiran matices, taras, aristas, o sea humanidad. Todo incrustado en un contexto donde colisionan con un fondo satírico y cínico la rectitud, el conservadurismo grotesco de algunos personajes (el millonario, el empresario porno, el jefe de policía, el taxista aficionado a los Eagles, Walter Schobak,...) frente a la displicencia hippie despreocupada de otros (“El Nota”, Maude, Tara, “Donny”...), de este enfrentamiento de caracteres brotará lo mejor de la película, dejando momentos de un absurdo rozando el surrealismo más descocado y chistoso. Resultando en su discurrir una comedia alocada, ácida, vibrante, denunciando males de la sociedad USA, desde el humor se ataca el autoritarismo, el abuso del poder, la hipocresía de las clases altas, el afán armamentístico doméstico, adentrándose en lo extravagante, lo pintoresco, el disparate, el sarcasmo, y todo con un gran poder de en conexión con el espectador, haciendo un subyugante uso de lo onírico, con tramos alucinatorio-hipnóticos, con lisérgicos números musicales desbordantes de imaginación.
Jeff Bridges se mimetiza con el personaje, no puedes pensar que actúe, es el “NOTA”, la némesis de un detective del noir, desaliñado, viste con bermudas y chanclas, melena mal aseada, barba mal cuidada, de pose despreocupada, nada parece afectarle, Memorable simbiosis con el protagonista, el actor por siempre será el “NOTA”, da igual lo que haga. Bridges para preparar su interpretación conoció a Dowd, llevando la ropa de este, adoptando mismo aspecto físico que Dowd, incluyendo el encorvarse y su vientre amplio, Icónico antihéroe. John Goodman como el fiel amigo del “Nota”, está sensacional, derrocha carácter, un pendenciero grotesco, pero muy gracioso en su autoseguridad que solo deja entrever una gran fragilidad, personaje inspirado libremente en Lewis Abernathy, veterano de Vietnam que más tarde se convirtió en investigador privado. David Huddleston como el millonario Lebowski desborda carisma y mala leche, un amargado pretencioso y clasista excelentemente encarnado. Julianne Moore está muy bien en su papel de pintora excéntrica. John Turturro desternillante en su rol de Jesús Quintana, “bowler” estrafalario vestido peculiarmente y con una danza descojonante cuando va a lanzar bolos. Ben Gazzara despliega su tremenda personalidad de magnate en pequeño papel. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... Peter Stormare está gracioso en su rol de líder nihilista de una banda de freaks engreídos. Steve Buscemi en un papel débil, y apocado para la raza del actor, también poco aprovechado Philip Seymour Hoffman. Sam Elliott hace de vaquero-narrador, haciendo el enfoque curioso de nosotros mismos, hablando en el epílogo a la cámara para preguntarnos que nos ha parecido la historia.
La puesta en escena resulta prodigiosa, con un delicioso diseño de producción de Rick Hendrichs (“Fargo”, “Sleepy Hollow” o “Piratas del Caribe”), rodando en escenarios reales de alrededor de Los Ángeles (Beverly Hills, Culver City, Fairfax, San Pedro, Santa Bárbara, Santa Mónica, L.A., etc.), las secuencias de bolos en el Star Lanes de Hollywood y secuencias de sueño del “Nota” en un hangar de aviones, la casa de Jackie Treehorn es en el Sheats Goldstein Residence , diseñado por John Lautner y construido en 1963 en las colinas de Hollywood, creando escenarios atemporales, como suspendidos en el tiempo, potenciado esto por la magnífica fotografía de Roger Deakins en su cuarta colaboración con los Coen (tras “Barton Fink” , “El gran salto”, y “Fargo”), aplicando una visualidad singular, proyectando un cromatismo fulgurante, exponenciado esto en las secuencias de sueños, dotando de gran profundidad los lugares, ello por grabar con lentes de gran angular, esto en divergencia con el modo de filmar el apartamentucho del “Nota”, con luz mortecina arenosa y mucho contrapicado para hacer la estancia más pequeña y mugrienta, jugando en la noche con azules, naranjas, dando sensación extraña, con movimientos de cámara sensacionales, componiendo una estética de cuasi toon en algún tramo, magna labor, a sobresaltar la fantasía que se despliega en los números musicales coreografiados espléndidamente por Bill y Jacqui Landrum (“O brother!”), con una cámara juguetona que levita por la escena con jolgorio y picardía. El score corre a cargo del músico habitual de los Coen (en todas), Carter Burwell, acompaña muy bien la acción, pero opacada por el estupendo repertorio de temas pop ecléctico, que van desde oír a Bob Dylan, la Creedence Clearwater Revival, Elvis Costello, Gipsy kings, Nina Simone, Kenny Rogers, Santana, Dean Martin, Shawn Colvin, o a Townes Van Zandt, sumado a temas clásicos de Mozart, Korngold, Piero Piccioni, o Henry Mancini, estructurando un aire atemporal, como ya he mencionado.
Spoiler:
Policía: -Había algo de valor en el coche?
El Nota: -Oh, sí, unas cintas de Creedence...
Policía: -Qué había en el maletín?
El Nota: -Oh, pues, ya sabe, papeles de la empresa, cosas del trabajo...
Policía: -En que trabaja?
El Nota: -Estoy en el paro.
Policía: -Bueno, aquí está su coche. Lo siento, las cintas de Creedence no están, ni tampoco el maletín.
El Nota: -Pero, tienen alguna pista o algo?
Policía: -Oh, si, por supuesto. No se preocupe, los chicos del laboratorio están en ello y estamos trabajando en doble turno para resolver el caso...
"Se dice que mi arte es vaginal y eso molesta a los hombres. La misma palabra incomoda a los hombres. Vagina. No les gusta oírla y les cuesta decirla pero sí les gusta hablar de su "verga", su "palo" o su "pito".
"Yo no soy Jeff Lebowski. Usted es Jeff Lebowski! Yo soy el Nota. Puede llamarme Nota, el notísimo o el notarino."
"Afortunadamente estoy siguiendo un régimen de drogas bastante estricto para mantener la mente ya sabes... ágil"
"Les mentiría si les dijera que conozco Londres. Nunca he estado en Francia..."
El Nota: "... este tío trata a los objetos como si fueran mujeres"
Walter arremetiendo contra los nihilistas: "El nacionalsocialismo por lo menos sí era una doctrina"
Film de culto que recordaras por siempre, sobre todo por la fuerza arrolladora de sus personajes. Fuerza y honor!!!
Podéis leer más sobre el film en: http://tomregan.blogspot.com/2016/11/el-gran-lebowski.html
La puesta en escena resulta prodigiosa, con un delicioso diseño de producción de Rick Hendrichs (“Fargo”, “Sleepy Hollow” o “Piratas del Caribe”), rodando en escenarios reales de alrededor de Los Ángeles (Beverly Hills, Culver City, Fairfax, San Pedro, Santa Bárbara, Santa Mónica, L.A., etc.), las secuencias de bolos en el Star Lanes de Hollywood y secuencias de sueño del “Nota” en un hangar de aviones, la casa de Jackie Treehorn es en el Sheats Goldstein Residence , diseñado por John Lautner y construido en 1963 en las colinas de Hollywood, creando escenarios atemporales, como suspendidos en el tiempo, potenciado esto por la magnífica fotografía de Roger Deakins en su cuarta colaboración con los Coen (tras “Barton Fink” , “El gran salto”, y “Fargo”), aplicando una visualidad singular, proyectando un cromatismo fulgurante, exponenciado esto en las secuencias de sueños, dotando de gran profundidad los lugares, ello por grabar con lentes de gran angular, esto en divergencia con el modo de filmar el apartamentucho del “Nota”, con luz mortecina arenosa y mucho contrapicado para hacer la estancia más pequeña y mugrienta, jugando en la noche con azules, naranjas, dando sensación extraña, con movimientos de cámara sensacionales, componiendo una estética de cuasi toon en algún tramo, magna labor, a sobresaltar la fantasía que se despliega en los números musicales coreografiados espléndidamente por Bill y Jacqui Landrum (“O brother!”), con una cámara juguetona que levita por la escena con jolgorio y picardía. El score corre a cargo del músico habitual de los Coen (en todas), Carter Burwell, acompaña muy bien la acción, pero opacada por el estupendo repertorio de temas pop ecléctico, que van desde oír a Bob Dylan, la Creedence Clearwater Revival, Elvis Costello, Gipsy kings, Nina Simone, Kenny Rogers, Santana, Dean Martin, Shawn Colvin, o a Townes Van Zandt, sumado a temas clásicos de Mozart, Korngold, Piero Piccioni, o Henry Mancini, estructurando un aire atemporal, como ya he mencionado.
Spoiler:
Policía: -Había algo de valor en el coche?
El Nota: -Oh, sí, unas cintas de Creedence...
Policía: -Qué había en el maletín?
El Nota: -Oh, pues, ya sabe, papeles de la empresa, cosas del trabajo...
Policía: -En que trabaja?
El Nota: -Estoy en el paro.
Policía: -Bueno, aquí está su coche. Lo siento, las cintas de Creedence no están, ni tampoco el maletín.
El Nota: -Pero, tienen alguna pista o algo?
Policía: -Oh, si, por supuesto. No se preocupe, los chicos del laboratorio están en ello y estamos trabajando en doble turno para resolver el caso...
"Se dice que mi arte es vaginal y eso molesta a los hombres. La misma palabra incomoda a los hombres. Vagina. No les gusta oírla y les cuesta decirla pero sí les gusta hablar de su "verga", su "palo" o su "pito".
"Yo no soy Jeff Lebowski. Usted es Jeff Lebowski! Yo soy el Nota. Puede llamarme Nota, el notísimo o el notarino."
"Afortunadamente estoy siguiendo un régimen de drogas bastante estricto para mantener la mente ya sabes... ágil"
"Les mentiría si les dijera que conozco Londres. Nunca he estado en Francia..."
El Nota: "... este tío trata a los objetos como si fueran mujeres"
Walter arremetiendo contra los nihilistas: "El nacionalsocialismo por lo menos sí era una doctrina"
Film de culto que recordaras por siempre, sobre todo por la fuerza arrolladora de sus personajes. Fuerza y honor!!!
Podéis leer más sobre el film en: http://tomregan.blogspot.com/2016/11/el-gran-lebowski.html