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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Fantástico. Comedia En un inmenso descampado, se alza un viejo edificio habitado por personas de costumbres más bien extrañas que sólo tiene una preocupación: alimentarse. El propietario es un peculiar carnicero que tiene su establecimiento en los bajos del bloque. Allí llega un nuevo inquilino que trabaja en el circo y que alterará la vida de la excéntrica comunidad que lo habita. (FILMAFFINITY)
20 de mayo de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
168/28(19/05/21) Hace tres décadas irrumpió (17/Abril/2021) en el panorama cinematográfico la pareja gala Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro, imaginativo tándem con sentido visual original (influenciado por el Monty Python Terry Gilliam). El debut en un largometraje de este fantasioso binomio es con una comedia negra con sentido comicquero, con personajes tallados cual caricaturas grotescas, exagerados, excesivos, histriónicos, para una especie de 13 Rue del Percebe cruzada con la Polanskiana cinta “El quimérico inquilino” (1976). Con guión de los directores junto al escritor de cómics Gilles Adrien (La cidad de los niños perdidos), ambientan su relato oscuro en un mundo marginal en que la moneda son las lentejas, hay cabida para todo ser extravagante, en un escenario post-apocalíptico donde la carne animal es inexistente, así que para obtener el manjar hay que recurrir al canibalismo. Un espectáculo argumentalmente irregular, pero que tomándolo como una inmersión en una experiencia singular y turbadora te sentirás (por lo menos yo) solazado. Ello por una concepción artística cautivadora, ya desde tomas anguladas cercano al ojo de pez, con un manejo del sonido y la música extraordinario (ejemplo la miscelánea que se da en la probablemente mejor secuencia del film, con la coreografía de sonidos domésticos: Una pareja fornicando, un hombre hinchando una rueda de bici, el golpeo sobre una alfombra polvorienta, o los agujeros en un juguete), con un patinado cromático marcadamente amarillo-macilento, sumando una vigorosa edición, que provocan sensaciones. En u clima donde el surrealismo se apodera de la pantalla. Todo un delirio de inventiva puesta al servicio de sugestionar al espectador, tratando temas como la ilusión por vivir, el canibalismo, el suicidio, los complejos físicos, o la música como válvula de escape.

Obra esta que ha inspirado a cineastas posteriores, ejemplo es el español Javier Fesser, que claramente es deudor sensorial de estos creadores franceses, epítome de esto es su primer largo en 1998 como “El milagro de P.Tinto”, donde incluso hay una escena plagio-homenaje a la de los muelles de la cama. También se puede ver la influencia en otro director hispano, como es el vasco Álex de la Iglesia con su película del 2000, “La comunidad”, con la que tiene muchos puntos en común.

Al parecer, Delicatessen, existe principalmente para que Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro pudieran demostrar que tenían lo necesario para escribir y dirigir un largometraje, y así asegurar la financiación del guión que realmente querían hacer, “La ciudad de los niños perdidos” (1995). Y tuvieron éxito, pues triunfaron taquilleramente y en la crítica, con lo que pudieron rodar su ansiada siguiente película mencionada más ambiciosa

El epicentro de la acción es un decrépito edificio de pisos en medio de la nada, rodeado por una niebla espesa, colindada por construcciones derruidas. En este deprimente lugar el líder parece ser el carnicero, Clapet (aterrador Jean Claude Dreyfuss), un tipo avieso, presentado en el prólogo persiguiendo a un tipo (Pascal Benezech) que quiere escapar del lugar escondido en la basura (imagen turbadora sus ojos sobresaliendo temeroso por entre los desperdicios de un cubo de inmundicias, y cuando cree haber huido, se abre la tapa y aparece el carnicero con su cuchillo alzado. Allí vemos que los habitantes de esta particular comunidad están unidos para ‘reclutar’ incautos con anuncios en el periódico para ser sus particular Hansel o Gretel que alimentar vegetalmente para a continuación meterlo en el ‘horno’ para ser su manjar. Con esta sencilla propuesta de cuento perverso se desarrolla una fábula híper imaginativa


Esta comunidad está compuesta por seres que dejando aparte su ‘afición caníbal’ son personas que disfrutan de pequeños placeres, demostrando los realizadores ternura hacía sus radicales carnívoros, en lo que representa un mosaico grácil de esta colmena humana. Con gente que disfruta viendo por la (muy retro) tv musicales de la época dorada, dos hombres crean particulares juguetes en su taller; hay una pareja de traviesos niños, los hermanos Kube (Jacques Mathou y Rufus), que disfrutan observando y mal metiendo; hay una prostituta, Mademoiselle Plusse (Karin Viard), que trabaja ruidosamente con su cama; vemos a la Sra. Interligator (Sylvie Laguna), que escucha voces en su cabeza y repetidamente intenta suicidarse mediante el uso de varios dispositivos similares a Rube Goldberg; hay un tipo obsesionado por ruidos de ultratumba llegados por las cañerías; un hombre, Sr. Potim (Howard Vernon), sobrevive en el sótano rodeado por la humedad con sapos y caracoles (de los que se alimenta alejado de la dieta de los niveles superiores), la hija del carnicero acomplejada violonchelista por su falta de vista (compra dos de cada objeto doméstico porque siempre se estrella contra ellos),

Relato partido en dos: La primera mitad se dedica a la muy mordaz presentación de personajes y situación, con una muestra bizarra de los usos y costumbres de esta comunidad, donde todo es más tranquilo en sus viñetas coloridas y divertidas, como Louison (Jacque Pinon) intentando encontrar un muelle chirriante en la cama de la prostituta, con los dos botando en el colchón , en una danza descacharrante; o por supuesto la secuencia icónica del film, donde el edificio parece tener vida propia en una coreografía Epopéyica surcada de ruidos en diferentes lugares del bloque, desde una pareja que tienen sexo que hace crujir los muelles del colchón, una mujer toca el chelo, en otro lado un tipo da aire con una bomba a una rueda de bici, una mujer en el rellano golpea una alfombra para sacarle el polvo, vemos ondular el metrónomo de la chelista, en otro lado un hombre pinta un techo (de un modo original, enganchado a los tirantes), una mujer tricota un abrigo de punto con agujasen el taller un hombre mueve un pequeño juguete cual maracas y su compañero hace agujeros en otro artefacto, .. (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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