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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Drama Mientras que Accattone se pasa el día metido en las tabernas, Maddalena, la mujer con la que vive, debe ejercer la prostitución para mantenerlo. Cuando Maddalena es detenida y encarcelada, Accatone, privado de su medio de subsistencia, se ve condenado a llevar una vida miserable. Incluso debe pedir ayuda a su esposa legítima, Ascenza, a la que hace años abandonó. (FILMAFFINITY)
11 de septiembre de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
323/01(01/09/21) Notable ópera prima en la dirección del boloñés Pier Paolo Pasolini, que guioniza libremente inspirándose en au novela propia "Una vita violenta" (1959). Una realización de claro estilo neorrealista, ya desde el elenco de actores no profesionales provenientes del lugar donde se desarrolla la película, expresando la convicción de Pasolini de que no son "representables" por nadie más que ellos mismos como sujetos puros e incontaminados, desprovistos de las superestructuras impuestas por la sociedad. Como también destaca el énfasis temático en individuos empobrecidos, en este caso acercándose a retratar la marginal periferia de Roma, atestada de proxenetas, vagos, prostitutas, borrachos, ladrones, vividores ociosos y sobre todo mucha miseria. Siendo este crudo retrato un escándalo en su estreno por este microuniverso cargado de ‘escoria’ humana en la otra orilla del Tévere, el río símbolo de la ciudad, desarraigados, sin referentes morales, gentes que solo saben malear para medrar y obtener beneficio, la delincuencia como medio diario para sobrevivir. Ello reflejado por Pasolini con ascetismo visual, un extrarradio desolado, árido, seco, casuchas, chabolas, basureros, donde el permanente sol parece quemarlo todo, lugares desolados, filmado con potenciado feísmo, donde la esperanza ni está, ni se la espera, donde la muerte parece la única forma de salir de allí.

Siendo Accatone el epítome de todo esto, un tipo despreciable, pero complejo en sus dudas y ambigüedades que desprende durante el desarrollo de la película, un ser autodestructivo que parece en caída libre constante. Adornando la odisea de este ‘deshecho’ humano con extasiantes primeros planos, con diálogos frescos y espontáneos, con actuaciones tan histriónicas como se supone son estos seres de la trastienda de las grandes ciudades, y esto adornado con música clásica de Bach, creando un halo turbador sobre el relato, una oda a la podredumbre y a lo patético de lo que tanto bebía el cineasta. Ello en la ola ambiental de su film “El Evangelio según San Mateo” (1964), quizás epatando a estos dos protagonistas (¿?). La palabra ‘Accattone’ es un término informal que significa "vagabundo" o "gorrón".

Prólogo sobreimpresionado: “Me tomó el ángel de Dios, y el del infierno; gritaba: Eh, tú, del Cielo! por qué me privas?; Tú de éste te llevas lo eterno; por una lagrimita me lo quitan”. Versos de La Divina Comedia que son reflejo del Averno en el que nos moveremos, del que parece imposible huir. Vittorio (notable Franco Citti, sin experiencia como actor), apodado ‘Accattone’, lleva una vida tranquila como proxeneta hasta que su prostituta, Maddalena (buena Silvana Corsini), es herida por sus rivales y enviada a prisión. Al encontrarse sin ingresos fijos ni ganas de trabajar, primero trata de reconciliarse con la madre separada de su hijo, pero sus parientes lo ahuyentan; luego se encuentra con la (aparentemente) ingenua Stella (Franca Pasut) y trata de atraerla para que se prostituya para él.

Es un sub mundo poblado de personas que se vanaglorian de ser gañanes, de ser machistas, de ser delincuentes, de ser vagos, su existencia es intentar sobrevivir, seres a los que Pasolini se abstiene de juzgar. En medio está Accattone, que tras cada golpe intenta reponerse engañando, manipulando, y ello con puntuales arrebatos de arrepentimiento (dos pasitos delante de maldad, uno hacia atrás de conciencia, véase su relación con Stella, donde quizás atisba lo que es amor, o no). Ello en una narración cortada a machetazos de viñetas de enorme aspereza, cosidas por medio de situaciones desabridas, sin capacidad de sentimentalismo, sin manierismos fáciles, en un periplo de degradación moral sin fin. Es la exhibición de esta cloaca misógina, donde los ‘chulos’ pegan a su ‘putas’, las ‘putas’ pelean entre sí, las ‘putas’ son golpeadas por gañanes sin alma, las ingenuas son maleadas por crápulas para ser ‘putas’, lo que se dice una micro sociedad movida por putas, puteros y sus macarras. No aparecen o no quieren salir de esta espiral de corrupción moral, parecen a gusto en este modus vivendi, y cuando hay un amago de querer salir (por amor) esto dura poco. Estas ilusiones buenistas se ven reflejadas en la empatía que Pasolini quiere imprimir al protagonista con el malsano sueño que este tiene. Todo en un ir y venir de idas y venidas hasta el cortante final (aunque previsible).

Los marcados ideales comunistas de Pasolini salen a la palestra queriendo culpar al capitalismo de los males de estas gentes, esto me resulta un exabrupto culpar a los demás de tus propios vicios, cual niño pequeño es una mirada condescendiente donde el papa estado debe guiarte incluso cuando eres una alimaña.

De la puesta en escena destaca la climática cinematografía en glorioso b/n del gran Tonino delli Colli (“Erase una vez en América” o “El nombre de la rosa”), crenado un halo de sequedad cuasi irrespirable con esos planos de luz inmensa sobre escenarios y atuendo donde predomina el blanco que hace todo se difumine con el sol, también muy buena expresando la crueldad en sus muchas secuencias desgarradoras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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