104/24(21/04/20) Thriller ochentero que me pilló entonces en edad teenager, ese tiempo de cinéfagos de videoclub, y entonces me agradó esta mezcla de ciencia ficción y cine de acción, especie de buddy-movie (con su consecuente divergencia de caracteres entre el binomio protagónico) cruce que bebe de “La Cosa”, “Terminator”, “La invasión de los ultracuerpos, y en su clímax de “La Zona Muerta”. Una mezcolanza serie b, que vista hoy día 33 años después de su estreno me ha resultado muy plana y rutinaria, tanto que solo tiene que ofrecer tiroteos y más tiroteos poco inspirados, en una vorágine que quizás busca ocultar sus muchas carencias. Dirigida por Jack Sholder en su mejor obra (lo cual dice mucho de su mediocre trayectoria), con guión de Bob Hunt (seudónimo del escritor/ productor/ director Jim Kouf), teniendo como pareja protagonista a un robótico Kyle MacLachlan y un Michael Nouri que hace lo que puede con su papel unidimensional. Cinta que desde su minuto uno va directa a las escenas de acción, con un atraco a un banco y posterior vibrante persecución policial, tras esto pocas pausas tiene, pues la película se siente una cuesta abajo sin frenos constante. Ello en un desarrollo lineal, sin sorpresas, sin actuaciones a destacar, una vez se desvela al poco de empezar el ‘misterio’, todo se siente una huida hacia adelante, en sus continuas balaceras sin emoción alguna, sin tensión, suceden ante ti pero no te toca emoción alguna, no hay sub tras al margen, no hay mínima introspección de los personajes, son meros arquetipos de buenos muy buenos y el malo horrible sin evolución alguna, la eterna lucha del Bien vs Mal, sin complejidad, sin explicación alguna del porqué de lo que ocurre. La idea inicial da esperanzas pero la premisa es manejada de modo ordinario, sin saber crear intensidad, quedándome un pasarratos liviano, solo recordable por mi vena nostálgica. Una secuela, The Hidden II, fue dirigida por Seth Pinsker y lanzada en 1993. Danny Trejo en uno de sus primerísimos papeles, aunque apenas diga una frase.

Empieza de modo prometedor con un robo, tras lo que desemboca en una persecución trepidante, donde vemos al villano como alguien cínico en su mirada y sonrisa aviesa, y cual Terminator aguanta los tiroteos en su cuerpo como pellizcos de ursulina. Luego en el hospital nos enteramos del porqué de esta persona cuasi-indestructible (un alien que pasa de cuerpo a cuerpo [por la boca] cuando esta ‘funda’ se ‘estropea’), tras lo que hay un robo de un Ferrari con mucho de humor negro, como también otro a una tienda de música. Pero cuando la película se monta en la montaña rusa de tiroteos la cinta baja enteros, pues tampoco es que sean especialmente llamativos.

Su puesta en escena tampoco es que sea nada imaginativa, no tiene ninguna marca que la haga destacable, si acaso está su techno banda sonora de Michael Convertino hija (para mal) de su tiempo, espantosa cual camiseta con hombreras.

Tampoco es que el rush final sea muy ingenioso (spoiler), añádase un epílogo un tanto chirriante (spoiler).