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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Cine negro. Thriller Tony Camonte (Paul Muni), un pistolero de origen italiano, ignorante y sin escrúpulos, es el lugarteniente de Johnny Lovo (Osgood Perkins), el hampón más poderoso del South End de Chicago. Ambicioso y cruel, Camonte, que por una cicatriz que le cruza el rostro recibe el apelativo de Cara cortada, elimina poco a poco a los rivales de su jefe hasta que, con la ayuda de su amigo Gino Rinaldo (George Raft), le arrebata el poder también a él ... [+]
4 de febrero de 2020
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
22/22(29/01/20) Clásico imperecedero del género gangsteril, dirección de Howard Hawks tocado por las musas, expone con virulencia la violencia, con persecuciones, tiroteos, masacres, explosiones, tommy guns, y muchos muertos (hasta 28 ), todo filmado con elegancia, matices esplendidos (como la constante X ya vista en los créditos iniciales [signo relacionado con la marca aparecía en las fotografías de los periódicos para mostrar el espacio en que se había hallado un cadáver], o el brillante plano-secuencia del inicio, los fueras de campo, las sombras, el silbido de Tony Camonte premonición de muerte, la moneda con que juega Guino, las vidrieras con nombres inscritos que se rompen como preludio de la desaparición del ínclito, ese grifo de cerveza desbocado, esa transición de elipsis viendo pasar el tiempo con un calendario al que le pasan las hojas con balaceras de la Tommygun, o elalegórico luminoso de ‘El mundo es tuyo’), ayudado en gran medida por la formidable cinematografía con claros referentes en el expresionismo alemán por sus juegos de iluminación y sombras. Ello en clásica narración de auge y caída, en lo que se puede entender como una retorcida visión del Sueño Americano, esto ejemplificado con el lema de Camonte: "Hazlo primero, hazlo tú mismo y sigue haciéndolo", también está el simbolismo aparece tres veces cruciales en la película del luminoso de "El mundo es tuyo", el apartamento de Camonte da a un letrero de neón. El gangster lucha por el mismo sueño americano que cualquier otra persona, pero a través de la violencia y la actividad ilícita, aderezado con el escabroso tema del sugerido incesto, ello en clara analogía decadente al Emperador Calígula, en este caso el Capo de Chicago. Relata hechos cuasi coetáneos, pues la película se rodó en el 1930, y aun quedaban 3 años (1933) para terminar la Ley Volstead (Ley Seca 1929-1930).

Hawks dota de ritmo trepidante el metraje, demostrando gran inspiración, delineando personajes con carácter que se mueve. Este ingenio desde un inicio cautivador, con un plano secuencia de más de 3 minutos, donde la cámara presenta a Scarface cual sombra de la muerte que tiene su propio silbido que anticipa la muerte. Supongo que uno de los puntos que más molestó a los censores del tiempo fue que no hay atisbo de dilemas morales en estos gangsters. Siendo el epítome Tony Camonte, un amoral que disfruta matando, de mentalidad primaria, no tiene más estrategia que ir eliminando cual pirámide a todo el que le molesta para intentar llegar a la cima, (“Hazlo primero, hazlo tú mismo y sigue haciéndolo”, es su lema que le espeta a Guino Rinaldo). Se mueve en un submundo criminal donde Hawks compone a su alrededor uno de sus temas preferidos, como es el sentido del deber testosrenil, profesionales haciendo lo que mejor saben, solo que aquí es medrar en el negocio del tráfico del alcohol. Pareciendo que el director intenta que empaticemos con el protagonista, pues en este mundillo de tiroteos en tsunami, nunca veremos morir a alguien inocente, solo caen los ‘soldados’ de estas mafias, no hay daños colaterales, esto hace que Tony nos cree más simpatías.

La violencia fue novedosa y rompedora en su momento, yendo increscendo, mucha de ella fuera de plano, anticipada con recursos ya mencionados (el silbido, la moneda de Guino, la X,…), pero también veremos torturas a dueños de bar, y en su tramo final esta comienza a ser explicita en tiroteos salvajes, con muertes explícitas, desembocando en un rush final abrasador.

Llama la atención como Hawks inserta notas de humor en la película, mayoría a cargo de Vince Barnett encarnando a uno de los hombres de Tony, ejemplo de esto el ‘gag’ haciendo de secretario que no se entera de nada de lo que le dicen por teléfono, par a mí un tipo de humor que no encaja en el tono de la película, parece Stan Laurel (El Flaco) haciendo payasadas. Se siente mejor el estilo cínico de Tomy, como en la escena en que descubre la Tommy Gun mientras le disparan en un restaurante y hace que su lugarteniente Rinaldo salga a la calle a por uno durante la refriega.

Tema escabroso-malsano pasó la censura el del incesto entre dos hermanos como Tony y Cesca (Ann Dovrak), inspirándose esta relación patológica en la de los la singular familia Borgia, Lucrecia y su hermano César. Hawks explicó le planteó a Ben Hecht este tema cuando le encargó el guión: “Se me ha ocurrido la idea de que la familia Borgia está viviendo hoy en Chicago. Mira, nuestro Borgia es Al Capone, y su hermana comete el mismo incesto que Lucrecia Borgia” (otras fuentes afirman fue Hecht quien propuso esta idea a Hawks). Esta relación termina siendo la kriptonita de Tony, es donde pierde el control, y sobrepasa la línea que termina propiciando su caída cual Emperador romano.

Hay subyacente crítica a los pocos medios de que disponía la policía para cazar a estos delincuentes, pero esto en en algún caso se siente impostado, me refiero al modo en que lo tratan los periodistas, que parecen nos den clases de moralidad rompiendo la cuarta pared. Pero además Hawks de modo mordaz y con ironía pone en boca del protagonista una de las armas legales con las que se las apañaban los potenciales gánsteres para escapar a la justicia era Habeas Corpus, tanto que Tony hace ‘coña’ de esto ("un Habeas Corpus de esos").

Destaca el gran manejo de la cámara de Lee Garmes (“El expreso de Shanghai”), y L. William O’Connell (“El retorno del vampiro”), labor ya enaltecida en mis comentarios anteriores en sus juegos de expresionismo y más recursos estéticos. Con fuertes contrastes de b/n en la fotografía, habitaciones foscas, siluetas de cuerpos contra sombras dibujadas y charcos de luz afinadamente ubicada; esto potenciado por electrizante edición de Edward Curtiss (“Winchester 73”), jugando hábilmente con elipsis y fundidos, destacaré el modo en que se escenifica el final de la Masacre de San Valentín, con una ráfaga de humo y desaparecen las sombras de los cuerpos;… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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