En su autobiografía, Stephen King deja caer que la novela "Misery" era un cálido "homenaje" a todos aquellos seguidores psicópatas que le perseguían para ver cuándo terminaría su próxima novela. Surgida en un periodo tumultuoso para el autor, en el que escribía a destajo bajo los efectos de las anfetaminas, fue una de sus mejores obras, al igual que, curiosamente, aquellas a las que tituló con nombre de mujer: "Carrie", "Christine" o "Dolores Clairborne".

En esta adaptación de Rob Reiner, James Caan es un escritor de novela romántica, autor de una saga de éxito que es rescatado en un terrible accidente por una entusiasta enfermera y fan de sus novelas. Mientras ella va evolucionando de mujer encantadora a terrorífica psicópata, el escritor permanece en cama, con las piernas rotas y aturdido por las drogas contra el dolor: la más horrible impotencia a la que se puede ver reducida una persona. Y estando de esa guisa, debe escribir un libro más para la saga Misery idolatrada por la enfermera. Este libro elaborado a contrarreloj se convertirá, a un tiempo, en una servidumbre y en una salvaguarda contra la voluntad de su antagonista.

Terror claustrofóbico y oscuro que convierte una habitación con dos personajes en la viva definición del infierno: Rob Reiner apartó por un momento su reputación de blandito para elaborar una de las mejores películas de terror de los noventa en base a un magnífico guión adaptado del también novelista William Goldman.

El momentito del mazo quedó para la posteridad del horror de los horrores: pero no tanto como el impresionante tour de force entre dos actores decididos a hacernos pasar el peor rato de nuestras vidas.

Muy buena película que demostró que el cine de terror todavía podía dar coletazos de calidad. Si eres devoto del género, "Misery" se convertirá en uno de tus imprescindibles.