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Voto de Juan Alegre Arnau:
9
Drama. Cine negro Con el fin de llevar a cabo su venganza personal, un hombre persigue por las calles de Tokio a las cinco mujeres que llevaron a su mejor amigo al suicidio. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2024
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Todos los amantes del cine asiático nos acordamos del épico final de Sanjuro, la gran película del maestro Akira Kurosawa. Cuesta olvidarse del enorme chorro de sangre que brota del cortado cuerpo de Nakadai una vez Mifune desenvaina. Sin embargo, para mí no es ese el momento más importante. Una vez muerto su enemigo, la expresión de Sanjuro es de tristeza. El hombre al que ha matado no es muy distinto a él y sabe que, tarde o temprano, a él le terminará por suceder lo mismo.

100 años después, en el oscuro japón moderno de los años 60, ocurre esta historia. Lo primero que vemos es un hombre golpeando y torturando a una mujer. Luego ella, coaccionada, escribe a duras penas cuatro nombres y sus lugares de residencia. Nada más terminar, es violada y asesinada por el agresor, que toma la lista y desaparece sin dejar rastro.

Requiem por una masacre subvierte varios tropos del género de venganza como solo los japoneses saben hacer (basta con ver Shura, de Toshio Matsumoto). Nuestro protagonista es poco más que un asesino en serie con fetichismo sexual incluido, al que nos vemos obligados a seguir en sus pesquisas porque no nos queda otra. Sabemos que se está vengando porque lo dice la sinopsis, pero no dan más detalles. Es difícil que lleguemos a empatizar por él.

La estructura del guion es soberbia. Con cada asesinato, la carga violenta se va rebajando hasta practicamente ser omitida, mientras nos van proporcionando información sobre nuestro ángel exterminador, su pasado y los motivos para hacer lo que hace. También seguimos a las mujeres a quien persigue, de las cuales ni odiamos ni empatizamos. Sabemos que han hecho algo horrible, pero no el qué.

La forma de Kato y los guionistas para mantener los sentimientos y expectativas del público es perfecta. Para cuando todas las cartas están sobre la mesa, realmente no sabes de qué lado ponerte. No justificas los métodos del protagonista, pero al menos lo entiendes. No habría funcionado igual si hubieran colocado toda la información al inicio.

En el apartado técnico ayuda el B/N para las atmósfras de tensión y casi horror. Hay planos bien logrados y ningún actor destaca para mal. Junko Toda encarna con dignidad el que posiblemente sea uno de los acercamientos más realistas de la figura del asesino serial: no suelen ser carismáticos ni especialmente inteligentes. Tan solo traumatizados y desviados por razones de la vida. Las seis mujeres (cinco víctimas y el interés romántico) clavan sus papeles.

Es ante todo una película de la nueva ola japonesa, cuyas mayores virtudes se apoyan en la maestria de la escritura y en parte del mensaje que la vuelve altamente transgresora. Desde luego es recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Alegre Arnau
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