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Críticas de Juan Alegre Arnau
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
2
18 de noviembre de 2022
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Opinión honesta, sincera y plenamente subjetiva. Su Ud. no coincide conmigo, me alegro por usted y por el hecho de que haya pasado un buen rato en el cine, en casa o dondequiera que haya visto lo que yo considero una aberración que no merece ser llamada película. Un saludo.

Vamos a ver, ¿Por donde empiezo? Vamos con lo bueno, o con lo mediocre, que es lo más positivo que se puede resaltar de una película de Marvel. Veamos, ¿Buenos efectos visuales? Jeje, no. La versión de Blade Runner estrenada en cines (ojo, no la remasterizada) en la que, en palabras de mi querida madre, no se veía una puta mierda, tiene más claridad, calidad y está más pulida visualmente que este engendro de 250 millones de dólares. Pero no seamos tan carcas, seguro que hay más aspectos positivos. Al fin y al cabo, tiene a estrellas de renombre, seguro que dan la talla... ya, y un cuerno. Dos de los actores han sido galardonados con el Oscar (premio que en realidad ya no le importa a nadie) y cada uno falla en su interpretación, pero por motivos distintos. La primera, Natalie Portman, no es que lo haga mal, pero entre su cara de estreñida y su intento de parecer seria en una cinta llena de gilipolleces, como que no. Con Christian Bale no se si poner que es un caso parecido o uno opuesto: su interpretación es buena (el actor se lo habrá pasado bien en el rodaje, desde luego mucho más que yo en el puto cine), pero el personaje es un poco mierda y desentona completamente con el resto de la película, una obra dirigida por un fulano que cree que dos cabras gimiendo bastan para hacer reír. Y luego pretende que me ponga a llorar en los momentos tiernos y me tome en serio los dramáticos. Váyase a la mierda.

Bueno, una vez sacados a la luz los puntos positivos, tocan ahora los responsables de que le haya puesto un 3 a esta bazofia que me brindó la peor experiencia en el cine desde Predator 4 (sin comentarios). Comenzando por el guion, le recomendaría al señor Waititi que se lea el libro "El guion story" de Robert McKee y que ya de paso aprenda a desarrollar bien a los personajes. Hemsworth no es tan mal actor, pero su personaje parece una parodia de si mismo. El humor es simplemente estúpido y propio de un niño de cuatro años. Y a ver, a mi me hace gracia el humor absurdo; disfruté mucho de Samurai Fiction, una parodia de samuráis que rinde tributo al cine de Kurosawa y otros autores. Pero allí todo era cachondeo, ya fuera por planos, música, diálogos y actuaciones (y hacían gracia). Esta cinta del neozelandés no me hizo nada de gracia y precisamente por poner tanto énfasis en la comedia, cae de lleno en un fallo muy recurrente en este género: quiere ser family friendly y graciosa, pero pretende que la tomemos en serio. Pero vamos a ver, porqué tiene que importarme la muerte de un personaje que lo han puteado en toda la peli, si lo único que haces con él y el resto de marionetas del guion es soltar gilipolleces "graciosas". A un niño de seis años (el target no oficial de esta película, porque si no no me lo explico) se la puedes colar, pero a mi no. Se las dan de profundos cuando no saben ni hacer buenos personajes. Se las dan de genios, cuando repiten la misma fórmula y mensaje. Se las dan de innovadores cuando el final es el mismo y no arriesgan en nada. Sabes que una película es una mierda cuando la parte que más te emociona es la parte final de los créditos donde salen los actores de doblaje y lees el nombre del gran (y me pongo de pie) Claudio Serrano. Una vez más, sin comentarios.

En un intento de dramatizar mi situación, podría decir algo del palo "que me devuelvan el dinero". No lo hago porque sé que no va a pasar. Además, estoy escribiendo esta crítica en plena clase de economía y cualquier cosa es mejor que aguantar a la profesora. Algo bueno que me saco. Un saludo y que tengan un buen día.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Alegre Arnau
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10
25 de octubre de 2022
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A continuación procedo a exponer mi crítica de Harakiri, basándome en la trama, los personajes, la dirección, la música y el mensaje. Pongo sobre aviso de los lectores que la mayor parte de lo aquí escrito procede tan solo de mi punto de vista. No soy la verdad absoluta (y menos mal...).

TRAMA: ¿De que va Harakiri? Estamos ante una historia triste, la amarga lucha de un solo hombre contra el sistema en el que le ha tocado vivir. Kobayashi ya lo había representado en la trilogía "La condición humana" y lo volvería a hacer en 1967 con "Rebelión", por lo que se podría decir que le sobra experiencia. Es a la vez un chambara como la película más crítica con esta élite guerrera del Japón feudal, tan popularizada a raíz del éxito de películas como "Los siete samuráis" o "La fortaleza escondida", ambas de Kurosawa. Habla de venganza, completamente alejada de las revanchas simplonas que tan acostumbrados nos tiene el cine actual. Y habla del honor, o mejor dicho, de lo que en esa época se entendía por honor. La película ofrece un contraste interesante ente la concepción de honor que tenía el público en 1962 (encarnada en la película por el personaje de Motome, una idea más bien errónea) y la que se tenía en 1630. Los samuráis aquí no son nobles, valientes ni aguerridos, sino egoístas y cínicos ante los problemas que ellos mismos han creado tras tantos siglos de guerra. Se puede interpretar una relectura de la posguerra japonesa, con los soldados y familias sumidos en la más absoluta pobreza después de haber sido derrotados en la Segunda Guerra Mundial. Tantos subtemas y tan perfectamente integrados son los que hacen, entre otras cosas, que esta sea una de las mejores películas de la historia del cine. Mis felicitaciones a los guionistas.

PERSONAJES: los personajes de este largometraje se pueden dividir en dos bandos claramente diferenciados. Por un lado están los que no son samuráis. Motome y Hanshiro perdieron su estatus tras la guerra y se ven obligados a trabajar para alimentarse (el primero es maestro de escuela y el segundo se dedica a la artesanía). Miho y Tango representan las motivaciones de los dos protagonistas, lo que les lleva a seguir luchando en un mundo rodeado de miseria. Lo que les pueda pasar supondrá sin duda el punto de inflexión en sus arcos argumentales, como pasa en la película. Por otro lado están los samuráis y cabe destacar que la película no cae en la crítica facilona de hacerlos a todos unos hijos de puta. Secundarios como el antiguo daimyo de Hanshiro o el viejo amigo de este son algunos ejemplos. Saito, a quien podríamos considerar como el antagonista principal, tiene algunos matices, como cuando advierte a Tsugumo. Ahora bien, los demás si que forman parte de un colectivo con aires de superioridad, que no siente afecto alguno por sus semejantes (se puede apreciar con Hikokuro Omodaka). Son arrogantes e hipócritas, aferrados a un código de honor que usan para guardar las apariencias y para legitimar su autoridad sin que nadie pueda rebatirla. No es muy diferente de lo que ocurría en Europa por aquellos tiempos. Todos los personajes cumplen a la perfección. Director, guionistas: mi más sincera enhorabuena.

DIRECCIÓN: con honestidad, no soy experto en este campo, pero al menos puedo apreciar que los encuadres en esta película y el manejo de la cámara están a otro nivel, tanto en los momentos dramáticos como en los de acción. La puesta en escena no tiene nada que envidiar a Kurosawa. Con la dirección van implicadas las actuaciones y Nakadai está magnífico. Todos lo están, en realidad. Mis dieces, Kobayashi.

MÚSICA: Solo diré que Toru Takemitsu es el Ennio Morricone del cine de samuráis y del japonés en general.

MENSAJE: Hay que tener un aspecto en cuenta. Los samuráis no eran como se nos han pintado en el manga, anime y el cine. Hablamos de hombres que bañaban sus espadas en mierda para que los cortes provocaran enfermedades, que probaban las armas y técnicas aprendidas con el primer transeúnte que se cruzaban, que mataban perros para practicar con el arco y que si ellos consideraban que les faltabas al respeto, estaban autorizados a quitarte la vida. Esta película es un ejemplo de las mentiras que perduran en la historia, a base de mitos y tendencias a romantizar. Los vikingos eran esclavistas y violadores. Los piratas igual. ¿Por qué los samuráis iban a ser distintos? Esta película es como Sin perdón, una desmitificación total. Solo que en vez de arrojar luz sobre la figura del forajido, se arroja luz no solo sobre una casta sino sobre todo un ideario presente en casi todas las culturas que aún perdura hasta nuestros días. Les recomiendo que vean la película. Si hay algo que ilustra a la perfección es la farsa que es el honor.
Juan Alegre Arnau
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6
24 de octubre de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La aventura final del guerrero con la cicatriz en forma de X (se debería entender por el título, aunque el de la tres también daba a entender algo parecido. En fin...). Ni idea de cuanto ha pasado desde la peli anterior, pero los siete años que han pasado entre los rodajes de ambas pelis se notan. En esta peli seguimos las desventuras de Kenshin, el arrepentido hitokiri; Kaoru, que debería replantearse por qué demonios se ha enamorado de un asesino; Sano, el puto saco de boxeo de todo aquel que se le cruce por delante; el niño ese que no hace nada en ninguna de las pelis; el policía, que si no muere por el acero, lo hará por cáncer de pulmón; la enfermera (tampoco sé como se llama), que malamente recuerdas que ésta allí y muchos otros y blablablá. Mención especial a Tomoe y a la compañía de ninjas azules (no pienso hacer comentarios). El villano es un personaje todavía más sacado del manga que el fake Naruto de la segunda peli (también sale en esta), aunque al menos tiene una motivación convincente y la actuación está a la altura.

La trama no tiene nada del otro mundo: amenaza grave para Japón que habrá de ser vencida por nuestro vagabundo favorito. Buenas escenas de acción, actuaciones decentes, una realización y ambientación impecables, un ritmo ágil, montaje decente y una escritura más o menos al nivel de las anteriores. Al igual que la primera, cuenta una historia propia, pero esta se completa con la precuela "El Principio", del mismo año. Recomiendo ver primero "El Final" y luego la precuela, más que nada porque se mantiene una intriga que ayuda a definir los personajes. Yo lo hice al revés y mi interés se vio ligeramente reducido. Si es que no doy una.

A mi, pese a todas sus virtudes, la película resulta algo decepcionante, sobre todo en lo que a trama se refiere. No obstante, aquel que busque entretenimiento ligero o una película de samuráis contemporánea al estilo Wu Xia, se la recomiendo. Las escenas de combate son de las mejores de la saga (sobre todo la final) y, para qué mentir, tiene un mérito de cojones.

Sigo en spoiler:
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Juan Alegre Arnau
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10
16 de noviembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las críticas que hago trato de ser honesto. Viendo la nota que le he dado a la película, hasta el menos avispado es capaz de deducir que no va a ser una opinión objetiva (aunque, siendo justos, ninguna lo es) acerca de una película que, como amante del western, de la historia y del cine en general, me ha sorprendido una barbaridad. Dicho esto, procedo a redactar mi crítica de "Sin perdón", de Clint Eastwood.

La figura del pistolero ha sido romantizada hasta el exceso en el western, sobre todo en los clásicos. Y aquí hay que hacer un énfasis: pistolero no es aquel que es excepcionalmente rápido con el revólver (esa habilidad es común en casi todos sus héroes) sino aquel que realiza encargos a particulares (ya sea para proteger, robar, intimidar o asesinar) a cambio de un sueldo. Es un sicario en toda regla. Los míticos duelos inmortalizados en películas como la trilogía del dólar o solo ante el peligro (en la calle desierta a la luz del día) rara vez se daban. No eran hombres de honor ni unos valientes, los auténticos duelos se daban en lugares oscuros, alejados de los pueblos y si se daba la oportunidad de atacar por la espalda, la aprovechaban. Son, al igual que los samuráis, vikingos, piratas y mafiosos, figuras idealizadas hasta tal punto que la realidad puede impactar por el como se ha distorsionado la historia. Y fue así (salvo contadas excepciones, como el personaje de Ethan Edwards, un antihéroe en toda regla) hasta Sin Perdón.

En segundo lugar, el arquetipo del tipo duro dispuesto a acabar con todos los villanos no vino directamente del western. Su popularización parte de Yojimbo, de Akira Kurosawa (maestro), que a su vez poseía referencias claras del cine de John Ford. El personaje de Toshiro Mifune es rudo, amoral, capaz de asesinar sin remordimientos a todos aquellos que él cree que lo merezcan. Y sí, es sentimental y compasivo a veces, pero eso no quita que sea poco ético. El personaje tuvo su eco en Occidente con el Hombre Sin Nombre, también encarnada por Eastwood en sus tiempos mozos. El mismo perfil: duro, implacable, con algo de buen corazón y una habilidad excepcional con las armas que lo convierte en badass. El cine nos ha ofrecido formas originales de mostrar el concepto de forma diferente. "El pistolero", con Gregory Peck, muestra la vida de un hombre que trata de redimirse mientras lidia con la fama de ser Ringo Kid, el pistolero más rápido del Oeste; "Duelo en la Alta Sierra" cuenta la última aventura de dos pistoleros y el choque moral que hay entre ambos (parecido al de los protagonistas de Río Rojo); hasta en la secuela de Yojimbo (recordemos, es Kurosawa), titulada "Sanjuro", pese a tener un tono más ligero, muestra a un Sanjuro más reacio a matar, que trata de llevar su vida por el buen camino pero falla y es incapaz de dejar su vida de mercenario atrás. Hay algo común en todas estas obras, la redención de este tipo de personas o es imposible o en extremo difícil, siempre en trágicas circunstancias. Sin Perdón no lo será menos.

Por último, el actor. La película habla de los falsos mitos del oeste: la ley del pistolero más rápido, los sheriffs santos y honorables al servicio del bien, los héroes puros de corazón, la situación de las mujeres y el clásico final del jinete cabalgando hacia el atardecer sin haber sufrido las consecuencias de sus actos. Sorprende que quien haya dirigido, producido y protagonizado esto, haya sido también uno de esos actores tan prolíficos en ese cine tan clásico y tan incorrecto. Y sorprende para bien, pues no hay nadie mejor para desmitificar unos ideales que poner como protagonista al hombre que los encarnó por décadas en clásicos inolvidables. Mis felicitaciones, Sr. Eastwood.
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Juan Alegre Arnau
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9
18 de noviembre de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una conversación con mi tío acerca del desarrollo de personajes en las películas y series, acabaron por salir a la luz una de las muchas citas del gran Robert McKee. Este decía que es en los dilemas donde el personaje se muestra tal y como es en realidad (algo parecido a lo que dice el Joker en el caballero oscuro). Conforme mayor sea la crisis, más se desarrolla a los personajes. El bueno de mi tío concluyó esta parte de la charla recomendándome esta película.

Pues bien, ya la he visto. No me las daré de enigmático, más que nada porque al lado del título pone la nota que le he puesto. En fin.

Hago constar que si no le he puesto un diez es porque hay momentos en las que se hace un poco pesada (me pasó lo mismo con Ran, del maestro Kurosawa), sobre todo en la segunda mitad de la película, aunque para que os voy a engañar: el final es tan bueno que cualquier defecto que pudiera tener la cinta queda opacado casi por completo.

La película, narrativamente hablando, sigue la estructura de películas como El Infierno del Odio (obra maestra) y Death Proof (para los postmodernos), en el sentido de que está divida en dos partes claramente diferenciadas (me reservo las explicaciones para la zona de spoilers). Sigue las desventuras de dos partisanos soviéticos en el frente ruso de la Segunda Guerra Mundial, en una "Madre Patria" ocupada por los nazis y hombres que se han pasado a su bando (llámense colaboracionistas o traidores, en función de a quién le preguntes) con tal de no ser ejecutados. En este contexto se basa la historia, un viaje por un páramo infernal que desencadenará en otro infierno mucho peor, el de la conciencia.

La recomiendo sobre todo a los amantes del blanco y negro. La fotografía es brutal: los grises que retratan el invierno como poco menos que un infierno, los primeros planos a unos actores cuyas actuaciones dejan a los de hoy en día a la altura del betún, esos travelines simbólicos que muestran el paso del personaje de un estado a otro... magnífico.

Lo único negativo que le saco es lo mencionado previamente (un poco pesada) y tal vez que la trama esconde cierto mensaje partidista (viniendo de la URSS, no sorprende), aunque tengo entendido que tuvo problemas para estrenarse precisamente por su falta de propaganda. Por lo demás, una obra de arte poseedora de un mérito cada vez menos apreciable hoy en día: una capacidad magistral de narrar dilemas, situaciones y simbolismos tan solo con imágenes... y menudas imágenes.
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Juan Alegre Arnau
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