Y eso es lo que parece que le ha pasado a esta última entrega de la saga.

Tras igualar y quizás superar a sus directas competidoras (Saga Bourne y Saga 007) se ha caido en el error de hiperbolizar todo, al mejor estilo Fast & Furius. Mas persecuciones, mas peleas, mas bombas imposibles de desactivar, mas efectos especiales, mas de todo...y de fondo Tom Cruise esprintando durante cientos y cientos de metros.
El problema viene cuando se rebasa la linea entre lo mas o menos creible y la ciencia ficción. El mejor ejemplo es la larguísima escena final cuajada de despropósitos con el único de fin de mantener artificialmente una supuesta tensión, es inutil, sabemos cómo va a terminar todo desde hace un buen rato.

A Cruise se le nota mayor para según que cosas y esa cara de mazapán recien horneado lo corrobora. Cavill cumple pero su personaje no engaña a nadie y parece que está metido ahí con calzador.

En resumen, hay que saber cuando dejarlo y aún están a tiempo antes de estropearlo mas. Cruise corre el riesgo de convertirse en una autoparodia que no deja de esprintar.