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República Checa República Checa · Praha
Voto de Johan Liebhart:
7
Drama. Romance Merodeando por las calles en busca de ayuda, Nick conoce a una chica con el mismo problema. No saben nada el uno del otro y parece que saben mucho del resto de gente. A veces, cuanto menos sabes, mejor. (FILMAFFINITY)
7 de diciembre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los números son inevitables, su función sistémica es fundamental, su vínculo con la realidad, irreprochable.

En la historia de la humanidad, siempre hemos perseguido su misterio, ingénito en nuestra biología, en la naturaleza y en el universo. Desde las muescas ordenadas que dejaron los hombres primitivos grabadas en las paredes rocosas hasta la formalización de la aritmética cultivada en Babilonia y sublimada en la Grecia Antigua. Siempre hemos tenido la necesidad de contar.

Hoy día, los números regulan, ordenan y codifican toda nuestra existencia. Nuestra fecha de nacimiento, altura, peso, edad, notas académicas, deudas, salarios, facturas, direcciones, posiciones, horarios, tiempo...

Aunque no contentos con recubrir la vida con esta práctica metafísica hemos creado, inclusive, una réplica numérica de nuestra realidad, nuestro mayor logro aritmético, ¡Y solo en base binaria!

En el mundo virtual, todo se computa, la identidad misma de una persona se reduce a un conjunto numérico y sus actividades a un cómputo detallado. Información valiosa, cifrada y multiplicada en un abismo de datos qué con precisión algorítmica permite predecir patrones y replicar conductas. Afortunadamente, el destino es azaroso y hay cuestiones que no pueden descifrarse, todavía...

Sin embargo, en este singular corto, Robert Hloz fabula una sociedad donde ciertos individuos nacen con el don de visionar conjuntos numéricos sobre las personas que les rodean. Cifras que indican una información muy concreta según un patrón que se mantiene, pero que varía para cada ser dotado con esa capacidad.
Una habilidad que supone una dolorosa condena pues revela nociones de la vida que no podían ni debían ser reveladas pues descubren y confirman un determinismo insoportable y aplastante.

La historia se perfila desde un encuentro en un bar de Corea del Sur, metrópolis que, por su sobrecargada luminaria de carteles de neón se acerca a la estética Cyberpunk sin necesidad de aditivos. Desde una conversación en simple plano-contraplano se van revelando las inquietudes y posibilidades de los que despiertan con ese don y las consecuencias inevitables a largo plazo.

Un corto muy estimulante y llevado con gran pulso narrativo, al que le pongo un 7 por pura arbitrariedad, quizás influido por la media tan exacta, tan limpia, 7.0 en el momento en el que escribo esta reseña, curiosamente también, día 7...
Johan Liebhart
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