No soy un tipo especialmente sensible a la hora de ver películas, pero tengo que reconocer que con "the Fault In Our Stars" he llorado como hacía mucho tiempo no me ocurría. Es más, con esta intensidad nunca, dentro del séptimo arte. Pese a ello, podrán pensar que es la típica película sensiblera. No lo es. Se llora porque es un tema delicado el que trata, pero la película es sumamente divertida y triste a la par. Me ha sorprendido muchísimo porque esperaba encontrarme con una más, pero ha pasado a una más en mi videoteca dorada.

Shailene Woodley es la culpable de mis lágrimas. Igual debería revisar las nominaciones que se hicieron en 2014 a mejor actriz y comprobar o discrepar de su no aparición entre las nominadas. Acompaña una banda sonora fantástica con canciones indies para corazones rotos.

UNA MARAVILLA. VIVA EL BUEN CINE.