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Voto de Alvaro Zamora Cubillo:
6
Drama Rusia, 1961. Rudolf Nureyev, el bailarín de ballet más grande de todos los tiempos, viaja por primera vez fuera de la Unión Soviética como miembro de la prestigiosa Kirov Ballet Company. Aunque el KGB sigue de cerca sus pasos y a pesar del gran peligro que conllevaba entonces la deserción, Nureyev huirá tomando una decisión que podría cambiar el curso de su vida para siempre. (FILMAFFINITY)
4 de noviembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “The White Crow” (2018) de Ralph Fiennes con Oleg Ivenko, Ralph Fiennes, Louis Hofmann, Adèle Exarchopoulos, Sergei Polunin, Olivier Rabourdin, Raphaël Personnaz, entre otros. Drama inglés, hablado en ruso, basado en el libro “Rudolf Nureyev: The Life” de Julie Kavanagh, que sigue al bailarín Rudolf Nureyev durante su “tournée” en París, donde finalmente pidió asilo político. El filme muestra algunos pasajes de su vida en La Unión Soviética, no todo, por lo que no es una biografía, sino que intenta demostrar la importancia de la inmigración y el asilo político para quienes han sido oprimidos por un régimen totalitario; al tiempo que quiere mostrar la compleja serie de factores: Biográficos, psicológicos, sociales y políticos que llevaron a que el joven de 23 años tomara una decisión que cambiaría la historia del ballet: Rudi se convirtió en Nureyev al desertar de Rusia en el aeropuerto de Le Bourget en Francia en junio de 1961; por ello, en toda la película se sugiere la extraordinaria voluntad y curiosidad que impulsó a Nureyev bailar y a buscar el arte y la cultura donde pudiera. El título “The White Crow” es una referencia al apodo infantil de Nureyev, “Cuervo Blanco” que tiene un significado algo similar al de “Oveja Negra”, y es debido a que él era inusual. El filme tiene mucho que ver con la genialidad, con el arte y el desarrollo del talento, que no debe ser limitado ni debe ser manipulado, sino que debe ser libre, porque genios hemos visto pocos, y Nureyev simplemente era uno de los más grandes que ha tenido EL ARTE. Esta es la 3ª película de Ralph Fiennes como director, y hace un trabajo bastante bueno, técnicamente usa colores sombríos y desvaídos, casi en blanco y negro, para el “flashback” más lejano para crear atmósfera; y da mucha tensión en la escena climática de la deserción, pero si algo se le puede achacar, es que la narrativa en muy atropellada, y cuesta seguirle el paso ante tanto “flashback” sin rotulaje, por lo que puede generar desubicación temporal. Del reparto, el debut del bailarín ucraniano, Oleg Ivenko, “da en la diana” no solo por el parecido físico, sino también por su actuación natural como bailarín, su gestualidad, su mirada y su cuerpo que generosamente está muy bien proporcionado, y logra cautivar al espectador para sentir empatía por su situación; y como no hay otra manera, hay muchos primeros planos extremos de su cara para poder acercar al espectador a los sentimientos internos de Nureyev, ante lo que no decirse y solo puede expresarse. Los demás actores con sus personajes, solo siguen el paso de Ivenko. Recordar que el filme es muy político, y en el ambiente actual cae muy bien recordar la imperiosa necesidad de la libertad, más en el desarrollo del arte. “Recuerda que nací en un tren”
RECOMENDADA.
PRONTO una nota en Lecturas Cinematográficas
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
Alvaro Zamora Cubillo
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