Terminando de ver “The 15:17 to Paris” (2018) de Clint Eastwood con Spencer Stone, Anthony Sadler, Alek Skarlatos, Judy Greer, Jenna Fischer, Ray Corasani, Tony Hale, Thomas Lennon, entre otros. Drama basado en la autobiografía “The 15:17 to Paris: The True Story of a Terrorist, a Train, and Three American Soldiers” de Jeffrey E. Stern, Spencer Stone, Anthony Sadler y Alek Skarlatos; que relata de manera casi documental, la vida de estos 3 héroes de EEUU, que tras una amistad de toda la vida, lograron evitar un atentado terrorista mientras vacacionaban en Europa. La película, muy contrario a lo usual, está contada a modo de “flash forward” donde se narra la niñez, adolescencia y madurez de los 3 protagonistas, sus relaciones como amigos, sus familias, los estudios y vida profesional. Se cuenta que Eastwood conoció al trío de esta historia hace un par de años, en una ceremonia en la que recibieron una distinción; y en broma le propusieron a Eastwood llevar al cine el libro. Eastwood les pidió un ejemplar, se lo enviaron y, para sorpresa de todos, el director respondió a la invitación con un sí. Fue después cuando Eastwood les preguntó si estaban dispuestos a hacer de sí mismos en la película; siendo esta la primera vez que Clint Eastwood utiliza actores no profesionales en uno de sus filmes; que la convierte en la película más corta de Eastwood, con no más de 90 minutos; en que pasa mucho tiempo en los años previos al ataque, donde los últimos 20 minutos se prestan para lo que “realmente importa”, y por lo que muchos pagaron por ver. En otras palabras, Eastwood rinde un homenaje a los 3 héroes de EEUU, aunque en realidad fueron más, y uno de esos era un consultor británico llamado Chris Norman; en cuya historia el director mantiene los temas que le caracterizan: La amistad, la familia, la religión, la búsqueda de la paz espiritual, los héroes cotidianos y su lucha por un lugar en el mundo. Pero en contra tiene que la historia da muchas vueltas, por lo que tarda mucho en llegar el intento de atentado terrorista en sí, y la situación alrededor del tren, no se explota en lo absoluto. Y es que el director parece coincidir con la política militarista del horripilante Donald Trump, y como buen republicano que es, a sus 87 años, sería mucho pedirle, pero no cumple con las expectativas, y parece estar probando los límites del minimalismo, viendo cuánto artificio puede despojar, y aun así lograr algún tipo de impacto dramático. Algo a favor, se encuentra en la elección del elenco, los propios protagonistas del atentado que realizan sus papeles en la ficción; donde solo se nota la química que hay entre ellos, pero no logran empatizar con el público por lo apresurado de todo el asunto. Y es que el evento aquí desarrollado, se inscribe en una serie de actos terroristas ligados al salafismo jihadista, perpetrados sobre el territorio francés entre 2010 y 2015, y en un contexto del incremento y la mundialización del terrorismo islámico; y en una primera instancia, el atacante del tren afirmó haber intentado perpetrar un asalto y no un atentado terrorista, si bien lo usual, en caso de una tentativa fallida, es que se niegue implicación y/o se intente confundir a los investigadores. Curiosamente, en el vagón contiguo al de los protagonistas reales de esta historia, viajaba el actor francés, Jean-Hugues Anglade, conocido por filmes como “La Femme Nikita” (1990) y “La Reine Margot” (1994); y cabe señalar que la primera persona en abordar al terrorista en el tren, fue un francés que más tarde rechazó La Medalla de La Legión de Honor, y pidió permanecer en el anonimato porque temía represalias de otros islamistas que vivían en Francia. Por tanto, una historia de este calibre, se merece una mejor narrativa; pues se evidencia que fue más hecha “por encargo” que por un deseo de Eastwood en contar una buena historia. Así las cosas, nos queda que “frente al miedo, la gente común puede hacer lo extraordinario”
NO RECOMENDADA
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