Ayer vi “Clapham Junction” (2007) de Adrian Shergold con Tom Beard, Rachael Blake, Samantha Bond, Stuart Bunce, Rupert Graves, Francis Lee, David Leon, Richard Lintern, entre otros. Drama de temática gay, “inspirados en eventos reales” sobre 8 diversas historias de homosexuales, que de alguna manera convergen al final; y así, en el transcurso de 36 horas, todos se verán afectados por el odio y la discriminación sexual. “Clapham Junction” hace referencia a la estación de trenes por la que todos los personajes se transportan; es el barrio obrero de Clapham en Londres, donde ocurren los hechos durante un caluroso verano; y en particular, el “Clapham Common”, un lugar de “cruising” para gais muy conocido. Así vemos la historia de una pareja gay de recién casados, un camarero, un violinista, un muchacho de 14 años y su vecino, un guionista, políticos en una cena snob, y homófobos violentos. La historia fue hecha para TV, para celebrar el 40° aniversario del Canal 4 del Reino Unido, dedicado a la despenalización de la homosexualidad en Inglaterra y Gales, en contra de la violencia contra los homosexuales y crímenes motivados por el odio debido a la orientación sexual diversa. El punto de partida de la historia, fue la agresión real que recibió Jody Dobrowski, de 24 años, en Clapham Common, en octubre de 2005, siendo muerto a golpes con puñetazos y patadas por 2 hombres que creían que era gay. Dobrowski fue golpeado tan brutalmente, que sólo pudo ser identificado por las huellas dactilares, un detalle que se repite en la película. Ambos asesinos de Dobrowski, recibieron penas de cadena perpetua. Del reparto, todos son poco conocidos fuera de Reino Unido; pero destaca la sugerente historia entre Theo (Luke Treadaway) y Tim (Joseph Mawle), y la lamentable historia de David Leon como Alfie, que representa la tragedia de Jody Dobrowski. Una de las cosas más fascinantes como terroríficas, es la manera tan cruda y realista que tiene a la hora de mostrar las varias caras de la homosexualidad en la actualidad, tanto con sus respectivas ventajas, como con sus varios peligros, así como el uso de las drogas y demás clichés asociados como las discotecas, la promiscuidad, el “cruising”, etc., y se le puede achacar a la película, de contener demasiadas historias, por lo que resulta complicado de seguir los tantos puntos de vista que aborda, por los saltos que hace, y la difícil manera de digerir la explicitud sexual y la violencia que presenta, por la edición y el montaje, que usa un simple anillo como hilo conductor de algunas de las historias. Lástima que la historia del joven violinista queda en el aire, así como casi todas las historias: ¿Qué pasó con el matrimonio gay? ¿El matón homófobo? Por lo demás, “toda la cosa gay... se ha hecho”
RECOMENDADA.
NO tendrá nota en Lecturas Cinematográficas.
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