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España España · Valencia
Voto de Anita Atina:
7
Comedia. Acción Un provinciano de Estados Unidos cuya máxima aspiración es convertirse en actor acude a visitar a su hermano, un banquero de Londres que está a punto de cerrar un importante negocio. Éste intenta deshacerse de él enviándole a una audición de teatro pero, debido a una confusión, se verá envuelto en una compleja trama de espías soviéticos y británicos que intentan desestabilizar la paz mundial. (FILMAFFINITY)
31 de agosto de 2019
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bill Murray no decepciona. Y aquí nos vuelve a conquistar en esta amable comedia - más bien de tipo surrealista- del británico Jon Amiel, quien osa dirigir una parodia de aquella película de Alfred Hitchcock cuyo nombre ya podemos intuir… “El hombre que sabía demasiado”, año 1.956 (41 años anterior en el tiempo, para los que no os apetezca realizar el cálculo), y según tengo entendido, basada en una novela inédita de Robert Farrar (titulada ''Watch the Man'').

Plano inicial de WALLACE Ritchie (Bill Murray), que aterriza en Inglaterra con soberano descaro, para celebrar inesperadamente su cumpleaños junto a su hermano JAMES (Peter Gallagher, con sus colosales y pobladas cejas que nunca han cejado su característico negro azabache, y que por cierto nos deleitó entre otras, con “Mientras dormías”). Desde el arranque, la trama recae en la trillada dualidad y bipolaridad fraternal: James, el hermano ejecutivo agresivo enfrascado en la banca y las finanzas, y Wallace, el hermano indisciplinado y farandulero currante en un videoclub. Contento con su inminente llegada, pero aterrado con la inaplazable cena de negocios programada para esa misma noche, James engatusará a su hermano Wallace para acabar apuntándole en "Theatre of Life", un programa que convierte a sus clientes en protagonistas de un teatrillo improvisado. Lo que en principio se antoja una buena idea, acabará resultando un completo desastre cómico colmado de todo tipo de disparatadas confusiones y clichés que harán las delicias en carcajada limpia del espectador.

Inmerso en este escenario de ineptos asesinos rusos, espías británicos, ministros de defensa y siempre acompañado de Lori, la que parecía ser una mujerzuela secundaria (Joanne Whalley, nuestra querida Sorsha en Willow), el entregado Wallace al sobrenombre de Spencer (simplemente Spencer), interpreta magistralmente con su registro gestual tan genuino- en su particular ficción personal y en la propia cinematográfica- lo que le exige el guión, hasta acabar inmerso y emocionado en una danza rusa folclórica al más puro estilo Leslie Nielsen, y que, dicho sea de paso, servidora disfrutó enormemente cuando ya había claudicado en risotadas.

Y he aquí las pertinentes puntualizaciones:
+ Rápido e inesperado inicio en el desarrollo de los equívocos.
+ A mí me hace reflexionar un asunto subyacente en toda la trama: somos capaces de casi cualquier cosa cuando desconocemos el riesgo y los peligros que llevan aparejadas nuestras acciones o palabras.
- ¿Que Bill Murray es ingenuo? Que sí, pero de ahí a tonto perdido es lo que nos carga y atiborra. Y es que mientras servidora la veía, en más de una ocasión mi subconsciente construyó el anteriormente citado paralelismo con mi predilecto Leslie Nielsen, D.E.P. Chorrea un exceso de surrealismo y extremada tontuna en determinados personajes, y se echa de menos un toque de sensatez y coherencia, principalmente cuando se va acercando el final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Anita Atina
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