Película británica de sectas que es el segundo largometraje de sus directores tras la mediocre Charismata (2017), y que está protagonizada por Ludovic Hughes (Ride, 2018), y la experimentada en el género de terror Barbara Crampton (Re-Animator, 1985).

Tras la muerte de su madre, Isaac y su mujer Emma, embarazada, regresan a la remota isla noruega donde él nació para ocuparse de una herencia que les pilla a ambos por sorpresa. Allí se ven envueltos en un mundo de pesadilla cuando un terror ancestral resurge de sus cenizas para reclamar algo que dice ser suyo.

La trama presenta una buena idea claramente basada en la mitología del escritor H. P. Lovecraft, que recuerda especialmente a la malograda pero entretenida adaptación Dagon: La Secta del Mar (Stuart Gordon, 2001), el gran problema de la película resulta en un ritmo lento que aburre y una trama que no llega a explotar hasta poco antes de que la película termine. A lo anteriormente mencionado se añaden unas actuaciones salvables pero mediocres en las que debemos destacar para mal a una Barbara Crampton, que lejos de inquietar, consigue sacar alguna risa involuntaria. Sobre dar pocos elementos en los dos primeros tercios de la película que merezcan la pena para el espectador, su último tramo sube un poco el listón, y nos aporta alguna escena inquietante y un final relativamente inesperado que suma puntos con respecto lo que nos venian mostrando.

Sacrifice es una película mediocre y aburrida en gran parte de su metraje, que si bien se pueden sacar algunas escenas positivas de ella como su escena final, no merece la pena ver ni siquiera para pasar el rato.

Nota personal 3/10