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Voto de GUSTAVO:
7
Thriller. Drama Terence McDonagh (Nicolas Cage), un teniente de la policía muy poco ejemplar, adicto al juego y a las drogas, investiga el asesinato de cinco inmigrantes senegaleses en Nueva Orleáns. Remake de la película "Teniente corrupto", dirigida por Abel Ferrara en 1992 y protagonizada por Harvey Keitel. (FILMAFFINITY)
7 de septiembre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Werner Herzog es un director que siempre profesó un cine casi artesanal, que no utilizaba efectos especiales, donde el realismo se traducía en genuinas epopeyas de rodaje donde los actores tenían que hacer grandes esfuerzos físicos como en “Aguirre, la ira de Dios” o en “Fitzcarraldo”.
Pero dicha metodología la fue dejando de lado, sobre todo después de que rompió con el extinto actor Klaus Kinsky quien marcó su vida personal y cinematográfica en una relación muy difícil. Es que Kinsky no era un actor fetiche sino un actor cómplice que a menudo le gustaba llevar la batuta e imprimía a sus personajes un agregado lunático que no necesariamente calzaba con el de la historia. Fue tan fuerte su influencia que Herzog, como una especie de homenaje póstumo, hizo un documental sobre él en 1999.
Sin embargo, el director alemán sigue llevando a la pantalla la personalidad de su excéntrico compañero mediante la puesta en escena de un antihéroe corroído por la depresión, más somática que espiritual, como lo es el personaje que interpreta Nicolas Cage.
A Herzog no le interesa cuánta corrupción se despliega o cuántos muertos se producen. Asimismo, Cage no es el equivalente a Denzel Washington en “Día de entrenamiento” ni tampoco tiene como misión repetir su actuación de “Leaving Las Vegas”. Y esto es así porque la visión del director sobre el personaje es más biológica y sensorial. El policía Mc Donagh, alucinado drogadicto, es una especie de Mozart de la policía, talentoso encima de sus debilidades, o un Kinsky redivivo, véase al respecto la escena donde saca el cordón del oxígeno a una vieja minusválida; es, a pesar de todas sus transgresiones, el mejor hombre destacado en New Orleáns y su instinto no tiene par. Su adicción a las drogas tiene más que ver con sus dolencias físicas que con la relación con su padre alcohólico y vuelto a casar o con sus amoríos con la prostituta encarnada por Eva Mendes.
En todo caso es una situación compleja en el contexto de una ciudad sumergida después del Katrina donde la cámara nos lleva primero a través del recorrido sinuoso de una serpiente anfibia y luego a través de los cauces secos de la ciudad que deja ver la fauna animal y humana que sobrevivió o regresó a su hábitat. Es un paralelo muy cercano al que hacen “Animal Planet” o “National Geografic” denotando un afán documentalista, propio del director, que retrata las vicisitudes y costumbres de los lugares que visita siempre dándoles un aire de supervivencia.
Es así que sin necesidad de filmar tantas persecuciones, balaceras y choques, la película fluye tranquilamente con un alto grado de comicidad, producida por este jorobado y angustiado Mc Donagh, que reemplaza a una tensión que desaparece por completo.
Pero también debemos decir que Cage está proclive a la caricatura, a la relación sentimental le falta calidez, aunque no sentido, y que en algunas escenas sobran los aprestos de canal de cable. Pero esos defectos no desmerecen el producto final.
GUSTAVO
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