Entretenido film infantil creado encima de un manual clásico de guión, calcando con precisión estructuras, personajes y tramas.

Quien pretenda buscar en él segundas lecturas, homenajes y toda esa clase de memeces banales que adoran los que veneran la superfície de los films y no sus contenidos, que eviten su visionado. Es un film honrado, blanco, sincero, dirigido directamente a un público situado entre los 8 y 14 años y con el mérito añadido de hacerlo por la vía difícil: sin brochazos gordos, sin tonterías, sin monstruos ni efectos visuales que anulen la historia.

Su tono amable, su historia cándida e imposible, sus interpretaciones de tono teatral-slapstick y sus buenas intenciones la convierten en un bicho raro, en una isla aislada dentro del oceáno de una oferta infantil poblada por ardillas que cantan rap, Pitufos tontos y Transformers de hojalata huecos.

Si quieres ver cine infantil del siglo XX en pleno XXI, a por ella.