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España España · O Carballiño
Voto de odaesu:
7
Intriga. Romance. Thriller. Drama En 1945, terminada la Segunda Guerra Mundial, Jake Geismar (George Clooney), un corresponsal de guerra norteamericano, vuelve a Berlín para informar sobre la Conferencia de Postdam, que reunirá a Truman, Churchill y Stalin. Al mismo tiempo, se ve envuelto en un turbulento asunto por intentar ayudar a Lena Brandt (Cate Blanchett), una antigua amante, cuyo marido es buscado tanto por los americanos como por los rusos. (FILMAFFINITY)
22 de agosto de 2008
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
George Clooney y Steven Soderbergh, una terraza desde la que se divisa medio Hollywood, una botella de whisky, y el libro de Joseph Kanon, El Buen Alemán en la mesa. Dos amigos, una idea, una locura. Porque no dar una vuelta de tuerca al cine actual, y rodar una película contemporánea cómo si fuera un clásico de cine negro, sobre la que flotaran constantemente tres espíritus (entre muchos otros): el de Orson Welles, el de Carol Reed y el de Humphey Bogart. Porque seamos sinceros, el encasillamiento no es bueno. No se puede estar toda la vida haciendo lo mismo: paranoias (Soderbergh), cine político (Clooney) y películas comerciales (ambos, juntos o por separado). Y ya que el dinero entra a espuertas gracias a la franquicia Ocean, porque no rodar un filme sencillo, pequeñito, casi familiar, decadente (como la carrera de Steven Soderbergh desde Traffic), melancólico (como el rostro de George Clooney en el inmenso primerísimo primer plano del final de Michael Clayton), y ante todo hipnótico.

Steven Soderbergh se arriesga y gana. La apuesta formal se rebela como un éxito sin paliativos. El mismo guión, el mismo reparto, la misma dirección hubieran dado un resultado muy diferente de no haber contado con esa maravillosa fotografía en blanco y negro del propio Soderbergh, y sobre todo con la partitura de Thomas Newman. Menuda banda sonora que se mandó, sencillamente tremenda, cuanta sabiduría musical y amor por los clásicos palpita por debajo de las notas.

Pero El Buen Alemán, si algo no es, es un bonito envoltorio. Estamos ante una obra profunda, meditada, consciente de su propia oscuridad y de lo descorazonador del mensaje que busca transmitir: la imperfección del hombre termina por generar una serie de horrores a los cuales solo se puede sobrevivir cometiendo pecados aún mayores, lo cual lleva a una eterna cadena de fatalidad, y es justo en este momento cuando hace acto de presencia un cuarto espíritu, mucho menos evidente: Luchino Visconti. Y es que El Buen Alemán hace con la posguerra de la II Guerra Mundial lo que La Caída de los Dioses hacía con el nazismo, eso sí, con mucha menos negrura y voracidad depredadora.

Y si para construir un proyecto tan ambicioso temáticamente, como modesto en cuanto a métodos de producción, cuentas con George Clooney, perfecto perdedor bienintencionado, Tobey Maguire, malévolo y retorcido como nunca, y Cata Blanchett, si no la mejor, una de las cinco mejores actrices del mundo, pues el resultado no puede ser malo, y no lo es. Soderbergh da en el clavo, y de paso calla muchas bocas. El tiempo, como a muchas otras cintas, la pondrá en su sitio.
odaesu
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