Más de uno imbuido en la atrayente estética del peplum se sentirá profundamente desilusionado por esta película que deambula huyendo como los anodinos personajes de unos soldados romanos que escapan al ataque de unos pictos. No hay más atracción que la batalla que se convierte en una sucesión repetitiva de golpes en la cabeza y en al que no es posible identificar quién golpea a quién. La ambientación y la fotografía se puede salvar aunque no consigue el presumible sentido épico. El guión es muy flojo y la película avanza sin esperanza de interés tras la carnicería de la batalla. El inesperado final completa una película insulsa y con momentos ridículos ante la aparición de los dos personajes femeninos que más que credibilidad aportan una sonrisa de vergüenza ajena en el espectador.