Destacan varias cosas de esta película: el tremendo lío entre todos los protagonistas, cuyas vidas personales y profesionales no dejan de cruzarse una y otra vez a lo largo de la película; la cantidad de caras conocidas entre los actores y que te hacen estar pendiente de cuál será la próxima cara conocida que atraviese la pantalla aunque sean unos minutos nada más; los tonos amarillos, anaranjados y rojizos que predominan en toda la película: apenas escenas a la luz del día, como queriendo decir que el teatro sigue siendo una profesión nocturna.
Lo cierto es que con tanto lío, al final la comedia resulta aburrida, porque no aciertas a pensar en el siguiente enredo, ni resultan especialmente divertidos, por no decir lo increíble que resulta que el protagonista vaya repartiendo dinero a diestro y siniestro a sus chicas con la idea de mejorar sus vidas, quizá es la parte más ridícula y menos graciosa de todas por irreal.
Apenas llena una tarde de domingo en el sofá.