Ver películas de los tiempos de juventud de los mejores genios en su madurez casi siempre es una lección inolvidable.
Metido en su salsa de las películas de aviación Howard Hawks consigue a sus 40 años este producto sólido, más que férreo "acerado", que en realidad es sólo un reloj suizo perfecto de los que luego alabará en "Rio Rojo". Un anticipo de alta calidad de lo que serán sus próximas películas.
Esta historia es de las que te ata genialmente a la butaca y te imposibilita dejar de verla hasta que surge la palabra FIN. Se pone en marcha el mecanismo, un maravilloso guión, y sólo deja avanzar la historia sin interferencias formales. Es tan eficaz que ni te enteras de como esta hecha dada la fuerza con la que te agarra su claridad.
El director, que ha rodado desde siempre con las más guapas, aquí presenta tres estupendas damas:
La morena June Travis, que hace de primera mujer piloto, desapareció enseguida de Hollywood para casarse con un potentado de Chicago y vivió hasta hace poco falleciendo a los 93 años.
Isabel Jewell, la rubia esposa del piloto que fallece al sustituir al protagonista, hizo muy eficaces papelitos siempre de reparto.
y Martha Tibbetts, la elegante y distante mujer del jefe, tal vez con turbios pasados, completa un trío de lo más hermosamente "hawksiano".
Es curioso la abundancia de mujeres en una película típicamente de hombres. Al ser vuelos de mercancías, de Correos, acuden al trabajo de los maridos, rompiendo reglas del protocolo tradicional aéreo y militar, al ser esta una compañía privada.
El idioma taquigráfico de pilotos, jefes, radiotelegrafistas, ordena y manda, endureciendo el aspecto metálico de la historia, del más puro acero, y estamos en 1936, casi en los principios del sonoro.
A James Cagney, luego encasillado en duro el resto de su carrera, le toca un amable papel de simpático bellezo ligón, hecho casi para Clark Gable. Los protagonistas de Hawks siempre son rebeldes. Y muy divertidos.
En definitiva una obra pionera muy recomendable para fans del gigantesco cineasta que desde siempre, incluso en sus principios, ha sido Howard Hawks.