La mejor película de Visconti y yo sin verla, ahora pienso ¿Cómo pudo suceder? Pero a la vez me digo, nunca es tarde para descubrir una joya. Es espectacular, impresionante, hay momentos en que ese neorrealismo te traspasa, como un afilado cuchillo, como una daga envenenada, penetra dentro de uno, de forma contundente, casi cruel. Hay otros instantes en los que te posee, se apodera de ti, te priva de la respiración. Intensa, pasional, de exquisita sensibilidad. De un calado y una profundidad apabullante, con fases del guión excelsas, de una magnitud pocas veces conseguida.
Y la pareja protagonista, el apuesto Delon, en un personaje ingenuo, bondadoso, inadaptado, que el actor trasmite de forma magnifica. Y la bellísima Annie Girardot, a pesar de la crudeza de su personaje, emana dulzura, implora ternura, reclama cariño, amparo, atención, están los dos soberbios, entre la serenidad de Rocco y la amargura de Nadia. Hay en esta película escenas durísimas, suceden cosas imposibles de perdonar, que te desbordan por completo. Por un lado transita un mundo sensible, donde los sentimientos están a flor de piel, y por otra parte acciones monstruosas, arrastrados por los instintos, la pasión, o los celos. Me ha conmocionado en muchas fases, me ha podido completamente.
Me ha agradado menos la excesiva afectación de Renato Salvatori como el brutal Simone. No es que su interpretación no sea buena, que seguramente lo es, pero me parece en ocasiones un tanto exagerada, como de teatro, donde hay que gesticular más, donde tienes que actuar para la primera fila pero también para la última. En el cine la cámara llega hasta el actor y el espectador le ve a través de esa cámara, tiene que ser lo más parecido posible a la realidad. Aunque hay que tener en cuenta que son italianos, y allí la gesticulación es algo natural. Esto junto con dos o tres evidentes fallos en el montaje, al menos en la copia que yo vi, le resta algún mérito al de todas formas esplendido resultado final.