Corazones y almas es ese cine de buenas intenciones, idealista, cuya principal finalidad es hacer pasar un rato ameno y agradable al espectador.
Le película bebe del éxito cosechado por Ghost y se apoya en su idea inicial para presentar un relato de cuatro almas vinculadas estrechamente a un niño, que vino al mundo cuando los dueños de esas almas dejaron el mundo de los vivos con cosas pendientes en sus vidas.
Es cine de entretenimiento desenfadado que intercala momentos cómicos con situaciones emotivas, dejando un buen sabor de boca al llegar a su desenlace. Presenta y desarrolla con claridad los personajes principales, sin grandes complejidades y centrándose en aspectos simples de su personalidad; ofrece un claro perfil del tipo de personas que fueron en el pasado.
El guionista apuesta por la sencillez de su relato y hace que las cuentas pendientes de las almas no sean demasiado profundas o complicadas. Teniendo en cuenta que hay que satisfacer a cuatro almas perdidas, tiene sentido, puesto que si sus problemas fueran demasiado complejos alargaría, en exceso, el metraje del relato. Las soluciones que se encuentran para los dilemas y problemas de las diferentes almas pecan de simples, infantiles e idealistas, pero se perdona por el rato agradable que hace pasar.
En el reparto podemos ver rostros conocidos del cine americano, destacando la aportación de Robert Downey Jr, que consigue recoger en su persona, la actitud y personalidad de sus cuatro amigos especiales. Cuenta con unos efectos especiales modestos a la par que convincentes, que le permiten al director ofrecer pequeñas situaciones novedosas, pero que no han aguantado bien el paso del tiempo. Los responsables de la película optan por darle un tono desenfadado al conjunto del relato, evitando caer en el dramatismo deprimente, gracias a las dosis de humor que introducen.
Cine pasajero, ameno, entretenido y entrañable, repleto de buenas intenciones, con el clásico final feliz que llena los corazones y las almas de los espectadores.