Básica, directa, sencilla, previsible, mediocre, desenfadada, aparatosa y bien intencionada coproducción televisiva en formato western familiar que juega con los tópicos habituales del género, ofreciendo un entretenimiento pasajero en el que hay espacio para robos, traiciones y ajustes de cuentas personales.

Puede que no sea una gran obra maestra, pero los responsables de la película, saben jugar sus cartas y despertar la atención y la simpatía de los espectadores, gracias al encanto y carisma de sus protagonistas.

Algunas situaciones de la trama y su desarrollo, se pueden antojar forzadas e insostenibles, pero se disfrutan asimilamos y aceptamos que nos encontramos ante una de esas historias con enfrentamientos armados que resultan tan épicos, como ridículos.

Los responsables de la producción optan por un tratamiento sereno de los tiempos y desarrollan paulatinamente una historia que peca de previsible, pero de la que se sacan diversas lecturas de interés sobre la justicia de los forajidos.

La justicia de los forajidos, queda como un previsible, insulso, entrañable y plausible intento de homenaje a un género que sigue vigente en nuestros días, el western.