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Intriga. Cine negro
Una cabeza humana pegada al volante de un coche. Este es el hilo del que empieza a tirar el taciturno escritor treintañero Hugo Vartán. Una misteriosa cadena de muertes y desapariciones tras las que se perderá, a modo de "Se ha escrito un crimen" en versión mumblecore, cual Dashiell Hammett postcrisis, compartiendo piso y viviendo a base de patatas, café y cigarrillos. (FILMAFFINITY)
23 de julio de 2016
20 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intenta arrancar y por momentos crea cierto interés, pero su amateurismo y pretenciosidad es grande, hay un querer y no poder a la hora de resolver, no se atan cabos . También hay un exceso de "anuncios de colonia" con pianito.
Resto en Spoiler.
Resto en Spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los personajes son correctos. No me desagrada el escritor como actor, pero el perfil es demasiado pimpín de primero de carrera, se nota que trasladan las experiencias estudiantiles (compartir piso, comer hidratos de carbono para ahorrar, no tener coche, etc.), le pasa un poco como a "Tesis" y a mí eso me resta credibilidad. Trasladarle cierta madurez e independencia no hubiera estado de más.
De la misma manera que tampoco es creíble el pimpín no se sienta atraído por la diosa con la que comparte piso. Una cosa es hacer escenas de cama gratuítas y otra cosa dotar de un perfil poliédrico y complejo al personaje, así tal cuál termina siendo de cartón piedra.
El desenlace es lamentable. Al final de todo al profe bueno le viene a la cabeza (se acuerda, se le ocurre, de sopetón) que el profe malo había estado experimentando con virus paleolíticos. ¿Se supone entonces que la empresa farmacéutica alemana ha estado haciendo una droga definitiva?
¿y se la manda al tal Hugo?, ¿para qué?, ¿hacerlo adicto?, ¿quitarlo de en medio?, ¿para que termine su libro?, ¿y qué pasa con la cabeza, estaban de colocón y se pusieron a jugar con cuchillos?, imposible entender nada.
De la misma manera que tampoco es creíble el pimpín no se sienta atraído por la diosa con la que comparte piso. Una cosa es hacer escenas de cama gratuítas y otra cosa dotar de un perfil poliédrico y complejo al personaje, así tal cuál termina siendo de cartón piedra.
El desenlace es lamentable. Al final de todo al profe bueno le viene a la cabeza (se acuerda, se le ocurre, de sopetón) que el profe malo había estado experimentando con virus paleolíticos. ¿Se supone entonces que la empresa farmacéutica alemana ha estado haciendo una droga definitiva?
¿y se la manda al tal Hugo?, ¿para qué?, ¿hacerlo adicto?, ¿quitarlo de en medio?, ¿para que termine su libro?, ¿y qué pasa con la cabeza, estaban de colocón y se pusieron a jugar con cuchillos?, imposible entender nada.