Siempre he considerado que el buen cinéfilo es aquel que ve de todo, sin importar la temática de la película, su nacionalidad o su mensaje. Eso es lo que hace especial a la obra de Oshima. Es evidente que no es el primer drama basado en los campos de prisioneros durante la II Guerra Mundial. Tenemos numerosos ejemplos, y además muy buenos, como “El puente sobre el río Kwai”, “La gran evasión” o “Traidor en el infierno”. Todas ellas son excelentes películas de una indiscutible calidad. Sin embargo, ninguna retrata como “Feliz navidad, Mr. Lawrence” el impacto y el choque de culturas tan diferentes como son la oriental y occidental. Eso es lo que hace especial a esta cinta, pues se basa mucho más en las relaciones humanas que pueden ir surgiendo en un marco tan trágico como la guerra.
No quiero entrar demasiado en los detalles de la trama, pues creo que cada uno debería paladearlos por sí mismo, solo diré que es una película muy interesante de ver ya que trata todo tipo de temas tanto des del punto de vista oriental y occidental. Temas como la amistad, el honor, la disciplina, la homosexualidad son tratados des de ambas perspectivas de forma totalmente abierta convirtiendo el film en único y necesario. Por si fuera poco, la película cuenta con una muy bella fotografía y banda sonora. Todos los actores cumplen muy bien, en especial Takeshi Kitano por su conmovedor y bello papel, que hace que lo mejor del film sean las conmovedoras conversaciones que mantiene con el personaje de Lawrence, interpretado por Tom Conti. Mención especial al crudo y realista final. Estamos ante una película que vale la pena visionar, el tema ya se ha tratado mucho antes, pero nunca de una forma como lo hace “Feliz navidad, Mr. Lawrence”, donde prefiere manifestar las relaciones y choques culturales que surgen entre los vencedores y los vencidos en un violento marco como son todos los conflictos bélicos sin que ningún tema sea tratado de forma “tabú”. No dejará a nadie indiferente.