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España España · Complutum
Voto de Pableras:
7
Thriller. Intriga David (Timothy Hutton), un escritor de ciencia-ficción, es invitado a una isla para dar una conferencia. Allí conoce a Silvia (Lucía Jiménez), una turista hispanoamericana. De repente, empiezan a producirse una serie de misteriosos suicidios. Sin embargo, existen indicios que permiten suponer que algo o alguien está induciendo a las víctimas a quitarse la vida. (FILMAFFINITY)
29 de enero de 2007
25 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel Monzón ya ha demostrado ser un tipo hábil, y que se desvía del prototípico cine español para ofrecer películas diferentes y frescas, pero, con ésta su tercera película, ha logrado su narración más sobria y madura, huyendo de los efectismos más tópicos del género y conduciendo al espectador a su antojo por sendas oscuras y absorbentes, poco predecibles y capaces de deparar sorpresas. Es decir, ha expuesto en su nueva película una serie de elementos que, en los tiempos que corren, no son moco de pavo.

Esta vez, ha reunido a un competente elenco de actores de aquí y de más allá de nuestras fronteras y los ha enfrentado a una historia difícil pero sencilla a un mismo tiempo, sin pretensiones de complejidad (pues asume su naturaleza de mera intriga), eso sí, dotada de gran inteligencia y sabio conocimiento de las claves del suspense. Logra de una bella y sorpresivamente inusual Lucía Jiménez y de un correctísimo Timothy Hutton una pareja con cierta química (aquella de las intrigas clásicas de amor contenido), pero realmente quien eclipsa es David Kelly, en un apabullante cambio de rol (aquí el tierno abuelo de Charlie no se intuye ni por el forro) para conformar un personaje inquietante y desquiciado, una suerte de doctor Frankenstein moderno sufridor de una grave psicopatía.

La idea que plantea la película, base y sustento de la trama, es turbadora y escalofriante, ficción pura y dura pero extraña y dolorosamente cercana a la realidad. Una mezcolanza perturbadora y atrayente, al fin y al cabo, que enriquece a la entretenida película.

Por otro lado, el ritmo de la propuesta es estupendo y la historia está narrada con pulso (aunque se eche en falto algo de nervio). El interés que suscita la premisa jamás decae, amenazado (sólo en apariencia) por diversos giros de guión bien manejados. Si a esto le sumamos una parte técnica meritoria (Mallorca luce bonita y la fotografía se preocupa de algo más que confeccionar simples postales turísticas) y una coherente música de la mano de Roque Baños, el resultado es prácticamente infalible. Eso sí. El clímax final en la cueva podría haber sido más terrible, más aterrador, más potente, más opresivo… en definitiva, más aprovechado. Y, quizá, como apunte personal, hubiera preferido una razón menos mecánica a los extraños suicidios. Pero, insisto, tal y como está, es inquietante y turbador el resultado, y otra cosa sólo hace imaginar un film distinto que no se sabe si existirá algún día.

Se percibe elegancia en sus imágenes y en su acabado formal, y algunas escenas logran abrazar lo que se denomina buen cine, el que es capaz de remover sensaciones en el espectador. Aquí hay un estupendo entretenimiento capaz de ahogar la respiración, emocionante, vivo y bien hecho, para disfrutar (con o sin palomitas).
Pableras
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