Pensaba que Fritz Lang fue el único en dividirla en dos partes para evitar que una historia tan parecida siempre se alargara en exceso en una única película. Sin embargo, según leo en Filmaffinity, parece ser un intento por perfeccionar otra versión muda con guión del propio Lang y otra ya sonora de 1938.
Pero, si nos ceñimos estrictamente a esta continuación de 1959 (que puede entender también quien no haya visto "El tigre de Esnapur" porque al comienzo se resume ésta), su inicio es bastante previsible a lo que esperábamos tras el fin de la primera parte. Quizá la sorpresa está en la mayor relevancia que adquieren Walter e Irene, en detrimento de Sheeta y sobre todo de Harald.
Es precisamente a partir de una escena protagonizada por éste donde la película crece en interés y ritmo (ver spoiler).
Eso sí, no deja de resultar curioso ver caracterizados a actores alemanes como indios.
Mi nota: 6,6