Cuando leí que en el reparto de "Argo" figuraba John Goodman, pensé: ¿Qué hace este tío fuera de una comedia? Pero al ver los títulos de crédito con las imágenes de los personajes reales de esta historia casi increíble, lo comprendí. Es igualito que John Chambers, el premiado maquillador de cine. Sin embargo, éste no es el único logro con el casting de "Argo". El equipo de caracterización consiguió que cada uno de los actores fuera físicamente muy parecido a los protagonistas verídicos. Claro que eso no bastaría para concederle un 9, y ahí es donde el amigo Ben Affleck tiene su parte de mérito. Porque Affleck acalla a sus detractores actuando correctamente y dirigiendo con vigor una brillante trama desclasificada por los servicios secretos estadounidenses, elevada a unos niveles altísimos de tensión.
Para que el espectador sea capaz de hacerse a la idea del infierno por el que tuvieron que pasar los seis objetivos del rescate, el cineasta no para de enviar señales inequívocas de que el tiempo se agota y de que los perseguidores no son nada ingenuos (ver spoiler). Además, alguna de esa información llega a sembrar la duda de si los iraníes saben más de lo que la película nos está contando. Y todo ello enmarcado en un contexto muy bien narrado, mejor explicado en cuanto a sus causas por el odio de Jomeini a E.E.U.U al dar asilo a su enemigo más acérrimo, e incluso permitiéndose la licencia de criticar a la propia industria hollywoodiense. ¿Sería una indirecta contra los que le dieron tantos palos? Juzgad vosotros mismos, pero yo diría que sí.
En cuanto a la tapadera inventada, ¿qué mejor que homenajear a "La guerra de las galaxias", ciertamente rodada tres años antes en Túnez y conocida en todo el globo terráqueo? Cualquier país creería que otro taquillazo como aquél le reportaría pingües beneficios.