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Voto de Luis Miguel:
7
Comedia Como miles de neoyorkinos, Richard Sherman (Tom Ewell) se ha quedado trabajando en agosto mientras su mujer e hijos disfrutan de unas gratas vacaciones en la playa. Siguiendo las recomendaciones de su esposa, está dispuesto a dejar de fumar, de beber, a acostarse pronto y sobre todo a no echar una cana al aire. Pero la tentación aparece cuando conoce a una despampanante vecina (Marilyn Monroe), tan sexy como ingenua. (FILMAFFINITY)
2 de agosto de 2009
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta frase incluida en la letra de una canción de Los Rodríguez es muy apropiada para "La tentación vive arriba". ¿Por qué? Muy sencillo. La película está protagonizada por un "Rodríguez" norteamericano, en una época de muchísimo calor veraniego y la receta la pone, cómo no, Marilyn. Ciertamente supone una alegría para la vista contemplar a esta sex-symbol en color, pero si tu cerebro sólo es capaz de fijarse en el cuerpo de la Monroe, "La tentación vive arriba" no es tu película y deberás buscar algo menos intelectual.
Como siempre Billy Wilder va más allá de las apariencias y nos ofrece, en tono de comedia, una disección perfecta de la psicología masculina y del engaño femenino. La primera, en cuanto a la involuntaria transformación que sufre un hombre cuando se encuentra con una chica bombón, sus previsibles fantasías sexuales - sólo faltaba la doncella en los arquetipos que se nos presenta, pero al pertenecer a la clase media no podía permitirse una - y sus paranoias de culpabilidad sin ni siquiera haber echado una "canita al aire"; la segunda, en lo que se refiere a la explosividad de Marilyn en comparación con su intelecto (atención a la escena de ambos sentados al piano y su diálogo sobre Rachmaninov, absolutamente genial).
Posiblemente "La tentación vive arriba" no es tan ingeniosa en frases como otros trabajos de este director, pero éste suple esa carencia con habilidad a través de otros recursos. Al principio se hacen algo pesados los pensamientos en voz alta del protagonista y el final pierde enteros con respecto al resto de la película. Por ello debemos verla como una comedia menor de Wilder, y aun así merece la pena. Por muchas razones, aunque haya pasado a la historia del cine por mostrar las interminables y bonitas piernas de Marilyn mientras el aire del metro asciende por el respiradero levantando su falda en la calle.
Ah, y yo todavía diría más sobre el primer movimiento del Concierto para piano y orquesta nº 2 de Rachmaninov: No es romántico, sino pasional con esa fuerza arrebatadora.
Mi nota: 7,3
Luis Miguel
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