Cuando acaban de llegar al escondrijo en el bosque, un tío grande le pega un puñetazo al prota, y empieza la pelea. Bueno, los sonidos de puñetazos cutres esos hechos con la boca pasen, pase también la coreografía demasiado teatral e insulsa. ¿Pero por qué el círculo de neonazis que hay alrededor de repente se queda callado y triste? Se están pegando una paliza, son unos asesinos, unos antisociales que se pasan el día pensando en odiar y en pisotear cabezas ¿por qué se ponen tiernos cual ositos de peluche cuando el prota le parte la cara al cachitas?
Cuando están practicando el tiro al blanco hay tantas imprecisiones que me dan ganas de abofetear a alguien, pero lo peor es que el tío ese haga explotar la cabeza de una de las dianas con un solo disparo. Hasta entonces, sus disparos hacían sólo agujeros de bala ¿por qué de repente sus balas explotan?
Sabotean la sinagoga para poner la bomba, bien, pero lo destrozan todo primero. ¿Qué clase de inútil destrozaría el mismo sitio donde quiere poner una bomba? Aunque seas un gorila imbécil, sabes que, si lo que quieres es matar gente, no alterarás el escenario para evitar que sospechen y para poder llevarte por delante a tantos como sea posible. Si no, corres el riesgo de llamar la atención, de hacer que la gente se vaya y matar a otros que no sean objetivo (policía, por ejemplo).
La relación que tiene con la chica esa no despierta más que vergüenza ajena.
Las dramatizaciones de la historia del niño pinchado en la bayoneta no sólo son una simple y llana mierda en términos técnicos, sino que sobran completamente y no aportan absolutamente nada.
Basta, me está dando acidez de estómago.