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Voto de Joan Ramirez:
8
Drama Inspirada en la novela homónima de E. Zola. El maquinista de tren Lantier (Jean Gabin) es un hombre solitario marcado por el estigma hereditario de la locura. No puede reprimir su misoginia y su trato con las mujeres es muy violento. Solo es feliz mientras conduce su locomotora que cubre el trayecto desde El Havre hasta París. Comete un gran error al enamorarse de Sévérine (Simone Simon), que lo que busca es inducirlo a matar a su marido. (FILMAFFINITY) [+]
4 de agosto de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oficio: porque mientras la veía, en mi profano lenguaje de aficionado, repetía en mi interior "coño, que bien explicada está esta película". Luego le di la vuelta a la carátula del DVD y dí con los términos exactos: solvencia narrativa.

Escuela: porque Renoir se casa con el Naturalismo, sin ambages, dualidades ni titubeos: determinismo genético, el peso de las lacras sociales (en aquellos tiempos se tenía más claro que ahora que el alcoholísmo lo es), la injusticia ejercida por los poderosos... Debo añadir que el homenaje inicial a Émile Zola (escritor en cuya novela se basa esta película) ha sido para mí lo nunca visto. Se trata de un sincero y directo reconocimiento por la figura del escritor. ¡Claro que sí, por qué no! Esto ya lo decía Kurosawa: la exposición clara y sencilla de un sentimiento sincero siempre causa un efecto en el espectador. Renoir, si te gusta Zola, me gusta que te guste.

Y talento: porque Jean Gabin y la Simon están que se salen. Porque Gabin es el corazón explosivo de la locomotora que conduce y también el galán masculino y amable. La locura y el afán de cordura. El sufrimiento y la derrota. Simone Simon me da la sensación que le debe un pelín en su interpretación a los modos del cine mudo, pero hay un momento en que está sencillamente arrolladora: cuando justo antes de besar al maquinista se separa un segundo de sus labios y muerde el aire. Arrebatadora. Y ya digo, al menos para mi, de nuevo lo nunca visto.

En resumen: se hace entretenida, es imprescindible para ir aprendiendo sobre el CINE en general, y ayuda a valorar la actual comodidad de los trenes que no vomitan carbonilla en nuestras córneas.
Joan Ramirez
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