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Voto de Joan Ramirez:
3
Bélico Año 1942, en plena Segunda Guerra Mundial en la Isla de Guadalcanal, en el Pacífico. Un grupo de hombres de la compañía de fusileros del ejército americano "C de Charlie" combate contra el ejército japonés por la conquista de una estratégica colina. Este grupo forma parte de las tropas enviadas para relevar a las unidades de infantería de la Marina, agotadas por el combate. (FILMAFFINITY)
24 de marzo de 2011
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película se acaba haciendo cansina, y el escaso registro interpretativo de Jim Caviezel, todavía más. Acaba por aburrir porque insiste demasiado en los mismos aspectos, como por ejemplo el temor de los soldados en el frente. También abusa de los flashbacks tipo “videoclip” supuestamente muy estéticos. Y, lo peor, es que en todo momento se percibe un esfuerzo por perseguir un tono poético que, a mi juicio, no se consigue ni de lejos.

Por otra parte, no queda claro si hay un protagonista individual, si es colectivo, o si son varios. Esto incide en que no se profundice en ninguna línea argumental y todas acaben sabiendo a comida de régimen.

Como he dicho antes, el film resulta muy reiterativo en su afán de narrar el miedo que sienten los soldados en el frente. Seguramente resulta un planteamiento bastante realista. Ahora bien, como característica humana, es más notable y significativa nuestra capacidad de adaptación a todo tipo de situaciones que el constante canguelo y falta de arrestos de estos soldados. Quiero decir que, efectivamente, se puede estar muy asustado durante el trayecto de la lancha que te lleva a un desembarco sangriento, pero cuando silban las balas a tu alrededor, explotan las bombas, tus compañeros caen y el enemigo está enfrente, se trata de matar, morir o huir. Un estrés tan elevado conduce a las actitudes que he acabo de narrar o, en el peor de los casos, a una suerte de paralización, pero difícilmente lleva a ponerse ñoño pensado en las tetas de nuestra novia o en lo cruel de mundo y sus extraños designios. De modo que yo hubiera preferido una mayor incidencia en nuestra (a veces atroz) capacidad de adaptación en vez de tanto miedo. Al fin y al cabo, es en lo que más ha destacado nuestra especie.

Hablando de especies, reconozco, no obstante, que el film ha logrado transmitirme con nitidez la idea de que mientras nosotros guerreamos sin sentido hay una fuerza mayor a nosotros mismos, quizás la misma naturaleza, representada en su flora y fauna, que sigue a su ritmo ignorándonos hasta donde puede pese a nuestras aceleradas locuras.

Mi conclusión es que Terrence Malick podría dedicarse a los documentales sobre la naturaleza salvaje y las diversas tribus de este mundo. Se le daría mejor que la ficción bélica.
Joan Ramirez
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