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Voto de Joan Ramirez:
4
Aventuras. Drama. Fantástico. Intriga París, años 30. Hugo (Asa Butterfield) es un niño huérfano, relojero y ladrón que vive entre los muros de una ajetreada estación de trenes parisina. Nadie sabe de su existencia hasta que le descubre una excéntrica niña (Chloë Moretz) junto a la que vivirá una increíble aventura... (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salgo del cine pensando que Hugo Cabret es la extraña fusión de Oliver Twist con McGyver. También que al parecido entre Freddy Mercury y Sasha Baron Cohen se ha sumado el inspector Clouseau para parir al guardia de la estación. Ufff… estas mezclas no me sientan bien.

Es bastante probable que el nivel moral de una sociedad venga establecido por cómo trata a sus niños. En ese sentido, aterra un poco mirar a nuestro alrededor y ver a los obesos tiranos que estamos criando en la soledad de sus videojuegos y Bollycaos. Por tanto, si coges a un niño jodido, en una época jodida, critícame ese mundo como hizo Charles Dickens, pero no me pintes un París marcado por la “joie de vivre” (aunque nieve y haga frío) y la muy próspera fuerza del vapor. De no ser así, te sale un Hugo Cabret subyugado por la piedad filial, un Petete del Mecano, un personaje tan soso e inverosímil como el niño actor que lo interpreta. No sé amigos… igual lo veo así porque soy de principios de los setenta y me crié en la estupefacta admiración por los cojones de Marco y su mono Amedio.

Como ya han dicho tantos otros críticos, a mí tampoco me parece que el guión de “La invención de Hugo” funcione. La fusión del homenaje a Méliès con la historia del niño cerrajero (también, también…) que reparaba un autómata en la nostalgia de su achicharrado padre, es demasiado osada. Son dos historias que, lejos de complementarse, se menoscaban. Así pues, me parece que la ambición le ha vuelto a jugar una mala pasada a Scorsese como ya le pasara, desde mi punto de vista, con “El Aviador” (2004), cuando la vida de Howard Hughes se le quedó en una colección de postales.

Me sabe mal porque es indiscutible que Martin Scorsese es uno de los grandes. El hombre se hace mayor y lleva un tiempo homenajeando lo que le gusta, lo que le ha marcado: que si los Rolling Stones, Howard Hughes, Méliès… y próximamente Frank Sinatra (si no me equivoco), en un biopic que tiene proyectado. Pues muy bien, pero que se busque mejores guionistas, por favor.

Un último apunte para los efectos especiales que tanto celebran algunos. Pueden ser muy “bonitos”, pero donde no hay luz natural, no hay magia, así lo siento yo. En la época en que se sitúa esta película, André Kertész andaba fotografiando París con el corazón en la mano. Escribid su nombre en el buscador de imágenes de Google y os mostrará al verdadero Hugo Cabret protegiendo un perrito con su chaqueta. Frente a la vida, echemos al apócrifo autómata al olvido.
Joan Ramirez
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